Remembranza beatleniana de un trovador



Frank Muñoz es uno de los tantos cubanos que en su juventud sufrió la incomprensión, censura, maltrato y discriminación debido a su gusto musical. Este trovador es un ferviente admirador del rock anglosajón, principalmente de la música de los Beatles.

Desde niño persiguió todo lo relativo a los chicos de Liverpool. En su barrio, hogar y en su escuela, nunca fue bien vista esta admiración desmedida por ellos. Tuvo que esconderse y tener un círculo cerrado de amistades para poder dar rienda suelta a su pasión. Poco a poco las cosas fueron cambiando y Frank se propuso no solamente ser un entusiasta pasivo, sino aprender varios instrumentos y cantar para cultivar la música de sus ídolos.

Después de mucho indagar por él, buscar sus contactos entre amigos comunes, logré dar con él y una mañana en la sala de su casa, le contó su historia a Palamúsica Underground:

“Mi nombre es Francisco Alexander Muñoz González, pero todo el mundo me conoce como Frank Muñoz. Nací en Guanabacoa pero me crie en Alamar. Tengo 41 años y soy fanático de los Beatles. Siempre quise ser de una generación anterior para haberlos conocido mejor. Crecí escuchando la radio, hoy en día no lo hago porque está demasiado saturada de reggaetón y de timba. Es como si nos impusieran la música que debemos escuchar. En mi juventud la Nueva Trova no se escuchaba mucho, estaba medio prohibida, solamente ponían a Silvio Rodríguez cuando había alguna actividad cultural importante. En mi barrio varios de mis amigos tenían familiares que eran marineros o eran diplomáticos y les traían discos del extranjero que yo podía escuchar. En la radio te ponían una o dos canciones de los Beatles, de una manera underground, no como dice actualmente el Guille Vilar. Muy esporádicamente la ponían, pero a mí se me pegó. Mis influencias musicales provienen de Lennon y McCartney, Bee Gees, Blondie, Daryl Hall y John Oates, Juan y Junior, y Los Bravos, todo eso de la Década Prodigiosa. En la secundaria comencé a escuchar a Led Zeppelin, Black Sabbath y Deep Purple, ya tenía conciencia de lo que era el rock y de dónde provenía. Me hice un friqui furibundo. Ya yo cantaba en las actividades culturales de la escuela aunque no sabía tocar ningún instrumento. Las cosas en inglés por supuesto no te las dejaban cantar. Un vecino me enseñó los signos fonéticos y me hice de un diccionario Webster’s College y así empecé a cantar en ese idioma. En la secundaria nos daban ruso, pero al yo escuchar la música anglosajona comencé a estudiar inglés por mi cuenta. En esa época me di cuenta que yo me iba por las segundas o terceras voces, es decir me interesaba no solamente la voz prima de un grupo sino las otras voces, los coros, etc. Así que en muchas ocasiones acompañé a trovadores, a los muchachos que tocaban guitarra y que yo les hacía la segunda voz.

Me bequé tres años en un pre universitario en Güira de Melena, allí para matar el tiempo seguí en la música, pero esta vez lidiando con el rock argentino, Fito Páez, Charly García y canciones de la trova latinoamericana. Yo quería tocar guitarra, mi mamá me dio 70 pesos y me compré una, eso fue por el año 1987, fui con mi papá a la Plaza de la Catedral y encontré una que me convenía. Un amigo de la escuela que ya tocaba me enseñó los acordes esenciales. Así empecé a montar canciones románticas por mi cuenta con el objetivo de conquistar a las muchachitas. Aunque también quería formar un grupo. Por esa época me empezaron a decir, El Beatles. También hice las pruebas del conservatorio Caturla y aprobé en guitarra. Pero no pude empezar a estudiar porque me cogió el Servicio Militar Obligatorio. Alcancé la orden 18 para entrar a la Universidad pero no me interesó. Un compañero mío del Servicio me presentó a Eddy Escobar, otro beatleniano empedernido muy importante en mi vida. Volví a hacer las pruebas del conservatorio y aprobé pero en esos días había comenzado a trabajar y el horario me coincidía con las clases, así que como tenía que ganarme la vida de alguna forma, nuevamente deje a un lado los estudios musicales. Eso fue por el año 91, ya estábamos en el Período Especial y yo tenía muchas necesidades económicas, hice de todo para sobrevivir. Otra vez se frustraron mis aspiraciones de entrar a un conservatorio. Aunque empíricamente continúe con la guitarra y aprendí a tocar bajo.

