El Niño y su gran reto



“Eney, vamos a jugar pelota”. “No puedo, hoy tengo ensayo”, responde por tercera vez en la semana. “Esto de ser músico no es cosa fácil como piensan algunos, a esto hay que meterle corazón”, confiesa Eney. El Niño, así le dicen sus amigos y los otros miembros de la banda, ya que a pesar de ser “tremendo trompetista”, cuenta sólo con 15 añitos. Si esto no es amor a la música, no sé de otro ejemplo mejor.

Nacido en Arroyo Naranjo, la ciudad que ve hacerse un hombre, o mejor dicho, un joven a Eney Juan Sanamé Jiménez, es Boyeros, que está encaminado en lo que le gusta, pues desde que tiene 6 años dice que de grande va a ser músico. “Me preocupa eso de ‘quemar’ etapas, yo soy el más joven de la banda que integro y tengo otras necesidades, como jugar, pero el grupo exige responsabilidad, a veces me preocupa no dar la talla”.

Sin embargo, eso no le quita el sueño al Niño, ni la sonrisa. “Soy moreno, bajito, de ojos pardos, y alegre, muy alegre, siempre me estoy riendo, una vez me dijeron que en cambio del Niño, me deberían decir ‘sonrisita’, eso no me gustó ni un poquito, porque después se te queda el apodo, hasta que ya eres grande”. Pero a su novia, sí que le dio risa el chiste.

“Toco desde muy chiquito y he estado en varias agrupaciones infantiles desde entonces, presentándome en varios escenarios importantes, como el Karl Marx, el Teatro Mella, el cine La Rampa, y muchos otros”. Pero el grupo donde toca ahora, es la prueba de fuego para Eney, pues es la primera agrupación juvenil donde se inserta y está consciente de que le quedan muchos retos para probarse a sí mismo. “El principal es la diferencia de edad, el director de la banda pasa los 30, y los demás los 20, son más maduros que yo, han estado en otras bandas, y ya se han presentado delante del público”. Como es una banda nueva, no cuenta con la experiencia de tocar delante de un público, que también constituye un reto para él.

“Es como tratar de convencer a la gente que la edad no importa, que uno es bueno, porque lo es, no porque tiene más o menos experiencia. También tengo una ventaja sobre mis compañeros, yo estudio en una escuela de música”. Pese a todo esto, Eney no se siente disminuido en el grupo, toca la trompeta, hace arreglos a las canciones y revela que le gustaría algún día componer la letra de alguna, pero que aún no se siente preparado para esta empresa.

“Me gusta la música que hacemos en la banda, es una especie de trova fusión, muy contagiosa. Me gusta además, que no nos estancamos en esta ‘nada más’, sino que incursionamos en otros géneros como reggae, bolero, funky, entre otros”. Como a todo niño, ya adolescente, se siente atraído por lo que no conoce y le gusta experimentar.

Cuando uno tiene esa edad, debe contar con el apoyo de su familia, aunque esta no esté de acuerdo en el camino que el menor debe seguir. “Mis padres me apoyaron muchísimo, se dieron cuenta bastante pronto de mi talento, y me incitaron a perseguir mi sueño, gracias a ellos hoy soy trompetista”.

“Espero algún día estudiar en el ISA y hacerme músico profesional, y sin dudas esto me servirá de base, es una gran oportunidad. También que las horas que le robo al juego y al estudio para ensayar, me sirvan para convertirme en un reconocido trompetista, reconocido por todos”.

Atrás


Comentarios   Dejar un comentario
No hay comentarios en este momento.