El Médico y su Cubaton Story



Cuando al realizador sueco Daniel Fridell se le ocurrió contar la historia del famoso cantante santiaguero al que conocen todos como El Médico, Reynier Casamayor Griñán, no pensó que estaba instaurando en la mente de sus espectadores, un antes y un después.

En el póster del largometraje que llenó la sala del Cine Rialto y también consiguió retar otras actividades del Festival del Caribe en Santiago de Cuba, el Médico es la figura central y dos mujeres más le secundan. “Tendrá que elegir entre ser médico sirviendo a su madre y a la Revolución Cubana, o seguir su sueño de ser músico”.

Si esa promoción fue hecha con el ímpetu de vender la película, pues después de verla no hay dudas de que todos pensaban igual: lo había logrado. Porque no es sólo la historia de un médico, así en minúsculas, o cualquier otro profesional graduado de una universidad de la salud cubana, no es la historia de un doctor que cumple con su servicio social, como se espera de él y sigue trabajando asalariadamente. No. Es el recuento de un desafío entre un hijo y la mujer que más ama en su vida: su madre. Él le lleva el diploma de graduado a ella que está plenamente convencida del sacrificio que exige el país, pero al mismo tiempo le demuestra que quiere seguir siendo cantante de reggaetón y que aspira a vender sus discos en el extranjero, con una gira, sponsors y todo. Y como aderezo, para salpicar the true history, están las quimeras de una muchacha de barrio que quiere ser bailarina.

Las imágenes de Santiago, sus barrios, playas, calles y montes se unen con la música que más se baila actualmente: el reggaetón, y desarrollan un argumento veraz donde es brillante la actuación de la Madre, así en mayúscula, ¿habrá sabido ella que estaba siendo filmada? Donde es creíble por la ingenuidad de Cuquita, esa bailarina de cuerpo cimbreante que sólo quiere brillar en una pista o en videos. Donde es emocionante porque el protagonista sigue siendo obstinadamente el mismo de siempre, aunque un patrocinador extranjero le exija lo que otros sin pensarlo dan.

Como el lenguaje de los personajes no se manoseó ni se endulzó, los espectadores gozaron con todas las expresiones comunes y hasta con las “malas palabras”, pero también se emocionaron con esos increíbles duelos entre la Madre y el Médico, con la competencia de baile callejero, con la estancia en La Habana, y con las líneas y los créditos del final.

El Médico: The Cubaton Story es un filme que se disfruta mucho y se parece muchísimo a Santiago. Con sus guiños dramatúrgicos, retrata una realidad que golpea o murmura en la pared de al lado o en el apartamento de arriba. Quizás la moraleja final pudo ser más sorpresiva, es probable que la capacidad de venta de un ser humano se haya puesto en entredicho en más de una escena.

Es una lástima saber que el documental nunca lo veremos en un canal nacional, ni mucho menos local, aunque fue visionado en Mar de Plata 2011 y en el Nueva York Latino donde fue elegido como el mejor documental. Los rumores dicen que pronto llegará a la capital, mientras tratan de reestrenarla en un espacio más grande en Santiago.

Mientras tanto, ahí está, El Médico: The Cubaton History, asequible para el que sepa buscar un testimonio real de esta Cuba actual, sin tanto maquillaje y sí con mucha naturalidad, con su dosis de reggaetón, de humor, y por supuesto, un final feliz.

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Comentarios   Dejar un comentario
migdalia
23 de febrero, 2016 7:14 am (GMT-5:00)
Cómo puedo a ceder .a ver este documental