Lo clásico y lo popular pueden ir de la mano



Camila Delgado Escalante es una flautista graduada del Instituto Superior de Arte que a pesar de su alta calificación al concluir los estudios, ahora para sobrevivir tiene que “pasar la sopa” en un restaurante bar del centro histórico de la Habana Vieja, e interpretar la música que deseen los comensales extranjeros del local.

Esta joven de 27 años de edad sin muchas dilaciones le cuenta su historia a PMU.

“Después de graduarme me vinculé como profesora en la escuela de instructores de arte y en la escuela elemental de música durante tres años. Por ese tiempo participé en varios eventos y concursos de música clásica, de cámara y contemporánea, convocados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y MUSICALIA, casi siempre como solista y en un dúo de flauta y guitarra junto a Alberto del Carmen Aguiar, quien en estos momentos se desempeña con el Ballet de Litz Alfonso. Además estuve en la agrupación Tiempos que se presentaba en el Hotel Nacional, así como integré el grupo Freddy Son Cultivador de música tradicional en mi natal Ciego de Ávila”.

“Cuando me mudé para la Habana hice suplencias en la Jazz Band de Joaquín Betancourt interpretando la flauta y el píccolo, e impartí clases en la escuela Alejandro García Caturla. Esa fue una etapa importante en mi vida porque pude vincularme con el maestro Betancourt y nutrirme de sus enseñanzas que me han servido para toda la vida”.

“Los conciertos más significativos que he llevado a cabo son los de la Casa de las Américas y la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís”.

Pero no todo es color de rosa, Camila me cuenta lo difícil que es vivir de la música.

“En estos momentos formo parte del grupo Son Tradición. Trabajamos en días alternos desde las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche en el restaurante bar “La Lluvia de Oro” que se encuentra ubicado en la esquina de las calles Obispo y Habana en la parte vieja de la ciudad”.

“Lo de tocar música popular se lo debo a la motivación brindada por mis alumnos porque en las academias se respetan mucho los géneros y se intenta que ningún estudiante se desvirtué hacia lo popular, sin tener bien firme la base clásica. Antiguamente era prohibido, ya no, pues se fomenta el acercamiento a la música de nuestras raíces. Mis alumnos tenían inquietudes acerca de lo popular y había muchas cosas que no podía enseñar, por eso incursioné en otros géneros. Tuve buena suerte pues en Son Tradición me recibieron con los brazos abiertos y creo que me he insertado muy bien en su formato de sexteto”.

“A veces me resulta muy difícil el trabajo con ellos porque por “La Lluvia de Oro” pasan los padres de mis estudiantes y no creen que yo esté trabajando en un lugar de tan baja categoría. Pero me impongo a sus criterios y tengo claro los géneros que debo defender en cada momento, pues me mantengo investigando y actualizada, así que al final creo una obra de buena calidad”.

Después de contarme sus experiencias musicales, me revela cuáles son sus planes.

“Mi prioridad es mantenerme vinculada a la docencia de la música clásica y a la vez estudiar el repertorio popular. La flauta, surgida en Europa, fue meramente utilizada en el repertorio clásico y es curioso que nuestro continente se haya insertado en los ritmos populares. Se emplea muchísimo en el bossa nova y en el tango, mezclada con el acordeón y el bandoneón. Me gusta interpretar a los compositores latinoamericanos entre los que se destacan el venezolano Alfredo Rugeles y el argentino Astor Piazzola, de quien me encantan sus tangos”.

“En el futuro cercano quiero llevar a cabo un proyecto con Niurka González para grabar un repertorio de flauta de compositores jóvenes cubanos. Espero recibir apoyo de las instituciones porque necesitamos salvar el género del danzón, que es nuestro baile nacional y donde la flauta y el violín son instrumentos claves”.

“Me interesa además, desarrollar mi trabajo como músico en otros géneros más contemporáneos, como el jazz, sin nunca abandonar las raíces tradicionales”.

Camila termina la entrevista y corre a unirse a sus compañeros que ya dan los primeros acordes de una guaracha en el medio del restaurante bar. Con orgullo toma la flauta e interpreta un solo con virtuosismo, ojalá que esta sólo sea una etapa pasajera en su vida y todo su talento pueda encontrar el espacio que merece.

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Comentarios   Dejar un comentario
williams
14 de agosto, 2013 10:20 am (GMT-5:00)
Este sitio es una burla o simplemente una parodia,...Ah sabia que se me olvidaba algo ,Underground es más que un tipo con una gorra de lado,vestimenta ancha y mala cara. saludos williams

ANGEL
7 de mayo, 2013 10:51 am (GMT-5:00)
Miguel ella toca por propinas y tiene que darle dinero al gerente y los trabajadores del local si eso no es underground que cosa lo es olvidemonos del moviniento ni del concepto pensemos en las personas y de como viven

Miguel
29 de abril, 2013 2:12 pm (GMT-5:00)
Por favor señores, respeten a la música underground. Señorita, usted no es underground. Esta niña toca en un lugar que debe ganar diario más de 10 CUC, nunca en su vida a tocado en un barrio pobre, en un garaje, en un patio de una casa, no sabe lo que es hacer música por AMOR. Por favor les pido, respeten más lo underground