Las mexicanadas de los cuatro chicos campesinos
30 de septiembre de 2013
Los músicos ambulantes siguen invadiendo el escenario callejero de La Habana, muchos no encuentran apoyo en las empresas musicales, no están evaluados y algunos son muy jóvenes. Otros prefieren cantar por las calles que les ofrece cierto respiro económico pasando el “cepillo” (el sombrero).
Asombrosamente me encontré uno de estos fines de semana con un cuarteto musical que tenía a mucha gente escuchándolos con mucha pasión, aplaudiéndoles a rabiar y ofreciéndoles algunas moneditas para que “escaparan” *.
El cuarteto está compuesto por tres varones y una chica, todos muy jóvenes: Leo Rodríguez (guitarra), Luisniel Pérez (guitarrón), Luena Batista (cantante) y Gay Palmieri (cantante), del pueblo Imías en Guantanamo.
Ambos cantantes se comparten las canciones que son esencialmente de autores mexicanos, lo que en Cuba se hacen llamar “música de mariachis”. Luena es muy valiente cantando, es pequeña y le pone fuerza a las canciones que interpreta. “Desde niña escuchaba estas canciones en mi tierra, me las sabía casi todas, se me fueron grabando en la memoria. Lo he hecho a través de todos estos años en todas las actividades donde me invitaban. Estas melodías son inolvidables y le encantan a la gente del campo”.
Gay es un típico oriental, parece un mexicanito, y se sabe ganar la simpatía de los espectadores que le regalan monedas y le dan algún trago de ron. “La gente de La Habana son sabrosa, las provincias orientales están muy lejos, es como un zoológico. Lo mío es cantar por las plazas de la ciudad. Me encanta la onda mariachi, siempre me invitan a las fiestas. Ahora nos está yendo más o menos, pero llegamos a pasar mucho trabajo”.
El guitarrista Leo Rodríguez me dice que todos los días hacen el viaje desde Jaruco, situado a unos 30 km de la capital. “Llevamos dos años juntos cantando por donde quiera, siempre nos aclaman, sobre todo por lo joven que somos, generalmente esta música la hacían músicos y cantantes con más edad”.
Luisniel es el del guitarrón, lo hace con mucho orgullo, “me he metido en la piel de la música mariachi, es una música muy típica, muy auténtica y tiene ese sabor a campo que muchos aman. Este es un homenaje que le hacemos a la música rural original de Jalisco. Interpretamos rancheras, corridos, huapangos, sones jarochos y valses mexicanos. Gustan mucho también los boleros ranchera difundidos por Pedro Infante”.
Los cuatro “mexicanitos” a veces se visten con la charrería, los atavíos típicos como la manta de algodón, el sombrero de paja de trigo o de palma, y el traje de charro. “También nos vestimos como los mariachis actuales, –me explica Gay Palmieri– generalmente de negro o blanco. De acuerdo al reglamento de la charrería, el traje de charro (jinete hacendado o caporal) es de color negro solamente para ceremonias tales como bodas o funerales”.
Los cubanos son muy aficionados al cine mexicano que durante años se ha consumido en la Isla, recordemos por ejemplo las películas protagonizadas por Tito Guízar que fueron las primeras en mostrarse con éxito, seguidas por las de Jorge Negrete. Por tanto, “el mariachi” que era un elemento imprescindible en estas películas, sobre todo en las protagonizadas por Miguel Aceves Mejía, Pedro Infante y Luis Aguilar, gozan de gran aceptación en Cuba.
Es una gran labor lo que hace este cuarteto callejero, rescatando un género muy apreciado en la Isla, sobre todo en las regiones rurales y orientales, y trayéndolo a la capital donde abundan los cantantes de reggaetón, timba, rap y hip hop que aunque llenan las listas de éxitos de algunas emisoras, no necesariamente son del gusto de la población en general y sobre todo, de los más mayorcitos. Porque a decir verdad, ¿Quién no se ha tomado dos tragos de ron y en una noche de fiesta ha interpretado a capela una buena ranchera al mejor estilo mariachi?
*escapar: término popular cubano que significa resolver algo, ya sea dinero nacional o divisas, comida, o cualquier artículo necesario para el diario vivir.
