No tengo un papel que diga lo que sé de música



“Me llamo Luis Alberto Varona Martín, pero mis amigos y la gente del barrio Altahabana, donde nací y vivo, me dicen Luiso. Quizás le parezca broma, pero a los 15 años hice la decisión más importante de mi vida, decidí que iba a ser músico”.

“Ahora tengo 22 y las cosas parecen ir bien. Tenía una carrera universitaria, Arquitectura, en la CUJAE, pero uno tiene que arriesgar por lo que considera su sueño y la dejé sin llegar a 3er año tan siquiera. Pero como soy un muchacho hiperactivo, siempre estoy buscando proyectos nuevos en los cuales ocupar mi mente y mi tiempo”.

“Físicamente no soy muy diferente, aunque me considero único, alto, muy pálido, con ojos y pelo castaño, pero a pesar de esto sigo soltero y sin compromiso, parece que estaré así hasta que encuentre la indicada, porque eso sí, soy muy selectivo. Ah, pero esa falta de chicas en mi vida, la cubre otra mucho mejor: mi música”.

“La música que hago siempre me representa, trato que sea lo suficientemente atractiva para todos, pero sin traicionar mis gustos personales. En estos momentos formo parte de una agrupación joven, donde toco la percusión. In Vivo es su nombre y la música que hacemos ahí podría incluirse en lo que se llama fusión trova, mezclando ritmos cubanos, caribeños y latinoamericanos, con otros menos conocidos”.

“Sin embargo, ahora pasamos por la fase de ensamblaje del ‘muñeco’, por decirlo de alguna forma. Estamos reestructurando las cosas que tenemos para presentar el proyecto como es debido, por lo cual no tenemos ninguna presentación programada. Me he presentado como telonero de agrupaciones de prestigio como Buena Fe y David Blanco”.

“Cuando uno se inserta en este mundo, debe estar dispuesto a pasar por situaciones de todo tipo. Por ejemplo, una vez cuando regresaba de la facultad, antes de llegar a la casa, me encuentro con uno de los miembros de la banda anterior que me dice que nos vamos a presentar dentro de dos horas en la Casa de la Cultura de La Lisa, y para allá vamos. Imagínense, yo sin almorzar, ni nada, porque nos habían prometido almuerzo allá, y cuando llegamos, nos pasamos como seis horas esperando para tocar y para comer, porque la comida era después. Empezó a llover y el concierto que estaba programado para las 8:00, comenzó a las 10. Bueno, antes de tocar yo me estaba sintiendo mal, mareado, así mismo me subí al escenario, y di lo mejor de mí, pero a la hora de bajar, me levanté y allí mismo quedé, me tuvieron que bajar cargado, porque me había dado una hipoglicemia. Pero lo mejor no es eso, lo mejor es que todavía estoy esperando el almuerzo de ese día. Gracias a mis amigos ese día llegué bien a la casa, pero también por aceptarme como soy y aceptar mi música, ya que no podría dedicarme a ella sin importarme lo material de no ser por ellos. También agradecer a mi familia y mis profesores de música, que me han apoyado muchísimo”.

“Existen demasiadas dificultades en el mundo de los artistas, sobre todo las que se originan a partir del hecho que no he estudiado música en ninguna escuela, o sea que no tengo un papel que diga que sé algo de música, y eso hace que algunas puertas cueste mucho trabajo abrirlas. Sin embargo, con perseverancia casi todo se puede lograr y seguiré haciendo lo posible, algunas veces lo imposible, por defender lo que hago y lo que me gusta”.

“Aspiro a ser un buen músico y a tener suficientes proyectos en la mano como para no tener que dejarlo nunca”.

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