Al escritor Ernesto Juan Castellanos lo conocí cuando yo trabajaba en el Ministerio de Salud Pública como inspector de la Campaña contra el mosquito Aedes Aegypti en el barrio Bahía, de la Habana del Este. Una mañana entré al apartamento de sus padres, donde él vivía por ese tiempo. El padre me abrió la puerta y cuando vi la pared de la sala cubierta de cuadros de los Beatles, me emocioné muchísimo. Le pregunté al hombre y él me respondió que eran de su hijo que estaba loco. Eso mismo me dijo. Le pregunté si su hijo por casualidad no vendía alguno de esos cuadros. Ernesto estaba en su cuarto y el padre lo llamó para que lo conociera. Él tenía muchísimas cosas de los Beatles, me parecía que estaba en el paraíso. Que felicidad para mí pues había encontrado a otro loco como yo. Él me invitó un día a que fuera a su casa con la guitarra. Empezamos a descargar entre los dos. Ahí me dice: “compadre tú eres el John Lennon cubano”. Le dije: “que va Ernesto yo te voy a presentar al Lennon de verdad.” Me refería a Eddy Escobar, con quien ya yo venía trabajando desde hacía un tiempo en peñas, actividades, fiestas particulares, etc. Tocábamos no solamente música de los Beatles, nosotros hacíamos de todo, boleros, funk, trova, música cubana popular, pero nuestra pasión era la música británica.

Entonces Ernesto Juan nos invitó a todas las actividades que él organizaba, fueran institucionales o particulares, a todas. Gracias a Ernesto llegamos al primer Coloquio de los Beatles celebrado en octubre de 1996. Tocamos entre conferencias y en los descansos. Allí conocimos a muchas personalidades de la cultura cubana, Eduardo del Llano, Yoss, Molina, Humberto Manduley, Guille Vilar, Yolanda Valdés la Presidenta del Club de Fans de los Beatles en Cuba, Fidelito uno de los cantantes del grupo Síntesis, a todos los enamorados de los Beatles.

Fueron 3 días y en una de nuestras presentaciones vimos a Adrián Lelyen, sentado allí con una guitarra y que movía los labios al compás de nuestras canciones. La noche final del Coloquio se celebraría un concierto, donde estaban muchas agrupaciones, entre ellas Síntesis, así que hablamos con Adrián para que se nos sumara en esa presentación, por supuesto con nuestro seño característico, la armonía vocal. No teníamos ni nombre, ensayamos cinco canciones allí mismo, en un banquito y nos presentamos en el Pabellón Cuba.

El calificativo del trío se basó en las iníciales de nuestros nombres y así nació EFA. Causamos muy buena impresión. Imagínate cuando cantábamos “I’m The Walrus”, todos esos efectos de las trompetas, de los violines los hacía yo con la boca. Hasta una periodista norteamericana nos grabó, que pensaba que estábamos doblando pero cuando descubrió que era en vivo nos dio por locos.

En el Tercer Coloquio de los Beatles, vinieron los Quarrymen y tocaron en el teatro América. Una selección de bandas cubanas se presentó también, entre ellas el trío EFA. Los coloquios fueron nuestra mejor época. Éramos invitados a un sinnúmero de actividades, tocábamos en todas las galerías de artes habidas y por haber. Nuestro repertorio era casi totalmente de los Beatles. Yolanda nos hizo miembros activos de su club de fans. Nos presentamos regularmente en el Balneario Universitario pero por problemas ideológicos de algunos miembros, el club se tuvo que mudar de allí. Estuvimos en el Karabalí, en el Parque Almendares, en varios lugares. También allí tocaron los Kents y los Taxon.

La estatua de John Lennon se develó en diciembre del año 2000, y el trío EFA fue invitado al concierto homenaje. Se hizo una reunión en el teatro Amadeo Roldán y se apareció Gerardo Alfonso que quería cantar algunas canciones. Entonces el Guille Vilar le dijo que hablara con nosotros. Habíamos montado tres canciones aunque solo pudimos cantar una. Acompañando a Gerardo Alfonso hicimos dos.

