La música me eleva
26 de agosto de 2013
Acabado de cumplir la mayoría de edad, Luisnier ya sabía desde antes, el giro que quería dar a su vida. Músico, siempre músico, para vivir como sus ídolos, llegar a un escenario y ser aplaudido, no sólo por ser popular o famoso, sino porque encima de este, siempre va a dar lo mejor de sí.
Habanero del municipio Regla, donde se mezcla realidad con religión, tuvo que salir por condiciones externas de su barrio a su actual Santiago de Las Vegas. “Lo que sucede, conviene”, suele decir con respecto a esto, “si no me hubiese ido, no conociera a mis amigos, a mi novia, y tal vez, ni fuera músico”. Se refiere a su nueva vida, insertado en una banda que se caracteriza por hacer música fusión de muchos ritmos, tantos nacionales como foráneos.
“En el grupo me han dado oportunidades, además de tocar el trombón que es lo mío, hago voces, soy arreglista y director musical”. Son las palabras de un joven inmerso en el mundo de la música desde los 10 años, “cuando tú eres pequeño, las cosas son diferentes, tú no te preocupas por las presentaciones, por los ritmos, lo tuyo es tocar y que salga bien, pero ahora es otra cosa, tienes que poner de tu parte, si no es que tienes que ponerte completo, porque si no lo hacemos nosotros, nadie va a venir a hacerlo”.
“Los músicos cubanos afrontan muchas dificultades, y más los que no tienen papeles y no han estudiado en una escuela de música, eso es lo que más nos afecta. Por otro lado, la logística, los instrumentos que no son nada fáciles de conseguir, debes estar muy seguro de lo que quieres para meterte en esto”.
A pesar de no tener programada ninguna presentación aun, Luisnier Figueredo Ramírez, o Luisi, confiesa no tener miedo a estar en el escenario, pero con su devenir musical, esto se puede explicar. Integrante de Vanvancito, se ha presentado en disímiles plazas nacionales como el Teatro Karl Marx, el Teatro Mella, el cine Avenida, La Feria Internacional del Libro, entre otros.
“Me considero arriesgado, por eso no puedo tener pena. Soy blanco, de pelo castaño y ojos verdes. Soy una persona que le gusta mucho salir y compartir con sus amigos, y además soy una persona muy enamorada de todo, de mi pareja, de mi familia, y de mi música”. Hablando de su familia no puede evitar agradecer a su mamá y a su abuela, quienes lo han apoyado incondicionalmente y sin reservas, al punto que afirma, que si es músico, hoy o algún día, es gracias a ellas. “También agradezco a mis compañeros de grupo, los cuales me ofrecieron la oportunidad de tocar con ellos y de paso compartir, los que considero los mejores años de mi vida”.
“La música me eleva y significa un sinfín de cosas para mí, no es sólo el deseo de hacerla profesionalmente, sino porque es la manera que tengo de expresarme, de mostrarme al mundo como realmente soy. Algunos son buenos con las palabras, con los planos, con la pintura, yo soy bueno con los acordes y las notas, y me satisface muchísimo que así sea, porque cada vez que toco es para mí, como acercarme a la perfección, ya que disfruto la música grandemente, al punto que mi vida sin ella, no valdría la pena. Aspiro que un día me reconozcan como un buen músico, pero sobretodo, pasar todo lo que me queda haciendo lo que me gusta, tocar, y tal vez en algún momento componer algún tema de mi autoría”.
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26 de agosto de 2013
Acabado de cumplir la mayoría de edad, Luisnier ya sabía desde antes, el giro que quería dar a su vida. Músico, siempre músico, para vivir como sus ídolos, llegar a un escenario y ser aplaudido, no sólo por ser popular o famoso, sino porque encima de este, siempre va a dar lo mejor de sí.
Habanero del municipio Regla, donde se mezcla realidad con religión, tuvo que salir por condiciones externas de su barrio a su actual Santiago de Las Vegas. “Lo que sucede, conviene”, suele decir con respecto a esto, “si no me hubiese ido, no conociera a mis amigos, a mi novia, y tal vez, ni fuera músico”. Se refiere a su nueva vida, insertado en una banda que se caracteriza por hacer música fusión de muchos ritmos, tantos nacionales como foráneos.
“En el grupo me han dado oportunidades, además de tocar el trombón que es lo mío, hago voces, soy arreglista y director musical”. Son las palabras de un joven inmerso en el mundo de la música desde los 10 años, “cuando tú eres pequeño, las cosas son diferentes, tú no te preocupas por las presentaciones, por los ritmos, lo tuyo es tocar y que salga bien, pero ahora es otra cosa, tienes que poner de tu parte, si no es que tienes que ponerte completo, porque si no lo hacemos nosotros, nadie va a venir a hacerlo”.
“Los músicos cubanos afrontan muchas dificultades, y más los que no tienen papeles y no han estudiado en una escuela de música, eso es lo que más nos afecta. Por otro lado, la logística, los instrumentos que no son nada fáciles de conseguir, debes estar muy seguro de lo que quieres para meterte en esto”.
A pesar de no tener programada ninguna presentación aun, Luisnier Figueredo Ramírez, o Luisi, confiesa no tener miedo a estar en el escenario, pero con su devenir musical, esto se puede explicar. Integrante de Vanvancito, se ha presentado en disímiles plazas nacionales como el Teatro Karl Marx, el Teatro Mella, el cine Avenida, La Feria Internacional del Libro, entre otros.
“Me considero arriesgado, por eso no puedo tener pena. Soy blanco, de pelo castaño y ojos verdes. Soy una persona que le gusta mucho salir y compartir con sus amigos, y además soy una persona muy enamorada de todo, de mi pareja, de mi familia, y de mi música”. Hablando de su familia no puede evitar agradecer a su mamá y a su abuela, quienes lo han apoyado incondicionalmente y sin reservas, al punto que afirma, que si es músico, hoy o algún día, es gracias a ellas. “También agradezco a mis compañeros de grupo, los cuales me ofrecieron la oportunidad de tocar con ellos y de paso compartir, los que considero los mejores años de mi vida”.
“La música me eleva y significa un sinfín de cosas para mí, no es sólo el deseo de hacerla profesionalmente, sino porque es la manera que tengo de expresarme, de mostrarme al mundo como realmente soy. Algunos son buenos con las palabras, con los planos, con la pintura, yo soy bueno con los acordes y las notas, y me satisface muchísimo que así sea, porque cada vez que toco es para mí, como acercarme a la perfección, ya que disfruto la música grandemente, al punto que mi vida sin ella, no valdría la pena. Aspiro que un día me reconozcan como un buen músico, pero sobretodo, pasar todo lo que me queda haciendo lo que me gusta, tocar, y tal vez en algún momento componer algún tema de mi autoría”.
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