Death metal en Cuba
24 de junio de 2013
El movimiento de death metal en Cuba tiene un significativo número de fieles, no sólo de la escena foránea, sino de lo facturado en el patio. Algunas de las bandas contemporáneas más representativas son: Agonizer, Combat Noise, Congregation, Blinder, Necrófago, Scythe, Cancerbero, Grinder Carnage, Jeffrey Dahmer y Mortuory.
Dicho movimiento reclama un mayor espacio dentro del panorama musical cubano. Esto para nada quiere decir que rompan con las premisas del metal underground, pero estos músicos demandan atención.
El género logró dar frutos en una tierra reconocida mundialmente como bastión de la música popular bailable. Además, no se puede desestimar el incipiente respaldo institucional que ha recibido desde su llegada a la Isla. En parte, este asunto tiene mucho que ver con la asimilación de códigos musicales, pero también se le hizo un encubierto juicio político de acuerdo con el lugar de procedencia (Norteamérica y Europa), como le sucedió al rock.
La insuficiente divulgación, la burocracia para evaluarse como profesionales y la falta de interés de las disqueras, son tan sólo algunos de los obstáculos que golpean a estos artistas y que limitan el desarrollo del movimiento. Para fortuna de sus seguidores, el death metal sabe conducirse por senderos angostos después de tantos años lidiando con estos asuntos.
El death metal llegó al país proveniente de los Estados Unidos de América, Francia y Países Bajos, a finales de los años ochenta. Los álbumes Scream Bloody Gore (1987) y Leprosy (1988) de Death, Altars of Madness (1989) de Morbid Angel, Slowly We Rot (1989) de Obituary, Final Holocaust (1989) de Massacra y Consuming Impulse (1989) de Pestilence, prendieron la llama, pero hubo que esperar unos años para ver los primeros brotes de factura nacional.
Durante la década siguiente continuó llegando música de los mencionados países, pero se sumaron muchas bandas europeas. De acuerdo con el impacto, no se pueden dejar de mencionar los álbumes Left Hand Path (1990) de Entombed, Deicide (1990) de Deicide, Dawn of Possession (1991) de Immolation, Tomb of the Mutilated (1992) de Cannibal Corpse, Onward to Golgotha (1992) de Incantation, Nespithe (1993) de Demilich, Slaugther of the Soul (1995) de At The Gates y None So Vile (1996) de Cryptopsy.
Algunas de las bandas pioneras en esta tierra fueron Celhlow (La Habana), Destrozer (Holguín), Médium (Villa Clara), Necrófago (Villa Clara), Sectarium (Villa Clara), Agonizer (La Habana), Tendencia (Pinar del Río), Combat Noise (La Habana) y Scythe (Villa Clara), entre otras.
Al igual que sus ídolos internacionales, las letras del death metal cubano abordan el horror, el anticristianismo, el satanismo, la muerte, los sucesos paranormales y las enfermedades. También los temas relacionados con los asesinos en serie, el canibalismo y las parafilias son bastante usuales, aunque puede haber otros. Por ejemplo, la banda capitalina Combat Noise se centra en los acontecimientos bélicos y denomina su sonido como war death metal.
Los detractores del género expresan abiertamente que es ensordecedor, pero posee una de las más complejas estructuras musicales de nuestro tiempo. Las guitarras distorsionadas, el uso dominante del doble pedal, los tempos abruptos, los afilados riffs de guitarra o las voces guturales, son bien difíciles de lograr.
Lo cierto es que el death metal produce una inefable conmoción al verdadero seguidor. Desde hace rato tenemos bandas de gran calidad, pero debemos apoyarlas para que la escena pueda seguir creciendo.
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24 de junio de 2013
El movimiento de death metal en Cuba tiene un significativo número de fieles, no sólo de la escena foránea, sino de lo facturado en el patio. Algunas de las bandas contemporáneas más representativas son: Agonizer, Combat Noise, Congregation, Blinder, Necrófago, Scythe, Cancerbero, Grinder Carnage, Jeffrey Dahmer y Mortuory. Dicho movimiento reclama un mayor espacio dentro del panorama musical cubano. Esto para nada quiere decir que rompan con las premisas del metal underground, pero estos músicos demandan atención.