Tiempo después con el núcleo de EFA junto a otros músicos formamos el grupo Eternum. Fue una lástima que el trabajo de ese conjunto prácticamente no se conoció. La empresa Guzmán nos audicionó en el Cine Teatro de Alamar y entramos en ella. Debutamos en el Círculo Social Obrero José Luis Tasende. El embajador cubano en Haití nos propuso viajar allá, algo que nunca se materializó. Tocamos en el Johnny Club, en el Tropicanita de Víbora Park y en el Hotel Deauville. También nos propusieron trabajar en un crucero, pasamos el curso de marinería, nos hicimos el pasaporte. Estábamos a punto de montarnos en el barco pero por problemas personales dentro de la banda esto tampoco se nos dio. Estuvimos a punto de viajar, pero nada. Por esos mismos problemas el grupo se fue desmembrando. Adrián se fue porque se molestó por las dificultades internas del grupo. Eddy se apartó. El estilo del grupo cambió, se desnaturalizó nuestra esencia y también me fui.

Adrián, Eddy y yo seguimos tocando como trío en algunos lugares. Pero también tuvimos problemas y dejamos a Eddy solo, por el período de un año. Nos reconciliamos porque surgió un proyecto para ir a Argentina, pero otra vez casi en el avión no pudimos lograrlo. No sé por qué, pues Eddy era el que tenía los contactos. A partir de ahí nuestras reuniones fueron esporádicas.

En una actividad en la casa de un canadiense radicado en Cuba, Eddy que por ese tiempo estaba cantando en el grupo Dimensión Vertical, nos planteó que había conocido a la locutora televisiva Martica Yabor y que ella estaba formando una banda.

Así que nos integramos a Mente Abierta por el año 2004, que esa época se llamaba Avance. A los pocos días de estar con ellos les plantee cambiarle el nombre y les propuse Mente Abierta, aunque a alguna gente de la radio no le gusta nuestro apelativo, porque la frase Mente Abierta implica un sin número de cosas. En Cuba hay muchos grupos esquemáticos y como yo quería algo más flexible, diversidad, hacer de todo en la música, me pareció correcto. Soy el que hace los arreglos vocales de la banda, a veces soy solista y otras hago coros. Soy guitarrista acompañante y bajista en algunas canciones. Nos presentamos esporádicamente en el Submarino Amarillo y en el Maxim Rock. Yo estoy desencantado de la música, porque siempre he sido underground y nunca he podido trascender en los medios. Somos un grupo de diversidad de estilos aunque muchos nos critican que tocamos funky y ritmo y blues. Somos un grupo incomprendido y mal interpretado. Adrián hoy por hoy es el esposo de Martica y Eddy tiene su propio conjunto, así que ya no queda nada del trío EFA para mi pesar.

Estoy preparando un proyecto con Alejandro, el guitarrista de Mente Abierta. Ambos somos fanáticos de Pink Floyd y este año se cumple el 40 aniversario de la grabación de su disco Dark Side of the Moon. Nosotros queremos grabar ese disco de arriba-abajo. De ser posible en una presentación en vivo en el Submarino Amarillo. Estoy buscando apoyo de cualquier productor, cualquier persona que le interese el asunto y quiera apoyarnos.”

Frank Muñoz ha amado a los Beatles toda su vida, siempre ha querido ser músico y trascender. Muchos tumbos han dado para lograr su objetivo, y por el momento subsiste como corrector de estilo de una editorial cubana, forma parte de una banda underground y sueña con rendirle homenaje a Pink Floyd. Su situación económica no es la mejor pero le pone ganas a todo proyecto en que se involucra. Lo he escuchado y tiene un inmenso talento. Ojalá los tiempos cambien y las personas con talento se impongan. Su música dista mucho de la mediocridad imperante en los medios. ¡Ojalá los tiempos cambien...!

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Juan Carlos Rodriguez
20 de febrero, 2013 2:53 pm (GMT-5:00)
Un articulo muy interesante, con mucha informacion sobre el ambiente musical en Cuba... Gracias me a gustado mucho y siguan publicando articulos tan buenos como este.