Liliana Héctor, trovadora de las buenas



Liliana Héctor Balance es hoy una de las jóvenes promesas de la trova cubana. Quien la escucha no puede evitar mostrar el deleite que le ocasiona la voz de esta cantautora. La primera canción que escuché de esta joven fue “Queja de la luna llena” y puedo decirles que desde ese día soy una de sus fieles admiradoras.

Desde pequeña Lili, como le dicen sus amigos más allegados, tocaba guitarra y nunca dejó de mostrar la inclinación que tenía por la música. En su etapa preuniversitaria, la que transcurrió en la Escuela Militar “Camilo Cienfuegos” de Capdevila, desarrolló esta faceta. Allí formó parte del grupo de aficionados de la escuela, cantando mayormente. También formó parte de la banda de música de la escuela tocando un instrumento de percusión, siendo una de las primeras mujeres instrumentistas de percusión en integrar una banda de música en Cuba. Al graduarse optó por la carrera de Derecho en la Universidad de la Habana y cualquiera hubiera pensado que entonces la música había pasado a un segundo plano en su vida. Pero al terminar la universidad el llamado de la música era muy fuerte y se sumó al proyecto La Séptima Cuerda, junto a Mauricio Figueiral, Pedro Beritán y Adrián Berazaín, entre otros. Con ellos participó en un concierto al que llamaron “Verdadero complot”, y lanzaron un disco con el mismo nombre, después del propio concierto.

Liliana más tarde se une al trovador Ariel Díaz, con el que ella misma dice que ha adquirido muchos conocimientos, e incluso la llevó a que hiciera de la guitarra un protagonismo mayor en su carrera. Juntos grabaron los discos Colores, Ven a mi Cuba y Pueblo sin ley, y compartieron escenarios nacionales e internacionales.

Ya sea cantando clásicos de la canción de autor o suyas, Liliana hace una interpretación tan impresionante que uno se queda embobecido. Su voz es muy melodiosa y logra siempre una presentación tan original, que hace suyas las canciones de Silvio Rodríguez o de Fito Páez, cantautores que no pueden faltar en su repertorio.

Hoy, Liliana no es aquella muchachita que componía a escondidas, porque ahora nos propone una carrera en solitario que llega después de haberse superado con otros proyectos. Nosotros le damos la bienvenida y esperamos que sus letras llenas de poesía, inunden la cultura trovadoresca. Un aplauso para Liliana Héctor por formar parte de este movimiento de la Nueva Trova.

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