Las noches de lunes también tienen su encanto
27 de mayo de 2013
Las noches de lunes en La Habana reservan un espacio a los siempre bohemios en el Pepito’s Bar, del club Barbaram, especie de oasis cultural, mezcla heterogénea de música, poesía, pintura, y sobre todo de respeto a la diversidad y a la libre expresión, más allá de géneros y afiliaciones artísticas, sexuales y políticas.
El eje conceptual y alma de esas veladas, es una joven de origen cubano-español, cuyo nombre se perdió en el océano en idas y venidas, que se declara irracionalmente antimonárquica, y prefiere que amigos y enemigos la conozcan como Eva La Española.
La Nota Leída es el nombre que identifica a la peña, famosa por su irreverente y desenfadado estilo, como si quisiera dotarnos de alimento espiritual, para avanzar por la vida, al menos el resto de la semana.
Uno de esos tantos lunes, Eva puso a la consideración de los asistentes la actuación del grupo de baile Quinto Elemento, cuyos integrantes otorgan una nueva dimensión a la expresión corporal, y esparcen sensualidad a raudales, a veces cercana al erotismo, creando una atmósfera verdaderamente seductora.
Con el último gesto y los aplausos, el escenario quedó listo para la presentación de Aroma, una de las voces más peculiares de la escena transformista cubana, que bien merece salir de la sordidez y el ostracismo de la marginalidad alternativa, buscar espacios libres de fobias como este, y compartir con todos los interesados, los secretos y la calidad que esconde.
Luego tocó el turno al trovador Yunier Díaz, quien puso a la consideración del público la canción “Oda al Plagio”, que muestra la inconsistencia y la banalidad de muchos artistas de la Isla, quienes no reparan en copiar burdamente poesías, canciones, estilos, y hasta maneras de vestir, con el único fin de ganar dinero, y fomentar los malos gustos y la pseudocultura en buena parte de la juventud de hoy.
El plato fuerte de la noche estuvo a cargo del grupo de poesía experimental Ramuf, una tropa de jóvenes poetas y músicos que entre la declamación, cercana al spoken word, la trova, el country y el indie, conforman una presentación muy original.
Poemas como “Es-pera”, “Supurando paz”, “Buena Memoria” y “Normal” conforman una historia de aciertos y desaciertos, mentiras y verdades, realidades y sueños, en la que describen las realidades sociales de las más nuevas generaciones de cubanos, marcadas por la incomprensión, la intolerancia, la desidia, y la desesperanza.
Pero como buenos cubanos, los chicos de Ramuf echan cantos a las penas y terminan con La conga del Año Anterior, que mueve a todos de sus asientos y los pone a “echar un pie”.
Cuando los ánimos se calman, el pequeño espacio del Pepito’s Bar se llena de sugerentes imágenes y agradable música que conforman el videoarte El Hoyo, de la realizadora Lili Durán, que sirve esta vez de inspiración al pintor y escultor Ras Joe, para realizar algunos dibujos que luego regalará al público, a manera de souvenir único de una noche inolvidable.
De pronto, casi a la hora de marchar a casa, el lamento de una guitarra, junto a los africanos sonidos de un cajón, llenaron de sorpresas y aplausos el local, para recibir el mini recital de la cantante española María Jesús Cortés, La Flamenca, quien agradeció la invitación de su compatriota Eva, y se desbordó en armonías y versos.
Entre canción y canción, La Flamenca conversaba con el público como si fueran amigos de toda la vida, en una especie de confesión íntima en la que reveló su historia de española fascinada por los ritmos africanos y caribeños, y aseguró que esa noche puso a la consideración de los habaneros todos los temas inéditos de su próximo disco, que aún no tiene nombre, pero que calificó de algo muy flamenco-rumbero-alternativo-hippie.
Finalmente La Española anfitriona, y La Flamenca fusionadora, mezclaron sus voces en una canción que tuvo más de invitación y de promesas de próximos encuentros, que de despedida, para confirmar que las noches de lunes también tienen encanto y misterio, y vale no desperdiciarlas, porque son parte de la vida.
