Flash y las tribulaciones de hacer graffiti en Cuba
25 de febrero de 2013
De todas las manifestaciones de la cultura hip hop en Cuba, quizás de la que menos se habla es de los grafiteros. Un término acuñado por la juventud de la Isla, para nombrar a quienes intentan expresarse mediante la pintura y el dibujo utilizando cualquier espacio y medios.
Entre ellos destaca por su originalidad y constancia Fernando Riveaux Terreo, más conocido como Nandopro o Flash. Un estudiante de la especialidad de Diseño Gráfico, integrante del grupo Producto Interno Bruto, que aúna esfuerzos y voluntades, para sentar cátedra en el graffiti nacional.
“Me acerqué al graffiti por mi inclinación al dibujo” -dice- “y lo poco que pude ver de la manifestación en revistas y otras publicaciones, que esporádicamente llegaban a mismanos. Poco a poco conformé un estilo personal, que me ayuda a expresar la visión que tengo de la sociedad y de mis contemporáneos”.
Flash mueve las manos como si removiera un frasco de spray y las palabras comienzan a dibujarse poco a poco, tomando peso y color.
“Los grafiteros tal vez seamos los que estemos más lejos del discurso oficial de las artes plásticas, por eso cada vez que tenemos la oportunidad de hacer algo, somos reprendidos, y muy pocos nos entienden”.
“La realidad es que para poder exponer en galerías y otros lugares públicos cubanos se necesita dinero, apoyo oficial y un montón de amigos con relaciones, por eso el graffiti es la mejor vía para escapar de esas realidades”.
“A veces el contenido y las formas de lo que hacemos no es tan contestatario, porque tenemos que ceder y ajustarnos al pedido de quienes nos facilitan las paredes, pero el proceso es largo, engorroso, y siempre pasa por el financiamiento de los materiales para pintar, que son muy caros y nadie nos los facilita”.
Algunas empresas y entidades privadas con representación en Cuba han intentado patrocinar eventos de deportes extremos, musicales, u otros relacionados con las artes en general, pero la buena voluntad ha sucumbido ante la sordera y la falta de visión de las instituciones estatales. Flash también pasó por esas amargas experiencias.
“La firma Red Bull mostró interés en contribuir al desarrollo del graffiti cubano, y se comprometió a donar pinturas y otros medios, así como organizar festivales y donar lugares para pintar, pero ello no pasó de la buena intención pues el Ministerio de Cultura y la Asociación Hermanos Saíz no lo permitieron. Sencillamente para ellos es mejor que no existamos”.
“Sin embargo, -afirma- subsistimos. Unimos nuestros modestos recursos y recorremos toda La Habana en busca de lugares o personas, que nos permitan realizar nuestra obra. Lo más importante es que el público en general nos acepta y entiende lo que queremos decir”.
“Fuera mejor -enfatiza- que nos dejaran pintar. Ese sería nuestro mejor aporte a la imagen de una ciudad depauperada, llena de matices grises y negros de la suciedad, y la falta de cuidados y pinturas”.
“A pesar de todo -concluye- insistimos. No dejaremos de luchar por lo que creemos y amamos. Ahora son pocas nuestras obras, pero serán más y mejores. De eso estamos seguros”.
Fernando Riveaux, Nandopro, Flash, o como quieran llamarlo, tiene su firma inconfundible en la manera en que hace el graffiti. Las paredes aledañas al capitalino túnel de la Calle Línea, y algunas casas habaneras, son testigos de ello. Con amantes como él, el romance del graffiti con el movimiento underground cubano será eterno.
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25 de febrero de 2013
De todas las manifestaciones de la cultura hip hop en Cuba, quizás de la que menos se habla es de los grafiteros. Un término acuñado por la juventud de la Isla, para nombrar a quienes intentan expresarse mediante la pintura y el dibujo utilizando cualquier espacio y medios.
Entre ellos destaca por su originalidad y constancia Fernando Riveaux Terreo, más conocido como Nandopro o Flash. Un estudiante de la especialidad de Diseño Gráfico, integrante del grupo Producto Interno Bruto, que aúna esfuerzos y voluntades, para sentar cátedra en el graffiti nacional.
