Reflexiones a propósito de la presentación de Dibu



Dibu es el nombre artístico de un cantante que hizo su debut como vocalista en el grupo Ecos, de la ciudad de Cienfuegos hace varios años. Como algunos podrán imaginar, existe una estrecha relación entre las características físicas de este intérprete y las del animado argentino que llevaba el mismo nombre, y que fuera televisado en Cuba hace algún tiempo. En diversas ocasiones he tenido la oportunidad de ver un espectáculo de Dibu, que ahora devenido solista, se ha dedicado a interpretar más o menos los mismos géneros que solía cantar con Ecos.

Hace unos días en el Paseo del Prado en Cienfuegos, me tropecé con la más reciente presentación de Dibu. Aunque no es usual verlo en este sitio, logró reunir algunos seguidores que le hacían coro, mientras lidiaban con el ruidoso tráfico de un sábado por la noche. La presentación resultó, excepto por el sitio escogido, una de las típicas del artista. Con aparatosos movimientos y saltos que rompían al compás de la música, y pequeñas corridas desde el final hasta el inicio del escenario, interpretó todas las canciones. Sin embargo, confieso me alarmó las veces que le escuché desentonar enfrente de tantas personas.

El repertorio de Dibu, no tan extenso pero diverso, incluye arreglos de temas de los Rolling Stones, Europa, Michael Jackson y Elton John. Pero resulta una verdadera lástima escuchar estas versiones o covers sin la calidad musical requerida. Por eso aprovecho este espacio para esclarecer, que lo underground no es sinónimo ni analogía de desafinación o falta de talento. Los recursos musicales y técnicos, así como la intención conceptual, sólo condicionan la calidad musical de lo underground, no la determinan.

La música que está de moda es una cosa y otra bien distinta es la calidad musical que una obra debe contener. Cuando el público se anima a seguir a los artistas, están haciendo su parte porque está de moda, les recuerda una época, un momento memorable y por otras razones no menos justas. En cambio, es responsabilidad de los artistas asegurar la calidad musical de sus propuestas y mucho más cuando estas se lanzan durante presentaciones en vivo.

Es cierto que los espectáculos en vivo se disfrutan y son cada vez más necesarios, pero también constituyen pruebas de fuego para los músicos. Aquí el artista tiende a incursionar en ámbitos poco explorados en las producciones discográficas, dígase improvisaciones o pequeñas interpretaciones a capela. Cuando estas técnicas no están consolidadas en el talento y muchas horas de práctica, pueden acontecer desvíos, deslices o desastres, en dependencia del caso, como el que les contaba de Dibu.

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