Alberto Lescay y su regalo musical



Se presentó como una persona cargada de espiritualidad y que quiere brindársela a la gente. Similar es el influjo que deja su padre en sus obras, cada una de ellas con una mirada propia a este universo cubierto y protegido aún por la madre África, en un mar tan vasto como el Caribe.

Es Alberto Lescay Castellanos, hijo del reconocido artista plástico Alberto Lescay Merencio. El joven desde hace ya un tiempo se está presentando en varios escenarios de Santiago de Cuba con su banda y proyecto de jazz Formas.

Una de sus actuaciones más interesantes ocurrió en el Festival del Caribe, el 3 de julio de 2013, cuando hizo la apertura de la exposición “Vida de muertos” de su padre.

Allí interpretó la pieza del mismo nombre, que de cierta manera dio a entender el sustrato en el que descansa una parte de su obra. “Es una temática bastante fuerte, al mismo tiempo controvertida para muchas personas, porque se trata de la muerte y la vida. Creo que es una oportunidad para que juntos podamos experimentar una unidad espiritual con quienes una vez influyeron en nuestras vidas y no están presentes ahora. Siempre esas personas que se relacionaron con nosotros y tuvieron una vida espiritual intensa con los que estamos vivos, dejaron una huella en nuestras mentes y corazón que se puede mostrar a través de la música”.

Por estar en la Casa del Caribe, el recuerdo de Joel James se hizo más intenso y creció su legado, como una especie de signo vital de todos los que de alguna forma se presentan en ese espacio siempre mágico de Santiago de Cuba. “Es precisamente eso lo que queremos expresar, basándonos en esa frase tan maravillosa de Joel James que tiene que ver con el hecho de los que están muertos. Si no hubiésemos experimentado lo que sentimos en estos momentos por ellos, nosotros que estamos vivos, no tenemos sentido de seguir viviendo, si no lo sentimos así en nuestra espiritualidad”.

La pieza que Alberto Lescay hijo interpretó, la catalogó como “una música bastante libre”. “Soy del criterio que todo lo que suena, si se hace con espiritualidad, es música. Trato de mezclar sonoridades electrónicas con las acústicas usando instrumentos afrocubanos, tumbadora y batá, y otros elementos de misceláneas de percusión. Uso la trompeta como elemento acústico y todo eso se unifica para tratar de crear una atmosfera espiritual intensa y con mucha luz, siempre mezclando esa oscuridad y al mismo tiempo esa luz, o lo que es igual, tanto la muerte como la vida”.

Crecer al lado de un hombre de la talla e influencia de Alberto Lescay Merencio, tiene un reflejo directo en sus producciones musicales. “Desde niño siempre fui muy influenciado por él, soy del criterio de que las huellas que dejan los padres en los hijos, son muy importantes, sobre todo las espirituales, que son positivas, claro. Él caló mucho en mi corazón, desde muy niño. Siempre percibí mucho su obra, él me involucraba siempre de una manera o de otra, y creo que también eso me está influenciando en lo que estoy haciendo. Y queremos hacer cosas juntos, siempre lo hemos hecho, en diferentes exposiciones yo he tocado, incluso he hecho piezas para sus obras escultóricas y pictóricas, y me ha encantado”.

Trabajando con tales preceptos, Alberto Lezcay y su música tienen un sitio de preferencia y halagadoras críticas en diversos escenarios santiagueros.

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