Pinar Rock…tres días de fiesta total



Los festivales de rock han permitido a los cultores del género a tener mayores oportunidades de contemplar el quehacer de las bandas de rock del patio y de los ocasionales invitados foráneos, muy de cerca. Si bien al principio, década de los ’90, para muchos estos festivales eran sólo un pretexto para lanzarse a la carretera en plan de “guerrilla” y expandir el espíritu aventurero, poco a poco fueron ganándose un espacio indispensable en el apoyo y la difusión del género para el público y los artistas, tanto profesionales como aficionados. Los festivales de rock significaron los fenómenos salvadores de la existencia de este movimiento cultural, que amén de la ausencia total de promoción y las cacerías de brujas, han alcanzado una preferencia masiva.

Mucho hay que agradecer a los festivales que se han levantado, prácticamente, sin condiciones técnicas y apoyo, contra el desconocimiento y prejuicios imperantes, pero también hay que señalar como puntos flacos: las débiles estrategias para programar a los invitados que saturan al público y reducen a una vasta escena a unas cuantas agrupaciones de modas, con el mismo repertorio en cada presentación, con la consecuente tendencia a la homogenización de la escena hacia el metal y lo teratológico. La perspectiva de la educación de un público que es cada vez más comprometido e informado, y de captar nuevos segmentos ha sido, más o menos, echada a menos.

El Pinar Rock es el festival que ha mantenido su frecuencia anual, sin faltar a una cita, desde 1995 hasta la fecha. Este año arribó a su XVIII edición, celebrada en la Casa de Promociones Musicales de Pinar del Río, entre el 22 y 24 de marzo. Su regularidad ha devenido fuerte motivación para sus seguidores. ¿Cómo han logrado hacerlo? Sobre esto nos comenta Sergio Ernesto Puentes, uno de los organizadores de esta edición del Pinar Rock. “Persistencia, con mucha persistencia, trabajando el año entero. Terminamos este festival y ya estamos trabajando para el próximo. Hay que reconocer que la AHS nos brinda un apoyo ingente y que a pesar de las condiciones técnicas muy pobres, la radio y la televisión local y la prensa plana nos ayudan en la promoción”.

En estos “tres días de fiesta total”, como les llamó Sergio, se presentaron bandas de disímiles tendencias y recorrido, aunque las cabezas de cartel fueron las bandas consagradas: Zeus, el viernes, junto a Claudia con K y Chispa ‘E Tren; Médula, el sábado, junto a Break Blessing y Switch; y en el cierre del domingo, Tendencia junto a Los Piratas y Waiting for Nadia; uniéndose así, el punk, el pop, el rock, el hard rock, el nu metal con el death metal, el hardcore metal y el thrash metal.

Las dinámicas de los festivales han devenido en públicos más amantes del metal y las tendencias más extremas del rock ¿Cómo lograron concebir el Pinar Rock con tan poco espacio, hay que apuntar que la sede habitual del Festival, la Pista Rita, está cerrada hace 4 años, lo que reduce la capacidad de entradas del público de más de 1000 asistentes hasta casi 300, y agrupaciones de tan diverso reconocimiento?

Sergio contesta: “Yo siempre digo que el Pinar Rock es un festival atípico, considerando que casi todos los otros festivales son netamente metaleros y de bandas de la misma generación. Reconocemos que sin el metal y los repertorios ya conocidos, no nos funciona igual el festival, pero intentamos insertar bandas con otras características. A partir de las bandas consagradas que se usan como cabezas de cartel, logramos que el público asista y pueda a la vez, disfrutar de bandas noveles, con otras propuestas más frescas, y que también sirva de experiencia y currículo a esta nueva generación que trae un nuevo espíritu y nuevos conceptos, otra sensibilidad, otro contexto y muchas ganas de hacer y de aprender”.

“Estos tres días fueron de fiesta total, a pesar de los problemas técnicos y el local. Sabemos que todos no pudieron entrar, pero también sabemos que incluso desde afuera la gente disfrutó y se mantuvo a la expectativa. Notamos que desde la punta del escenario hasta atrás, la gente se implicó, algunos con el mosh (hardcore dancing) y otros en un ambiente de más intimidad y socialización”.

“Esta fue una de las mejores ediciones del festival, desde la atención a las bandas, hasta las actividades colaterales. Realizamos un taller sobre tatuajes, sus manifestaciones, géneros, normas de seguridad, historia y hasta terminamos con el performance de un tatuador francés y otros tatuadores del patio, también el intercambio fluyó en los conversatorios sobre la música rock en la provincia y las perspectivas de desarrollo y evolución del género en general. Esperamos seguir creciendo”.

Atrás


Comentarios   Dejar un comentario
No hay comentarios en este momento.