La Skina llegó para quedarse



Hace casi quince años varios amigos se reunieron en uno de los parques del centro histórico de la ciudad de Camagüey, y decidieron unirse para buscar vías y formas de expresión, defender y cultivar la cultura hip hop. Surgía así el proyecto La Skina, en alusión a la intersección de las calles donde en las tardes compartían sueños y rapeaban ante improvisados auditorios de vecinos y transeúntes.

Poco a poco fueron convenciendo a unos y cansando a otros con perseverancia y calidad, para ganarse un lugar no sólo en el movimiento underground de la provincia y del país, sino también en las acciones de cultura comunitaria tan necesarias en estos tiempos.

El rapero Lewis Otrilla, Baconao, uno de los fundadores, rememora: “algunos teníamos experiencia de otros grupos independientes como Hierba Mala y Unión, pero teníamos afinidad y decidimos apostar en serio por el proyecto, porque tenía más integralidad y contábamos con rappers, DJ, bailadores de break dance y hasta dos graffiteros”.

“En ocasiones, cuando llegamos a algún lugar, –dice Reynier Victoria Cánovas, Pango– lo primero que hacen es mirarnos de reojo cuando decimos lo que hacemos. Desconocen lo que enseña, lo que aporta el rap y el hip hop, nosotros le debemos mucho de lo que somos, como personas y como artistas”.

La Skina ha crecido artísticamente y sus integrantes ya no son los mismos jóvenes atrevidos de los primeros años, pero la madurez les ha servido para ganar prestigio con su trabajo, y hoy se empinan cuando dicen que son el único proyecto comunitario de cultura alternativa en el país que organizan cada dos años el Festival Nacional TraKean2 y que fueron reconocidos con el premio 2012 del programa de televisión Cuerda Viva.

“A pesar de los éxitos siempre colaboramos con todo el que nos pida. –aclara Yasser Millet Rodríguez, Pachuco– A partir de nuestras experiencias la Asociación Hermanos Saiz creó el proyecto Golpe a Golpe, al cual nos integramos y nos ha permitido recorrer todos los lugares de la provincia, en especial comunidades de difícil acceso, donde hemos tenido que ser hasta payasos para los niños y hacer la música a palmada limpia porque no ha habido electricidad”.

Para los muchachos de La Skina mantener el contacto con la gente del barrio y beber de la sabia inspiradora de las realidades cotidianas, es lo más importante, por eso mantienen cada mes la peña del Parque del Cristo, donde no sólo divierten a los asistentes con las famosas peleas de improvisadores llamadas “peleas de gallos”, sino que pintan grafitis en improvisadas paredes de cartón y terminan invitando a todos a cantar y dibujar.

Dainiel Martínez Rondón, Chachito, es director y coreógrafo de La Skina, y el alma de los Festivales TraKean2, para él es básico “mezclar lo mejor y más autóctono de nuestra identidad musical como la timba, el son y el chachachá con el rap. Es un estilo que tiene detractores y adeptos, pero que hemos logrado imponer”.

“Reunir en un solo proyecto todos los elementos del hip hop: graffiteros, raperos, bailadores y DJ, fue un gran esfuerzo, pero valió la pena. –asegura Chachito– Las dificultades iniciales y las trabas, lejos de desanimarnos, nos llenaron de energía. El premio de Cuerda Viva nos abrió las puertas de la televisión y estamos trabajando en un video clip colectivo para presentarlo en los premios Lucas”.

“Lo más importante para todos nosotros –enfatiza el director de La Skina– es divulgar la cultura hip hop entre todas las personas a las que nos podamos acercar en la provincia. En ocasiones hemos llegado a lugares donde más que brindar un espectáculo, nos hemos convertido en profesores de los niños y jóvenes, hacemos de la presentación un taller donde los bailadores enseñan cómo hacer los pasos y las piruetas, los rappers dan clases de rima y poesía, y los graffiteros comparten pinceles y pinturas en murales colectivos donde hasta la impresión de un dedo en la pared o en el asfalto cuentan. De allí salimos más satisfechos, plenos como artistas y como personas. Eso no lo pueden hacer los representantes de muchas otras manifestaciones artísticas”.

“En cualquier parte de Cuba, en cualquier barrio, poblado, comunidad, en cualquier esquina –concluye Chachito– puede surgir un proyecto como el nuestro, abrirse paso y establecerse como reflejo de la sociedad en que vivimos, ojalá que así sea, pero por ahora, La Skina llegó para quedarse”.

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