Tr3s Palabras, cultivadores de la nueva música fusión cubana



Tr3s Palabras es un conjunto dirigido por el baterista, guitarrista, cantante y compositor Emilio Veitía que ha pegado en breve tiempo entre el público underground habanero. Varios músicos han formado parte de esta agrupación desde su fundación en abril del 2009. Dueños de una efusiva expresividad escénica, fuerza vocal y temas musicales que van desde un cover de Michael Jackson, la vieja trova santiaguera, boleros clásicos y nuevas composiciones que rondan el pop rock cubano. Canciones todas muy bien concebidas en cuanto a letra y arreglos musicales que revelan un poder expresivo a lo cubano sin descuidar la sensualidad escénica en cada presentación.

La alineación actual de Tr3s Palabras está compuesta por Emilio Veitía, Annaloys Mahy en el piano, Fernando Hernández en el bajo y Juan Carlos Otero en la batería.

Emilio Veitía, de 37 años de edad, y su banda ensayan todos los martes en una vieja casa de la calle Soledad, en Centro Habana. Las paredes del recinto están cubiertas por fotos de una de las más importantes cineastas cubanas de todos los tiempos, Sara Gómez, quien la habitó por muchos años antes de su prematuro fallecimiento.

Tr3s Palabras cuenta con escaso apoyo de las instituciones culturales, no tienen lugar donde presentarse habitualmente, ni peña, ni Casa de la Cultura, solo realizan ensayos y conciertos esporádicos aquí y allá, donde se pueda, como los que ofrecerán el 14 y 28 de febrero a las nueve y media de la noche en el Club Nocturno Barbaran Pepito´s Bar.

Después de participar en uno de sus ensayos, Emilio Veitía accede gentilmente a contarme su historia a Palamúsica Underground. Empieza contándome de sus inicios musicales: “En mi familia nadie es músico, aunque casi todos poseen un bagaje cultural amplio. Mi madre es economista pero tiene un vasto nivel cultural. Desde chiquito me enseñaron el amor a la música, desde niño cantaba. Mi hermana se casó con Fidel García quien en esos momentos era el líder del grupo Síntesis, lo cual me abrió las puertas de la música en serio. Yo tenía ocho años e iba a los conciertos de Síntesis, donde pude constatar la realidad de la vida del músico. Me acuerdo que eran una constelación de estrellas, estaba Lucia Huergo, fue un momento muy bueno del grupo. Aprendí como era un ensayo, el trabajo en general y me gustó. Fidel me incitó a que hiciera las pruebas de la escuela de música del Vedado. Saqué 100 puntos en la prueba, pero no entré. Eso no me desanimó, seguí escuchando mucha música y cuando tenía 12 ó 13 años, comencé a oír mucho rock and roll. Allí encontré eso que todo adolescente quiere: libertad. Me enamoré de grupos tales como Iron Maiden, The Beatles y Led Zeppelin que me impactó mucho su canción “Black Dog”. Eso me cambió la vida, a partir de ahí todo fue diferente. Todavía no tocaba ningún instrumento, pero viendo a los bateristas de rock me apasioné con ese instrumento.

La batería es muy fuerte, muy grande, muy llamativa. Comencé a imitar a los famosos y cuando me vine a dar cuenta ya estaba tocando batería. En ese tiempo me hice buzo instructor y creí que mi vida iba ser solamente bucear.

De repente no trabajé más de buzo y a los 19 años decidí dedicarme por entero a la música. Frente a mi casa vivía un señor ya fallecido, Alberto Cortes, todos le decíamos “papi”, (tío del jazzista Roberto Fonseca), que fue mi primer profesor de batería. Fue un excelente maestro, me enseñó la técnica, a leer partituras, el comportamiento que debe tener un baterista, la agilidad, el estar siempre en la que se cae, a nunca estar entretenido, a estar siempre alerta sonoramente. Todo eso se lo agradezco infinitamente.

Posteriormente estudié con Leoginaldo Pimentel que vive ahora en España y que fue baterista de muchas bandas, con solamente 17 años de edad integró el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Era un gran músico, tenía mucha chispa, tocaba piano y cantaba muy bien, le gustaba mucho Chicago e imitaba a Peter Cetera.

Leoginaldo me enseñó el oficio, que tenía que dominar varios géneros, me preparó bien. Recibía clases una vez a la semana pero aprendí mucho, me di cuenta que tenía que ampliar mi gusto musical. Aprendí a valorar la música tradicional cubana, los boleros de victrola, el trío Matamoros, toda esa gama de música cubana que es enorme, me empecé a fijar en los arreglos, ya tenía más inquietudes.

