No sé cómo logro cantar delante de tantas personas



La reconocí nuevamente en el Submarino Amarillo, lo que ahora en vez de estar en la mesa a mi lado, estaba en el escenario. Lo gracioso es que cuando estudiaba en el ISDI, siempre dijo que un día llegaría allí, y unos años después lo hacía y en grande. Lo cierto es que Mirsa Martínez Linares, o mejor Mirsa vocalista, como expone en su página de Facebook, a sus 29 años es de estas chicas que cuando quieren algo, lo consiguen. Esa razón justifica que a las 4 a.m., hayamos seguido la fiesta en su casa y sea el comienzo de esta entrevista.

Como casi todo nacido en la Habana Vieja y viviendo en Marianao, Mirsa aparenta la sencillez y sobre todo la realidad. “Me considero una persona bastante práctica, me encanta escuchar música, ir a conciertos, me gusta llevarme bien con las personas, aunque a la vez soy bastante tímida”, me dice y luego, como si hablase con ella misma, revela: “a veces no sé cómo logro cantar delante de tantas personas”.

Lo que entablamos no se asemeja a una entrevista, más bien es una charla, interrumpida muchas veces por Gilberto, el compromiso sentimental de la cantante. Mirsa me comenta que entre sus aspiraciones actuales, además de casarse, le gustaría quedarse profesionalmente en el mundo de la música. “Me gustaría en general poder dedicarme a la música como profesión... y me gustaría que se reconocieran y no se limitaran a los músicos que por una razón u otra, no pudieron pasar una escuela de arte y que no por eso dejan de tener talento suficiente como para representar la cultura de este país a cualquier nivel”.

Tierra Quemá fue el primer grupo donde se presentó oficialmente, en el 2009. “Con el grupo Tierra Quemá nos presentamos en muchos municipios de la provincia Mayabeque”. Pero fue con el grupo Mente Abierta con quienes se presentó en el Submarino Amarillo. Esta presentación sin embargo, no le trae buenos recuerdos, y asegura que existe la posibilidad de no volver a cantar allí, “en las instalaciones como el Submarino Amarillo no dejan presentarse a músicos sin papeles”.

La llaman para la descarga porque unos guitarrazos y su voz, animan la madrugada. “Canto en el grupo, soy solista, coro, y a veces hago algo de percusión menor. Me gusta incursionar principalmente en los siguientes géneros: reggae, blues, jazz y música alternativa”, cuenta entre canción y canción. “También me gustaría escribir algo que sea mío, lamentablemente no compongo”.

“Mi familia me ha apoyado mucho, pero sobre todos mis muy buenos amigos”, –confiesa– han creído en mí desde siempre. Agradecerles a ellos y especialmente, en cuanto a la música se refiere, tengo que mencionar a una muy buena guía que tuve y que aún cuento con ella, Ariadna Amador Oropesa, músico, compositora y arreglista con un gran talento”.

“Estar en la música me ha dado muchas alegrías, la verdad, a pesar de las dificultades y de los trabajos que hay que pasar. Sin embargo, te da recuerdos que te quedan para siempre, por ejemplo, una vez que con el grupo Tierra Quemá estábamos programados para tocar en las fiestas del municipio Melena del Sur, antes de la agrupación de Gardi y cuando ya teníamos todos los instrumentos montados y ecualizados, llegó Gardi y dijo que el que iba a tocar era él, y tuvimos que desmontar todo, y al final no pudimos tocar. Desde ese día no podemos ni mirar a Gardi” –se ríe–.

“Cuando uno está arriba del escenario haciendo lo que le gusta, todo está bien. He conocido muchos músicos, tanto profesionales como de la calle igual que yo, y en general lo he disfrutado y aprendido demasiado para mi carrera, y para mi vida. No considero que haya llegado aún a donde más pueda llegar, me quedan muchísimas cosas por aprender y por cantar, –me dice y con impulso se levanta– eso sí, me gustaría tener la oportunidad de hacerlo… ¡Y vamos que no te vas a pasar escribiendo de mí toda la fiesta!”

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