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27 de mayo de 2013
Las noches de lunes en La Habana reservan un espacio a los siempre bohemios en el Pepito’s Bar, del club Barbaram, especie de oasis cultural, mezcla heterogénea de música, poesía, pintura, y sobre todo de respeto a la diversidad y a la libre expresión, más allá de géneros y afiliaciones artísticas, sexuales y políticas.
El eje conceptual y alma de esas veladas, es una joven de origen cubano-español, cuyo nombre se perdió en el océano en idas y venidas, que se declara irracionalmente antimonárquica, y prefiere que amigos y enemigos la conozcan como Eva La Española.
La Nota Leída es el nombre que identifica a la peña, famosa por su irreverente y desenfadado estilo, como si quisiera dotarnos de alimento espiritual, para avanzar por la vida, al menos el resto de la semana.
Uno de esos tantos lunes, Eva puso a la consideración de los asistentes la actuación del grupo de baile Quinto Elemento, cuyos integrantes otorgan una nueva dimensión a la expresión corporal, y esparcen sensualidad a raudales, a veces cercana al erotismo, creando una atmósfera verdaderamente seductora.
Con el último gesto y los aplausos, el escenario quedó listo para la presentación de Aroma, una de las voces más peculiares de la escena transformista cubana, que bien merece salir de la sordidez y el ostracismo de la marginalidad alternativa, buscar espacios libres de fobias como este, y compartir con todos los interesados, los secretos y la calidad que esconde.
Luego tocó el turno al trovador Yunier Díaz, quien puso a la consideración del público la canción “Oda al Plagio”, que muestra la inconsistencia y la banalidad de muchos artistas de la Isla, quienes no reparan en copiar burdamente poesías, canciones, estilos, y hasta maneras de vestir, con el único fin de ganar dinero, y fomentar los malos gustos y la pseudocultura en buena parte de la juventud de hoy.
El plato fuerte de la noche estuvo a cargo del grupo de poesía experimental Ramuf, una tropa de jóvenes poetas y músicos que entre la declamación, cercana al spoken word, la trova, el country y el indie, conforman una presentación muy original.
Poemas como “Es-pera”, “Supurando paz”, “Buena Memoria” y “Normal” conforman una historia de aciertos y desaciertos, mentiras y verdades, realidades y sueños, en la que describen las realidades sociales de las más nuevas generaciones de cubanos, marcadas por la incomprensión, la intolerancia, la desidia, y la desesperanza.
Pero como buenos cubanos, los chicos de Ramuf echan cantos a las penas y terminan con La conga del Año Anterior, que mueve a todos de sus asientos y los pone a “echar un pie”.
Cuando los ánimos se calman, el pequeño espacio del Pepito’s Bar se llena de sugerentes imágenes y agradable música que conforman el videoarte El Hoyo, de la realizadora Lili Durán, que sirve esta vez de inspiración al pintor y escultor Ras Joe, para realizar algunos dibujos que luego regalará al público, a manera de souvenir único de una noche inolvidable.
De pronto, casi a la hora de marchar a casa, el lamento de una guitarra, junto a los africanos sonidos de un cajón, llenaron de sorpresas y aplausos el local, para recibir el mini recital de la cantante española María Jesús Cortés, La Flamenca, quien agradeció la invitación de su compatriota Eva, y se desbordó en armonías y versos.
Entre canción y canción, La Flamenca conversaba con el público como si fueran amigos de toda la vida, en una especie de confesión íntima en la que reveló su historia de española fascinada por los ritmos africanos y caribeños, y aseguró que esa noche puso a la consideración de los habaneros todos los temas inéditos de su próximo disco, que aún no tiene nombre, pero que calificó de algo muy flamenco-rumbero-alternativo-hippie.
Finalmente La Española anfitriona, y La Flamenca fusionadora, mezclaron sus voces en una canción que tuvo más de invitación y de promesas de próximos encuentros, que de despedida, para confirmar que las noches de lunes también tienen encanto y misterio, y vale no desperdiciarlas, porque son parte de la vida.
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