Después de esto integré Superávit, mi primer grupo. Allí aprendí muchísimo, conocí lo que es un cantautor. A partir de ahí colaboré con bandas como Perfume de Mujer y otras más que no recuerdo. Eran muchos grupos buenos, había muchos músicos buenos moviéndose en la Habana en los años 90, en la escena underground, con todo ese trabajo que se pasaba. Seguidamente entré en Afrocuba, un grupo donde empecé a entrenarme más como baterista, me perfeccioné en el jazz, me convertí en un baterista multifacético. Comencé a ir a todos los casting que se hicieran, para coger picardía de músico, en los castings no siempre escogen al mejor, sino el que mejor luzca en ese momento.

En Afrocuba me enfrenté a la timba cubana, a la música de concierto, todos los ritmos, 6 por 8, esa sonoridad afrocubana. Allí había un elenco espectacular de músicos. Un repertorio de más de 40 temas con arreglos increíbles. Aprendí a tocar timba cubana gracias al director de la banda en ese momento, Mario Luis Pino.

Afrocuba se disolvió y por tanto me integré al grupo de David Blanco. Él todavía no era famoso y me di cuenta que se iba a pegar. Me gustó mucho la dinámica del grupo. Estuve 9 años muy buenos con él.

Tras la última gira nacional que hice con David, yo ya estaba componiendo mis temas con la guitarra y en lo mismo estaban Yainy Carel Lay, percusionista graduada del Instituto Superior de Arte, y Marielia Ribas en el bajo. Todos componíamos y decidimos hacer un proyecto que trajo la separación con David, y que le pusimos Tr3s Palabras porque éramos 3 componentes, 3 compositores multi-instrumentistas. Nos cambiamos de instrumentos, tocábamos todo según la necesidad interpretativa de la canción. Fue un proceso muy difícil, pero muy creativo. Todos los comienzos son muy difíciles pero fue fantástico. Hicimos varios demos artesanales y diversos programas de televisión. Nuestras grabaciones fueron con recursos propios, con la ayuda de muchos amigos, alguien que nos prestaba una interface, un instrumento, un micrófono. Grabando en la casa. Pero es muy difícil cotejar 3 figuras en un mismo lugar, nuestras líneas creativas se iban separando y las dos muchachas decidieron tomar su propio camino.

Así que de esa manera me encuentro con la pianista Annaloys Mahy, que es una artista increíble, enseguida hicimos empatía. Comenzamos a trabajar junto a otros músicos amigos. En este tiempo grabé un demo titulado Así No Más, que se lo envié a la disquera BisMusic que finalmente lo aprobó.

Pero te cuento, anteriormente yo le había enviado varias canciones compuestas por mí, Yainy y Marielia, y del cual nunca recibí respuesta. Pasó un año o algo así hasta que me llamaron, pero me plantearon que el proyecto Tr3s Palabras no les interesaba como lo tenía planteado con las dos muchachas. Les interesaba yo como cantautor, de todas formas ya ellas no formaban parte de Tr3s Palabras. Les presenté una maqueta y se quedaron estos 11 temas.

El disco Así No Más, es hecho en casa, no fuimos a ningún estudio a grabarlo. Aquí en esta casa de la calle Soledad grabamos los pianos, los bajos y las trompetas. Las baterías las grabamos en mi casa en el Cerro, que es una casa de madera, aprovechamos su acústica y el puntal alto. Por eso el disco tiene ese sonido tan peculiar, difícil de encontrar en Cuba.

No me considero un trovador, no estoy cómodo yendo a los lugares con una guitarra, me siento mejor acompañado por mi banda. Me gusta más el término cantautor. Todo lo que me pasa en la vida cotidiana me motiva a componer, en mi disco están reunidos los temas que nosotros pensamos que iban a lograr juntos una buena producción musical. Eso es muy complejo, a la hora de escoger los temas de un disco no puedes ser sentimental en ese sentido, tienes que escuchar e incluir temas que te hayan quedado muy bien aunque no tengan que ver con la idea previa que tenías. De todas formas habrá otro disco. Los temas son míos, seguirán ahí. El feeling, el bolero cubano, tiene que ver mucho con mi música, con mi composición. Tengo influencia de muchos géneros. Frank Domínguez, Marta Valdés, influyen en mi composición.

