Holguín, oasis de la escena rock cubana
29 de abril de 2013
Aunque no soy holguinero y probablemente no sea el más indicado para hablar del movimiento de rock en la “ciudad de los parques”, me gusta el género y lo defiendo, sin ser un fanático total como sí lo hacen muchísimas personas en esta ciudad.
Precisamente, la preferencia de este género musical ha caracterizado al holguinero del resto de los orientales cubanos, llegando a convertir a su provincia, en una de las tres principales plazas del rock junto a La Habana y Villa Clara. Ejemplo de este movimiento pujante lo es sin dudas, la creación del festival Metal HG, por donde circulan en todas sus ediciones, las bandas de mayor popularidad del país junto a los nuevos proyectos emergentes.
Sin embargo, el que antes era uno de los festivales más importantes de Cuba, ha perdido su poder de convocatoria. Nada tiene que ver esto con las limitantes económicas que se ha impuesto a todos los eventos holguineros tras el paso de devastador huracán Ike, y las reducciones presupuestarias a raíz de la crisis económica, porque su mal es otro, la escasa presencia de un público que antes venía desde todas partes del país y del patio.
Quizás al ya célebre evento de los rockeros holguineros le está faltando más promoción, diversificar las tendencias de las bandas que vienen al territorio, casi siempre defensoras del metal más extremo, y sobre todo mejores ofertas gastronómicas en las mismas áreas del espectáculo. Además de un espacio para el intercambio mucho más rico, donde no sólo haya paneles de expertos, sino también presentaciones de materiales audiovisuales, revistas, y demás.
Metal HG es el segundo evento de importancia que organiza la AHS (Asociación Hermanos Saiz) en la provincia y aunque tanto músicos como público reconocen lo que ha hecho la Asociación, parece que no es suficiente.
Fuera ya del gran evento, el panorama de la provincia es más o menos el mismo. Hay una gran irregularidad en las peñas y cuando se dan no se diversifica la propuesta. Para muchos es doloroso mencionar el espacio en la segunda planta del Centro de Arte, el conocido Gabinete del Dr. Galigary, donde además de los acostumbrados conciertos se creaba un lugar de debate y confrontación de ideas afines, que se perdió definitivamente.
Precisamente los grupos holguineros, casi todos defensores del metal más extremo, necesitan más presentaciones, porque la confrontación con el público los haría ganar en calidad y sería otro buen momento de crecimiento para el movimiento en sentido general.
Las Rockmerías, que antes se desarrollaban dentro de las Romerías, deben convertirse en un segundo festival y han de organizarse con esas pretensiones.
A fines de la década de los 90 los primeros cultores del black metal en nuestro país fue precisamente una banda holguinera, Mephisto, con un estilo que en la actualidad goza de tremenda popularidad entre los metaleros cubanos. La legendaria alineación es un ejemplo fehaciente de la calidad musical de los rockers de esta parte del oriente de la Isla.
Coincide con este hecho el guitarrista canadiense Phil Kane, quien complacido de su presentación con Mephisto en el mes de enero, expresó sus deseos de retornar para el evento de Romerías de Mayo, en Holguín y compartir nuevamente con sus nuevos y talentosos amigos, según sus declaraciones. El canadiense desea organizar el concierto “Blue Old Star” en el que participen además otras bandas, idea surgida a partir de sus presentaciones en el Pabellón Armando Mestre, en la Casa de Iberoamérica y en el municipio Rafael Freyre.
Phil Kane ha compartido en franca camaradería con la banda holguinera Mephisto, ha impartido talleres, o “clínicas”, sobre la guitarra en el blues, y espera impartir otros en mayo.
Ojalá estos ejemplos se repitan y ayuden a consolidar el movimiento del metal en Holguín.
Además, reflexionar sobre estos aspectos creo que nos ayudarán a devolver la buena salud que siempre ha tenido el rock por estas tierras y a reconquistar esa bien ganada fama de tercera plaza del género en Cuba.
