Lino: el DJ de los marginales



Hilidiosvany Lino Cantero, es un joven alto y negro como el azabache, que un día soñó con ser campeón olímpico, y que por los azares de la vida hoy está en el podio entre los mejores DJ cubanos, aunque para ello en cada presentación tenga que implantar verdaderos récords de tenacidad y constancia.

“Mi objetivo era ser famoso, -afirma- que a la gente le gustara mi música, pero tenía la idea errónea de que el rapero no tiene que saber de música, que lo único que tiene que hacer es cantar encima de una base. En realidad mezclo los estilos de MC y de DJ porque utilizo freestyles para animar los shows”.

“Me gusta llevar a la gente mensajes de aliento, de esperanza, de fiesta, que vean la parte buena de la vida, porque siempre he vivido en barrios marginales, y eso me ha hecho ver la vida con alegría y optimismo. Sin embargo, -dice- en el 2004 dejé de cantar, porque mi novia, que sabía mucho de rap, me dijo que mis canciones no le decían nada, que estaban vacías y eso me fundió. A la larga perdí a la novia, pero no dejé el rap y empecé a ocuparme de ser mejor DJ. Desde esa época cacharreo todo lo que cae en mis manos y que me permite hacer música, hasta que en el 2008, por pura casualidad nació el DJ Lino durante una gira nacional, en la que ambientaba los conciertos de Obsesión”.

En Cuba no se reconoce institucionalmente el trabajo de los DJ, incluso en las agencias artísticas profesionales y en la Agencia Cubana de Rap, lo consideran parte del personal de apoyo de las agrupaciones. Sobre esos temas Lino tiene la experiencia suficiente que lo convierte en una autoridad.

“Aquí le piden al DJ que sea productor musical, y no es así, debe tener el arte de saber mover al público. Me han explicado que el problema es que no tienen cómo evaluar mi trabajo, me piden un curso de sonido y un montón de papeles. No entiendo por qué pasa eso en Cuba. Eso me obligo a aprender a producir. Me muevo por la música hip hop, el reggae, dance hall, funk, jazz. Pero eso hace más difíciles las cosas, -reflexiona- mi primer choque con la producción musical fue que no tenía computadora y se me hace imposible adquirir tutoriales por Internet. Asistí a varios cursos de producción musical, pero duran una semana y me sirven de muy poco. En Cuba los DJ se pasan la información de boca en boca, ideas, proyectos… plug-ins, sonidos y softwares de flash drives, de otro modo es imposible”.

Con tantos problemas es imposible pensar que los DJ tengan en la Isla un futuro promisorio, pero Lino es de los que apuesta porque las cosas puedan mejorar. “Hay que lograr que las instituciones nos reconozcan como artistas. La Agencia Cubana de Rap dice que ‘estudia’ la posibilidad de incluirnos como miembros, pero todo se queda en palabras. Por otra parte, te exigen pertenecer a alguna empresa para poder presentarte, cuando yo lo que sólo quiero es mostrar mi arte, lo que yo hago como artista, pero de esa forma no puedo hacerlo. Las instituciones están como ciegas, o no quieren ver lo que sucede en lugares como el Festival Rotilla. Sin embargo, -aclara- lo primero es darse a respetar, valorar el trabajo, y de esa manera los demás te aceptan y respetan. Ahora los artistas me llaman para conciertos, trabajos comunitarios, presentaciones, hacer música y muchas cosas más”.

“El otro grave problema es tener los instrumentos y el equipamiento necesario para trabajar, -baja la cabeza y sopesa las palabras- cuando empecé no tenía nada más que mis discos. Como pago por un trabajo adquirí una laptop y una mezcladora Mixer Behringer 100, que es con lo que trabajo ahora. Los DJ cubanos adquieren sus máquinas por donaciones o en el extranjero, porque cuestan mucho. Una Pioneer DVJ-XI puede costar hasta 15 mil dólares, y con eso me compro una casa aquí en Cuba. Se es DJ por amor, porque no se tiene remuneración monetaria”.

En medio de todos esos avatares, Lino continúa con sus planes y no deja de trabajar por la gente de los barrios marginales, para que todos ellos sientan el rap como algo suyo, al tiempo que teje y trabaja en sus sueños artísticos.

“Quiero hacer una peña gratis en la Habana Vieja, pero eso lleva un trabajo arduo y engorroso. Tengo que tener autorizaciones de la Casa de la Cultura, del CDR, de la Policía, porque ellos todavía ven al rap como una amenaza social, cuando realmente no es así. La segunda fase es alquilar los audios, luces, y la tecnología con el dinero de mi bolsillo, y eso cuesta mucho”.

“Ello lo combino -agrega- con la preparación de un disco de hip hop experimental, con mucha mezcla de géneros para que bailen. Será un disco instrumental, que acerque al pueblo al hip hop y no se aburra, que puedan descargar con amigos, familiares, romper el esquema existente de que el rap no es para divertirse, que sólo habla de problemas sociales. Quiero marcar esa diferencia, abrirle al rap los espectros musicales para que llegue a mayor cantidad de público”.

“Muchos me preguntan qué hago entonces para vivir, porque nada de eso lleva los frijoles a la mesa, y con mucho orgullo les contesto que la otra parte de mi tiempo se la dedico al bicitaxi, transportando gente de aquí para allá, y si me solicitan, acepto colaborar con agrupaciones como Obsesión, Yorubas Company, Niño Fony y otros. Me pagan poco, pero algo es algo, y con eso y el bicitaxi, ahorro para costear la peña y el disquito, además también pago algunas clases de solfeo”.

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Comentarios   Dejar un comentario
Mirthica
20 de mayo, 2013 10:59 am (GMT-5:00)
Muy buena entrevista, deja ver la mucha constancia y decicación del dj, para hacer buena música, una persona soñadora y con los pies en la tierra, se merece el exito, felicidades