En Congreso los artistas cubanos, pero…
9 de septiembre de 2013
Escritores, artistas plásticos, músicos, artistas escénicos, y de la radio y la televisión en el país celebrarán próximamente su 8vo Congreso.
La UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) no pretende, según plantea en su convocatoria, cumplir un mero ritual, sino busca ubicarse en el sitio de vanguardia que le corresponde.
Esta organización que reúne a la mayoría de los artistas e intelectuales cubanos, enfrenta complejos problemas, afronta deficiencias y debilidades, y tropieza con no pocos obstáculos a la hora de cumplir sus funciones.
Cultura, educación y sociedad serán una vez más tres conceptos claves para la UNEAC en su 8vo Congreso. Todos los temas referentes a ellos estarán en el centro de debate de la intelectualidad cubana. Porque aunque la UNEAC posee una valiosa tradición cultural y está lista para escuchar, dialogar y llevar a todos mediante las diversas manifestaciones del arte; la incultura, las conductas marginales y el deterioro del tejido espiritual de esta nación evidencian aún más la necesidad de buscar nuevos métodos y estrategias para emplear el arte como terreno primordial, la educación como vehículo por excelencia y los medios de comunicación cuyas potencialidades se han revolucionado en el presente, en aras de contribuir a un equilibrio justo para todos los que crean.
La UNEAC, al parecer, pretende consolidarse como la organización que demandan hoy los intelectuales y artistas cubanos. Para ello se proponen trabajar con todas las instituciones que influyen en la formación de valores éticos y culturales de la población.
En la convocatoria a la máxima cita de los intelectuales cubanos la UNEAC se autodefine como: “Una organización social con especialidades y con un campo complejo de estrategias y objetivos propios. Nunca formaremos parte de una élite lejana de la mayoría. Nunca perderemos de vista que el ámbito cultural es mucho más amplio que el de cualquier especialista. La cultura en su sentido antropológico, cala en la vida, las actitudes, los valores, las relaciones humanas y los ideales de un pueblo”.
Discursivamente la invitación al Congreso parece resolver los males que aquejan a los artistas cubanos pero, ¿acaso no olvida la UNEAC al menos abordar con carácter crítico y realista las realidades del movimiento underground cubano? ¿O será que los artistas underground no son considerados por los intelectuales cubanos como tal y por ende no merecen un espacio entre ellos? Estas interrogantes puede que tengan varias aristas y no todos tengan el mismo criterio acerca de aquellos que crean por el mero sentimiento de creación, y el asomo innato de talento que no siempre tiene por qué ser cultivado en academias o patrocinado con un fin comercial. Sin embargo, ¿se hace o no eco el movimiento underground cubano en la isla de las palabras expresadas en el llamamiento al cónclave?
Resulta verdaderamente contradictorio que los artistas que no son reconocidos, que por lo general no se integran a organización alguna y que pasan incontables vicisitudes mientras buscan un escenario para sus presentaciones o un espacio para crear, estén haciendo desde hace mucho tiempo y sin saberlo, la obra que la UNEAC les pide a sus miembros.
Son los artistas underground cubanos los que tratan en sus obras, ya sea en composiciones musicales o plásticas, los temas sociales y las cuestiones que aquejan a la sociedad cubana actual, y sobre todo a los más desposeídos y marginados dentro de ella.
Existe entonces una contradicción entre lo que demanda la UNEAC y la función que realmente realiza. No puede decirse que sea responsabilidad de directivos de la organización el hecho de atraer a ella a aquellos artistas que responden a su tiempo en cada cosa que hacen, pero sí depende de quienes están a la vanguardia artística cubana al menos proponer la integración entre unos y otros con el único fin de mostrar lo mejor del arte cubano dentro y fuera de este país.
Ojalá y el 8vo Congreso constituya punto de partida en este asunto.
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9 de septiembre de 2013
Escritores, artistas plásticos, músicos, artistas escénicos, y de la radio y la televisión en el país celebrarán próximamente su 8vo Congreso.
La UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) no pretende, según plantea en su convocatoria, cumplir un mero ritual, sino busca ubicarse en el sitio de vanguardia que le corresponde.
Esta organización que reúne a la mayoría de los artistas e intelectuales cubanos, enfrenta complejos problemas, afronta deficiencias y debilidades, y tropieza con no pocos obstáculos a la hora de cumplir sus funciones.
Cultura, educación y sociedad serán una vez más tres conceptos claves para la UNEAC en su 8vo Congreso. Todos los temas referentes a ellos estarán en el centro de debate de la intelectualidad cubana. Porque aunque la UNEAC posee una valiosa tradición cultural y está lista para escuchar, dialogar y llevar a todos mediante las diversas manifestaciones del arte; la incultura, las conductas marginales y el deterioro del tejido espiritual de esta nación evidencian aún más la necesidad de buscar nuevos métodos y estrategias para emplear el arte como terreno primordial, la educación como vehículo por excelencia y los medios de comunicación cuyas potencialidades se han revolucionado en el presente, en aras de contribuir a un equilibrio justo para todos los que crean.
La UNEAC, al parecer, pretende consolidarse como la organización que demandan hoy los intelectuales y artistas cubanos. Para ello se proponen trabajar con todas las instituciones que influyen en la formación de valores éticos y culturales de la población.
En la convocatoria a la máxima cita de los intelectuales cubanos la UNEAC se autodefine como: “Una organización social con especialidades y con un campo complejo de estrategias y objetivos propios. Nunca formaremos parte de una élite lejana de la mayoría. Nunca perderemos de vista que el ámbito cultural es mucho más amplio que el de cualquier especialista. La cultura en su sentido antropológico, cala en la vida, las actitudes, los valores, las relaciones humanas y los ideales de un pueblo”.
Discursivamente la invitación al Congreso parece resolver los males que aquejan a los artistas cubanos pero, ¿acaso no olvida la UNEAC al menos abordar con carácter crítico y realista las realidades del movimiento underground cubano? ¿O será que los artistas underground no son considerados por los intelectuales cubanos como tal y por ende no merecen un espacio entre ellos? Estas interrogantes puede que tengan varias aristas y no todos tengan el mismo criterio acerca de aquellos que crean por el mero sentimiento de creación, y el asomo innato de talento que no siempre tiene por qué ser cultivado en academias o patrocinado con un fin comercial. Sin embargo, ¿se hace o no eco el movimiento underground cubano en la isla de las palabras expresadas en el llamamiento al cónclave?
Resulta verdaderamente contradictorio que los artistas que no son reconocidos, que por lo general no se integran a organización alguna y que pasan incontables vicisitudes mientras buscan un escenario para sus presentaciones o un espacio para crear, estén haciendo desde hace mucho tiempo y sin saberlo, la obra que la UNEAC les pide a sus miembros.
Son los artistas underground cubanos los que tratan en sus obras, ya sea en composiciones musicales o plásticas, los temas sociales y las cuestiones que aquejan a la sociedad cubana actual, y sobre todo a los más desposeídos y marginados dentro de ella.
Existe entonces una contradicción entre lo que demanda la UNEAC y la función que realmente realiza. No puede decirse que sea responsabilidad de directivos de la organización el hecho de atraer a ella a aquellos artistas que responden a su tiempo en cada cosa que hacen, pero sí depende de quienes están a la vanguardia artística cubana al menos proponer la integración entre unos y otros con el único fin de mostrar lo mejor del arte cubano dentro y fuera de este país.
Ojalá y el 8vo Congreso constituya punto de partida en este asunto.
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