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29 de abril de 2013
Aunque no soy holguinero y probablemente no sea el más indicado para hablar del movimiento de rock en la “ciudad de los parques”, me gusta el género y lo defiendo, sin ser un fanático total como sí lo hacen muchísimas personas en esta ciudad. Precisamente, la preferencia de este género musical ha caracterizado al holguinero del resto de los orientales cubanos, llegando a convertir a su provincia, en una de las tres principales plazas del rock junto a La Habana y Villa Clara. Ejemplo de este movimiento pujante lo es sin dudas, la creación del festival Metal HG, por donde circulan en todas sus ediciones, las bandas de mayor popularidad del país junto a los nuevos proyectos emergentes.
Sin embargo, el que antes era uno de los festivales más importantes de Cuba, ha perdido su poder de convocatoria. Nada tiene que ver esto con las limitantes económicas que se ha impuesto a todos los eventos holguineros tras el paso de devastador huracán Ike, y las reducciones presupuestarias a raíz de la crisis económica, porque su mal es otro, la escasa presencia de un público que antes venía desde todas partes del país y del patio.
Quizás al ya célebre evento de los rockeros holguineros le está faltando más promoción, diversificar las tendencias de las bandas que vienen al territorio, casi siempre defensoras del metal más extremo, y sobre todo mejores ofertas gastronómicas en las mismas áreas del espectáculo. Además de un espacio para el intercambio mucho más rico, donde no sólo haya paneles de expertos, sino también presentaciones de materiales audiovisuales, revistas, y demás.
Metal HG es el segundo evento de importancia que organiza la AHS (Asociación Hermanos Saiz) en la provincia y aunque tanto músicos como público reconocen lo que ha hecho la Asociación, parece que no es suficiente.
Fuera ya del gran evento, el panorama de la provincia es más o menos el mismo. Hay una gran irregularidad en las peñas y cuando se dan no se diversifica la propuesta. Para muchos es doloroso mencionar el espacio en la segunda planta del Centro de Arte, el conocido Gabinete del Dr. Galigary, donde además de los acostumbrados conciertos se creaba un lugar de debate y confrontación de ideas afines, que se perdió definitivamente.
Precisamente los grupos holguineros, casi todos defensores del metal más extremo, necesitan más presentaciones, porque la confrontación con el público los haría ganar en calidad y sería otro buen momento de crecimiento para el movimiento en sentido general.
Las Rockmerías, que antes se desarrollaban dentro de las Romerías, deben convertirse en un segundo festival y han de organizarse con esas pretensiones.
A fines de la década de los 90 los primeros cultores del black metal en nuestro país fue precisamente una banda holguinera, Mephisto, con un estilo que en la actualidad goza de tremenda popularidad entre los metaleros cubanos. La legendaria alineación es un ejemplo fehaciente de la calidad musical de los rockers de esta parte del oriente de la Isla.
Coincide con este hecho el guitarrista canadiense Phil Kane, quien complacido de su presentación con Mephisto en el mes de enero, expresó sus deseos de retornar para el evento de Romerías de Mayo, en Holguín y compartir nuevamente con sus nuevos y talentosos amigos, según sus declaraciones. El canadiense desea organizar el concierto “Blue Old Star” en el que participen además otras bandas, idea surgida a partir de sus presentaciones en el Pabellón Armando Mestre, en la Casa de Iberoamérica y en el municipio Rafael Freyre.
Phil Kane ha compartido en franca camaradería con la banda holguinera Mephisto, ha impartido talleres, o “clínicas”, sobre la guitarra en el blues, y espera impartir otros en mayo.
Ojalá estos ejemplos se repitan y ayuden a consolidar el movimiento del metal en Holguín.
Además, reflexionar sobre estos aspectos creo que nos ayudarán a devolver la buena salud que siempre ha tenido el rock por estas tierras y a reconquistar esa bien ganada fama de tercera plaza del género en Cuba.
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