Hasta que el silencio nos separe



No fue exactamente amor a primera vista lo que ocurrió entre Javier Jérez y la música. Ahora, a sus veintidós años de edad, este joven habanero recuerda que de niño, en la larga lista de aspiraciones que sazonaba para el futuro, no figuraba la música.“Tampoco la repelía. Éramos algo así como amigos. Ni en la niñez ni en la primera adolescencia, me imaginé ejecutando instrumento alguno, ni menos componiendo o cantando. Pero ya lo dijo Rubén Blades: ‘La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida’”.

PMU: ¿Y esa sorpresa te cayó de sopetón o te vino poco a poco?

Javier: Bueno, mitad y mitad. Finalizando la Secundaria, y como gustaba mucho del hip hop, comencé a frecuentar con amigos una peña de rap en la Casa de la Cultura de La Habana Vieja. Me relacioné con varios raperos al punto de ofrecerle mi casa a uno de ellos para que ensayara con su grupo, circunstancia que me permitió memorizar muchas canciones. Al tiempo las tarareaba y, sin darme cuenta, poco después las cantaba.

PMU: ¿Fue ese el inicio de tu amor por la música?

Javier: Digamos que no tanto como amor. Más bien un jugueteo romántico, un querer saber hasta dónde podía llegar, explorar algo nuevo que comenzaba a cautivarme.

Javier expone sus ideas con expresividad sorprendente, y con una madurez conceptual que por momentos desborda su temprana juventud.

PMU:¿Y ese juego cómo terminó?

Javier: Como termina el que juega con candela. También en mi casa, además de ensayar, el grupo grababa en una vieja casetera. A una de esas grabaciones el cantante principal no asistió y me llamaron para que lo supliera. Primero pensé que era una broma, pero a tanta insistencia, acepté. Fue catastrófico. Los nervios me cayeron en pandilla. Olvidé la letra. Salí decepcionado y con deseos de no seguir jugando a la música.

Pero el amor y el desamor van de la mano. Y en el caso de Javier tal sentencia no fue excepción. Tras salir de su primer desencuentro musical, canalizó su energía hacia la composición.

Javier: Comencé con un rap agresivo, rabioso, tal vez motivado por mi primer fracaso. Abordé temas callejeros, los fenómenos económicos y sociales que me rodean y por supuesto, los referidos al amor de pareja dentro de la sociedad actual.

PMU: ¿Acertaste esta vez?

Javier: Al menos no me noquearon en el primer round. Sobreviví. Tanto así que para interpretar mis canciones formé el dúo Lírica Underground. Nos presentábamos donde nos dieran la oportunidad.

Para ese entonces Javier se había asignado el nombre artístico de El Testigo, y el reggaetón irrumpía en la escena musical cubana.

Javier: Como escaseaban los backgrounds de reggaetón,compartíamos éstos entre varios grupos. Por mi parte decidí mezclar el rap con el reggaetón, trabajo de edición que conllevaba un gasto de dinero que no siempre tenía.

Compulsado para encontrar un salidero económico que le permitiera mantenerse dentro del arte, Javier resolvió probar suerte como productor musical. Pero no fue esta la única determinación crucial que tuvo que asumir.

Javier: Fue un momento difícil comunicarle a mis padres que abandonaría mis estudios de Economía en el tercer año de la carrera para dedicarme por entero a la música. Finalmente comprendieron y aceptaron.

PMU: ¿Qué tal te fue como productor musical?

Javier: Bien. Colaboré simultáneamente con varios grupos hasta que conocí al director de la establecida agrupación Triángulo Oscuro, quien me contrató como productor, y me permitió utilizar su estudio para continuar mi trabajo con otras bandas.

Tiempo después Javier abandona Triángulo Oscuro para crear un nuevo dúo de efímera vida,que denomina El Compa y El Testigo. Posteriormente otro intermedio se impone en su carrera, el cual aprovecha para componer.

Alentado por amigos, lanza un nuevo dúo, Extraclase, el cual con el ingreso de un tercer integrante cambia de formato y nombre para La Orden, siempre bajo la égida del rap y el reggaetón.

Javier: Fueron tiempos de tocar numerosas puertas, pedir favores, atravesar momentos desalentadores, enfrentar traiciones, pero también de contar con verdaderas amistades. Por ejemplo, las grabaciones las hacía en el estudio de mi amigo Marco El Rebelde, después en el de Emilio Record, mi mejor amigo.

Con el desandar del tiempo Javier se encuentra nuevamente con Rubén, el director de Triángulo Oscuro, quien le propone regresar al grupo esta vez como cantante, además de productor musical, lo cual acepta. Actualmente se encuentra enfrascado en revitalizar la producción musical de Triángulo Oscuro.

PMU: ¿Estudios musicales?

Javier: Ninguno. A puro oído.

PMU: ¿Para qué y quién trabajas?

Javier: Primero, para triunfar, segundo: para mi mamá, mi familia, mis amigos, para mí.

PMU: ¿Al fin te enamoraste de la música?

Javier: Definitivamente sí, hasta que el silencio nos separe.

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Comentarios   Dejar un comentario
Jacinto
20 de junio, 2013 4:19 pm (GMT-5:00)
que estilo más pobre de entrevista, deberían ser un poco más estrictos con los periodistas que escriben en la web, hay algunas entrevistas muy bien elaboradas, pero otras dejan mucho que desear y tratar de corregir errores ya no gramaticales o de estilo sino también cosas como esta...
PMU: ¿Fueeseel inicio de tu amor por la música?

Adi
20 de junio, 2013 2:42 pm (GMT-5:00)
Fueeseel ??? debe ser fue ese el, NO?, humm un pequeño lapsus