Mi disco es simplemente de canciones. En los años 80 en Cuba la canción se consideraba un género musical, había compositores como Vicente Rojas y José Valladares por ejemplo, que influyeron mucho en mí. Esos Festivales Guzmán también los recuerdo con cariño. Aunque era niño atendía mucho e intérpretes como Mirtha Medina y Annia Linares me marcaron. Tantos que hubo en Cuba. Irakere es una parte importante en mi música. Los festivales de jazz fueron definitorios para mí. Mi hermano me llevaba a los festivales de Varadero y allí conocí a mucha gente de cerca. Después recibí el rock argentino con Fito Paez y Charly García, que tienen un discurso muy novedoso, muy afín a mí. Eso es lo que yo hago. No sé, en algunas ocasiones interpreto como un tango rock. Aunque me gusta respetar que cuando se escuche mi música se sepa que es cubana. Tiene sus matices pero es cubana. Mantengo mi discurso, nadie puede imponerme nada. Yo prefiero grabar donde me sienta cómodo, donde mi música vibre de verdad, porque a veces los grandes estudios son muy fríos sonoramente, tienes que hacer un esfuerzo grande junto al productor para lograr lo que te propusiste. Por eso mi disco suena tan natural, como tocado en la sala de tu casa, de hecho se hizo casi totalmente en la sala de esta casa.

Para promover nuestro demo grabamos un video autofinanciad, mi suegro me dio el dinero, del tema “Asi no más” que le da nombre al disco. Las escenas del video se hicieron en mi casa en el Cerro, muy experimental y fue dirigido por Henry García, nosotros mismos lo colgamos en YouTube.

Los espacios donde presentarnos están bien difíciles de lograr, ese es un tema deficiente en la Cuba de hoy. El funcionamiento nocturno de la Habana es casi nulo, me imagino que el resto del país también, creo que es evidente por la crisis económica. También los lugares no se han acabado de definir realmente, no se han personalizado según los géneros musicales. Solo los centros de ARTEX, como son el Barbaran, el Submarino Amarillo, el Bertolt Brecht y el Sauce. Que son centros que más menos ya tienen su discurso, pero cambian de gerente continuamente y eso hace que no se siga una línea exacta de producción musical y dirección artística de los lugares.

Nadie tiene lugares fijos, muy poca gente los tiene. Ahora nosotros estamos preparando repertorio nuevo para empezar a trabajar pero económicamente es complejo”.

Emilio Veitía hace un alto en su historia para darle la palabra a Annaloys Mahy pianista y parte importante de Tr3s Palabras, quien motivada por las revelaciones de Veitía, decide contarnos: “Soy santiaguera y llegar a La Habana fue para mí un salto grande y brusco, porque evidentemente esto aquí es otro mundo, otra historia. Esto fue comenzar de cero para mí. Aquí nadie me conocía como músico. Necesitaba darme a conocer. Comencé poco a poco y tuve la dicha que una amistad en común con Isis Flores me facilitó el conocer a Emilio Veitía. Yo acaba de llegar a la Habana y él necesitaba presentarse en un programa de televisión, en Cuerda Viva y así nos conocimos. Esto fue una gran oportunidad para mí. El confió plenamente en mí desde que nos sentamos a conversar y a trabajar. Me enamoré de su idea de Tr3s Palabras, de lo que quería lograr. No lo pensé mucho, le dije que sí. Conocí al equipo completo. Me sentí muy a gusto y por ahí empezamos a trabajar.

Esta es la posibilidad de un comienzo, me siento confiada de nuestros logros y de un futuro promisorio para nosotros. No me siento fuera de este ámbito musical. La Habana es muy convulsa, muy rápida, pero ahí estoy batallando, me siento insertada perfectamente en Tr3s Palabras.

Todo el trabajo en las grabaciones llevó mucho cuidado, mucha preparación. Si tú quieres que tu trabajo tenga buenos resultados, no importa con quien lo hagas. Hay que darlo todo, y este proyecto me motivó. Es una gran responsabilidad. Él me dio sus ideas, yo aporté las mías. Emilio me da libertad creativa. Siento que Tr3s Palabras ya tiene algo de mí, mi granito de arena. Me siento activa, me siento integrada completamente, Emilio me ha dado un lugar que se lo agradezco infinitamente. Al final cuenta conmigo para muchísimas cosas y me interesa ocupar ese lugar que él cariñosamente me ha ofrecido”.

Se nos acaba el tiempo y ellos tienen que regresar a ensayar, así que me despido terminando este mágico encuentro con lo nuevo dentro de la música cubana.

El sencillo nombre de esta agrupación Tr3s Palabras, de estos cultivadores del bolero-pop, bien pudiera traducirse en talento, creatividad y amor, y no me queda más que desearle: “Que la salud y la buena suerte siempre los acompañen y los hagan trascender para la posteridad”.

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