Maravillosa noche con Freddy Laffita



La sede de la Asociación Hermanos Saíz en Las Tunas, conocida popularmente como Casa del Joven Creador, sirvió de escenario al talentoso trovador Freddy Laffita, el pasado 4 de julio. No acudió una multitudinaria audiencia, pero sí contó con la presencia de sus más fieles admiradores en la ciudad.

La noticia de que el cantautor daría un concierto en la céntrica institución se esparció a duras penas entre los seguidores de la vanguardia artística de las cuerdas. Situaciones similares son habituales, y es una pena, porque la calidad de la música de Freddy es reconocida y no pocos han experimentado el ambiente mágico que irradian cada una de sus presentaciones. Con este tipo de antecedentes las expectativas estaban bien altas.

El día fue bastante caluroso y la noche aunque también tuvo lo suyo, siempre resulta atractiva para los jóvenes que en pequeños grupos fueron llegando y agrupándose en torno al pequeño audio ubicado en un extremo de la amplia sala. Más tarde se colocaron unos cuantos taburetes, y poco a poco continuó llegando un público más heterogéneo, hasta que alrededor de las 10:00 p.m. apareció Freddy, guitarra en mano, saludando a conocidos y amigos. En esta ocasión se hizo acompañar de dos jóvenes músicos que asumieron el bajo y un cajón.

El trovador se acercó al micrófono y saludó a la audiencia para comenzar a deleitarnos con su música. Interpretó las canciones “Pedradas al espejo”, “El predicador”, “La última primavera”, “Canción simple”, “Pared adentro”, “Atando cabos”, “Qué falta le hace”, “Leve resplandor”, “Ni dos palabras” y “Cuarto corazón”, dejándonos un sabor particularmente bueno, y eso que las condiciones del local y el audio no ayudaron mucho.

Volví a constatar que Freddy es un tremendo poeta, tiene el don de construir historias verdaderamente ingeniosas y de singular belleza. Además, le encanta compartir con el público. Recuerdo cuando expresó hace algunos años en el Centro Pablo: “la trova es una comunidad de amistades, de espíritus cercanos, de gentes que establece relaciones muy hermosas a partir de la canción compartida y necesaria”. Pude comprobar que continúa cumpliendo con esas palabras, porque se le ve disfrutar cuando el público conoce las canciones y canta con él. Es ahí cuando más estrecha se hace la comunicación del espectador con el artista, lo cual funcionó durante todo el concierto.

“Ese hombre coge una guitarra y nos hace olvidar por instantes el suelo que pisamos. Entiende que el arte nos convierte en cómplices, entretenidos, sensibles y huracanados, porque así nace el proceso de creación”, declaró Yelaine Martínez el pasado año para la prensa local sobre el ambiente que logra el artista.

Esa noche volvió a hacernos cómplices de su arte seductor y pujante como vientos huracanados que aunque arrecien con ciclópea fuerza, jamás quiebran ni siquiera las más endebles flores.

En aproximadamente una hora y treinta minutos, todos los presentes fuimos testigos del acierto del cantautor. A través de la perfecta fusión entre poesía y música disfrutamos de una maravillosa noche con Freddy Laffita.

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