“Me acerqué al graffiti por mi inclinación al dibujo” -dice- “y lo poco que pude ver de la manifestación en revistas y otras publicaciones, que esporádicamente llegaban a mismanos. Poco a poco conformé un estilo personal, que me ayuda a expresar la visión que tengo de la sociedad y de mis contemporáneos”.
Flash mueve las manos como si removiera un frasco de spray y las palabras comienzan a dibujarse poco a poco, tomando peso y color.
“Los grafiteros tal vez seamos los que estemos más lejos del discurso oficial de las artes plásticas, por eso cada vez que tenemos la oportunidad de hacer algo, somos reprendidos, y muy pocos nos entienden”.
“La realidad es que para poder exponer en galerías y otros lugares públicos cubanos se necesita dinero, apoyo oficial y un montón de amigos con relaciones, por eso el graffiti es la mejor vía para escapar de esas realidades”.
“A veces el contenido y las formas de lo que hacemos no es tan contestatario, porque tenemos que ceder y ajustarnos al pedido de quienes nos facilitan las paredes, pero el proceso es largo, engorroso, y siempre pasa por el financiamiento de los materiales para pintar, que son muy caros y nadie nos los facilita”.
Algunas empresas y entidades privadas con representación en Cuba han intentado patrocinar eventos de deportes extremos, musicales, u otros relacionados con las artes en general, pero la buena voluntad ha sucumbido ante la sordera y la falta de visión de las instituciones estatales. Flash también pasó por esas amargas experiencias.
“La firma Red Bull mostró interés en contribuir al desarrollo del graffiti cubano, y se comprometió a donar pinturas y otros medios, así como organizar festivales y donar lugares para pintar, pero ello no pasó de la buena intención pues el Ministerio de Cultura y la Asociación Hermanos Saíz no lo permitieron. Sencillamente para ellos es mejor que no existamos”.
“Sin embargo, -afirma- subsistimos. Unimos nuestros modestos recursos y recorremos toda La Habana en busca de lugares o personas, que nos permitan realizar nuestra obra. Lo más importante es que el público en general nos acepta y entiende lo que queremos decir”.
“Fuera mejor -enfatiza- que nos dejaran pintar. Ese sería nuestro mejor aporte a la imagen de una ciudad depauperada, llena de matices grises y negros de la suciedad, y la falta de cuidados y pinturas”.
“A pesar de todo -concluye- insistimos. No dejaremos de luchar por lo que creemos y amamos. Ahora son pocas nuestras obras, pero serán más y mejores. De eso estamos seguros”.
Fernando Riveaux, Nandopro, Flash, o como quieran llamarlo, tiene su firma inconfundible en la manera en que hace el graffiti. Las paredes aledañas al capitalino túnel de la Calle Línea, y algunas casas habaneras, son testigos de ello. Con amantes como él, el romance del graffiti con el movimiento underground cubano será eterno.
Comentarios Dejar un comentario
- Ray
- 4 de marzo, 2013 4:15 pm (GMT-5:00)
- Me gustó esta entrevista, el graffiti no es de lo más conocido, yo pensé que era hobby de algunos, no sabÃa que es una corriente artÃstica, me aclaró mucho, gracias.
- 4 de marzo, 2013 4:15 pm (GMT-5:00)
- Betty
- 27 de febrero, 2013 11:31 am (GMT-5:00)
- Muy pocas veces he oido sobre este tema en la Isla y creo que esta es otra oportunidad para decir cosas y a la vez que una sola pintura tenga varios significados, cada quien interpreta el arte a su manera y es otra forma de denuncia social, me gusta esta pintura en particular dónde se podrá ver más obras de este tipo y de otros autores??
- 27 de febrero, 2013 11:31 am (GMT-5:00)
- Yuariel
- 26 de febrero, 2013 5:59 pm (GMT-5:00)
- Me quedé con ganas de saber más del graffiti cubano. En La Habana hay muy pocos lugares donde se pueden ver esas obras. Buena suerte para todos ellos.
- 26 de febrero, 2013 5:59 pm (GMT-5:00)