Audis Vargas: un trovador casi por accidente



El guantanamero Audis Vargas llegó a la trova “casi por accidente”. Cuando era más joven practicaba artes marciales y su amigo Orlando Peña, que actualmente reside en Estados Unidos, le intercambió algunos acordes de guitarra por pasos del Jiu-jitsu. Aunque su amigo Peña se aburrió pronto de las artes marciales, Vargas no renunció a la guitarra.

“Me atreví a cantar en un escenario prácticamente al tercer día de coger una guitarra”, nos cuenta durante un concierto de jóvenes trovadores celebrado en la Casona de Línea. En aquella época, su carrera se centró en tratar de encontrar un estilo propio que lo hiciera sentirse cómodo ante el público.

Para Audis, su principal referente fue “La Trovantivitis”, movimiento juvenil desarrollado en Santa Clara que se reúne principalmente en el Centro Cultural El Mejunje. “Yo tengo que ser como esa gente. Tengo que cantar y llenar un escenario tal como lo hacen ellos”, dijo.

Aunque difícil, parece que consiguió su meta. “Mucha gente que me ha escuchado cantar me dice ´tú no pareces guantanamero, pareces santa clareño´”, confiesa Vargas, quien también se siente deudor de William Vivanco, “por atrapar esas pequeñas cosas de la parte oriental de Cuba”.

Sus composiciones dejan ver la pasión que caracteriza a este joven amante de la literatura. “Leí mucho a Lorca y creo que esa es la influencia más marcada que tengo, por eso a la hora de componer trato de reflejar esa sensibilidad”.

Audis reconoce dos escenarios esenciales para cualquier trovador cubano: el Centro Pablo de la Torriente Brau, ubicado en La Habana, y El Mejunje de Santa Clara, especialmente durante el festival anual Longina. “El Longina es un festival de aprendizaje y, para mí, es la universidad de la trova”.

Sin embargo, las dificultades para llegar a los grandes circuitos de distribución musical en el país, “se agravan en el caso de los jóvenes”. Para Vargas, este proceso resulta más engorroso teniendo en cuenta que “un trovador primero tiene que pasar por la institucionalización y el burocratismo antes de que alguien te vea”.

Como resultado, “a veces pasan diez o quince años en que uno está dando lo mejor de sí y no encuentra una casa disquera, o el dinero para grabar”.

A esto se suma la relación entre la promoción de los artistas y el comercio. “Si un trovador no es comercializable o no es comercializado, es muy difícil que pueda llegar a un programa estelar de la televisión. Casi siempre se quedará en canales provinciales, o de bajos índices de audiencia”.

Miembro de la Asociación de Hermanos Saíz desde 2008, Audis aún se siente “en el punto cero” de la música. “Todavía estoy aprendiendo”, confiesa.

Atrás


Comentarios   Dejar un comentario
trovarota
25 de abril, 2013 5:35 pm (GMT-5:00)
Uno más de los que emigró a La Habana, sin embargo vale la pena el esfuerzo, pero no se quedó en Guantánamo a tocar

Dayana
25 de abril, 2013 12:51 pm (GMT-5:00)
Me encanta audis, lo conocí en longina, cantando "ya se está cocinando el pescao"... gracias a plm por este articulo y por ponernos al guantanamero