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30 de septiembre de 2013
Los músicos ambulantes siguen invadiendo el escenario callejero de La Habana, muchos no encuentran apoyo en las empresas musicales, no están evaluados y algunos son muy jóvenes. Otros prefieren cantar por las calles que les ofrece cierto respiro económico pasando el “cepillo” (el sombrero).
Asombrosamente me encontré uno de estos fines de semana con un cuarteto musical que tenía a mucha gente escuchándolos con mucha pasión, aplaudiéndoles a rabiar y ofreciéndoles algunas moneditas para que “escaparan” *.
El cuarteto está compuesto por tres varones y una chica, todos muy jóvenes: Leo Rodríguez (guitarra), Luisniel Pérez (guitarrón), Luena Batista (cantante) y Gay Palmieri (cantante), del pueblo Imías en Guantanamo.
Ambos cantantes se comparten las canciones que son esencialmente de autores mexicanos, lo que en Cuba se hacen llamar “música de mariachis”. Luena es muy valiente cantando, es pequeña y le pone fuerza a las canciones que interpreta. “Desde niña escuchaba estas canciones en mi tierra, me las sabía casi todas, se me fueron grabando en la memoria. Lo he hecho a través de todos estos años en todas las actividades donde me invitaban. Estas melodías son inolvidables y le encantan a la gente del campo”.
Gay es un típico oriental, parece un mexicanito, y se sabe ganar la simpatía de los espectadores que le regalan monedas y le dan algún trago de ron. “La gente de La Habana son sabrosa, las provincias orientales están muy lejos, es como un zoológico. Lo mío es cantar por las plazas de la ciudad. Me encanta la onda mariachi, siempre me invitan a las fiestas. Ahora nos está yendo más o menos, pero llegamos a pasar mucho trabajo”.
El guitarrista Leo Rodríguez me dice que todos los días hacen el viaje desde Jaruco, situado a unos 30 km de la capital. “Llevamos dos años juntos cantando por donde quiera, siempre nos aclaman, sobre todo por lo joven que somos, generalmente esta música la hacían músicos y cantantes con más edad”.
Luisniel es el del guitarrón, lo hace con mucho orgullo, “me he metido en la piel de la música mariachi, es una música muy típica, muy auténtica y tiene ese sabor a campo que muchos aman. Este es un homenaje que le hacemos a la música rural original de Jalisco. Interpretamos rancheras, corridos, huapangos, sones jarochos y valses mexicanos. Gustan mucho también los boleros ranchera difundidos por Pedro Infante”.
Los cuatro “mexicanitos” a veces se visten con la charrería, los atavíos típicos como la manta de algodón, el sombrero de paja de trigo o de palma, y el traje de charro. “También nos vestimos como los mariachis actuales, –me explica Gay Palmieri– generalmente de negro o blanco. De acuerdo al reglamento de la charrería, el traje de charro (jinete hacendado o caporal) es de color negro solamente para ceremonias tales como bodas o funerales”.
Los cubanos son muy aficionados al cine mexicano que durante años se ha consumido en la Isla, recordemos por ejemplo las películas protagonizadas por Tito Guízar que fueron las primeras en mostrarse con éxito, seguidas por las de Jorge Negrete. Por tanto, “el mariachi” que era un elemento imprescindible en estas películas, sobre todo en las protagonizadas por Miguel Aceves Mejía, Pedro Infante y Luis Aguilar, gozan de gran aceptación en Cuba.
Es una gran labor lo que hace este cuarteto callejero, rescatando un género muy apreciado en la Isla, sobre todo en las regiones rurales y orientales, y trayéndolo a la capital donde abundan los cantantes de reggaetón, timba, rap y hip hop que aunque llenan las listas de éxitos de algunas emisoras, no necesariamente son del gusto de la población en general y sobre todo, de los más mayorcitos. Porque a decir verdad, ¿Quién no se ha tomado dos tragos de ron y en una noche de fiesta ha interpretado a capela una buena ranchera al mejor estilo mariachi?
*escapar: término popular cubano que significa resolver algo, ya sea dinero nacional o divisas, comida, o cualquier artículo necesario para el diario vivir.
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