El género logró dar frutos en una tierra reconocida mundialmente como bastión de la música popular bailable. Además, no se puede desestimar el incipiente respaldo institucional que ha recibido desde su llegada a la Isla. En parte, este asunto tiene mucho que ver con la asimilación de códigos musicales, pero también se le hizo un encubierto juicio político de acuerdo con el lugar de procedencia (Norteamérica y Europa), como le sucedió al rock.
La insuficiente divulgación, la burocracia para evaluarse como profesionales y la falta de interés de las disqueras, son tan sólo algunos de los obstáculos que golpean a estos artistas y que limitan el desarrollo del movimiento. Para fortuna de sus seguidores, el death metal sabe conducirse por senderos angostos después de tantos años lidiando con estos asuntos.
El death metal llegó al país proveniente de los Estados Unidos de América, Francia y Países Bajos, a finales de los años ochenta. Los álbumes Scream Bloody Gore (1987) y Leprosy (1988) de Death, Altars of Madness (1989) de Morbid Angel, Slowly We Rot (1989) de Obituary, Final Holocaust (1989) de Massacra y Consuming Impulse (1989) de Pestilence, prendieron la llama, pero hubo que esperar unos años para ver los primeros brotes de factura nacional.
Durante la década siguiente continuó llegando música de los mencionados países, pero se sumaron muchas bandas europeas. De acuerdo con el impacto, no se pueden dejar de mencionar los álbumes Left Hand Path (1990) de Entombed, Deicide (1990) de Deicide, Dawn of Possession (1991) de Immolation, Tomb of the Mutilated (1992) de Cannibal Corpse, Onward to Golgotha (1992) de Incantation, Nespithe (1993) de Demilich, Slaugther of the Soul (1995) de At The Gates y None So Vile (1996) de Cryptopsy.
Algunas de las bandas pioneras en esta tierra fueron Celhlow (La Habana), Destrozer (Holguín), Médium (Villa Clara), Necrófago (Villa Clara), Sectarium (Villa Clara), Agonizer (La Habana), Tendencia (Pinar del Río), Combat Noise (La Habana) y Scythe (Villa Clara), entre otras.
Al igual que sus ídolos internacionales, las letras del death metal cubano abordan el horror, el anticristianismo, el satanismo, la muerte, los sucesos paranormales y las enfermedades. También los temas relacionados con los asesinos en serie, el canibalismo y las parafilias son bastante usuales, aunque puede haber otros. Por ejemplo, la banda capitalina Combat Noise se centra en los acontecimientos bélicos y denomina su sonido como war death metal.
Los detractores del género expresan abiertamente que es ensordecedor, pero posee una de las más complejas estructuras musicales de nuestro tiempo. Las guitarras distorsionadas, el uso dominante del doble pedal, los tempos abruptos, los afilados riffs de guitarra o las voces guturales, son bien difíciles de lograr.
Lo cierto es que el death metal produce una inefable conmoción al verdadero seguidor. Desde hace rato tenemos bandas de gran calidad, pero debemos apoyarlas para que la escena pueda seguir creciendo.
Comentarios Dejar un comentario
- Jc
- 25 de junio, 2013 5:15 pm (GMT-5:00)
- Que buena noticia , saber que hay este genero de musica en Cuba...
- 25 de junio, 2013 5:15 pm (GMT-5:00)
- Rafa
- 25 de junio, 2013 11:50 am (GMT-5:00)
- Que bien, yo he buscado información sobre el death metal en Cuba y no habÃa encontrado nada. Después de leer este artÃculo tengo algunos elementos. Gracias.
- 25 de junio, 2013 11:50 am (GMT-5:00)
- Yoyo
- 25 de junio, 2013 10:19 am (GMT-5:00)
- Y todas esas agrupaciones tienen sus seguidores, eso de apoyar creo que mas bien depende de instituciones. Yo al menos, disfruto mucho en los conciertos que ofrecen y ojalá me enterara de todos, porque eso es lo que a mi entender más falla, las promociones y divulgaciones, pero eso en manos de quién está????
- 25 de junio, 2013 10:19 am (GMT-5:00)