Metaleando en serio (Primera parte)
28 de octubre de 2013
Sin ánimo de polemizar, pero con la necesidad de aprovechar la imparcialidad y el sentido común de esta página, me permito poner a consideración de los lectores varias ideas acerca del estado y el tratamiento que recibe el rock cubano actual por parte de instituciones, músicos, especialistas, periodistas, y seguidores.
Varios fueron los acontecimientos de los últimos meses que me llevaron a alejarme de las simples reseñas de conciertos y festivales, por considerar que ello no bastaría para exaltar, en unos casos, y poner en tela de juicio, en otros, el pulso metalero de la Isla.
Es práctica común en las instituciones cubanas, en determinados períodos del año, potenciar la realización de algunas acciones culturales que se presentan como opciones sanas y formas diferentes, para que la gente invierta el tiempo libre, pero que en la práctica cumplen el objetivo de redireccionar los intereses populares hacia los de la política estatal.
Como parte de ese andamiaje propagandístico se autorizó que por primera vez el Brutal Fest tuviera su versión veraniega, para lo que aunaron esfuerzos la Agencia Cubana de Rock, el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de la Música, con la abierta complicidad del sello discográfico francés Brutal Beatdown Records.
Siete ciudades de bien ganada tradición metalera fueron escogidas para montar el show. Escenarios de Santa Clara, Holguín, Bayamo, Camagüey, Sancti Spíritus, Pinar del Río y La Habana recibieron a la caravana rockera integrada por los chilenos de Dezaztre Natural, los belgas de Splattered Mermaids, y Severe, y los franceses de Mortuary, Cowards, y S-core. Sin embargo, ninguna de las mejores bandas cubanas pudo sumarse a la comitiva y realizar la gira. En los conciertos provinciales sólo una banda local compartiría el escenario con los visitantes. Justificaciones hubo miles, por supuesto ninguna convincente, pero no importaba que se relegara a quienes mantienen viva la imagen y latiendo el corazón del metal nacional. La justificación mediática era casi infantil: “los organizadores prevén la participación de más bandas nacionales en próximas ediciones”. Sobran las palabras.
Calidad y espectáculo apartes, siempre es bueno ver y oír qué hacen otros para comparar y conocer tendencias actuales del death, trash, sludge hardcore, y blackened punk, pero cuando los músicos deben asistir como espectadores a los conciertos y no como protagonistas, las limitaciones son extraordinarias.
No puedo pasar por alto que la prensa cubana en sus limitadas y esporádicas referencias al tema, se excedió en elogios y valoraciones positivas de las bandas foráneas, y aunque es buena y necesaria la hospitalidad, ellas no son lo mejor de lo mejor, lo que estoy seguro conocen muchos de esos cronistas.
Si estas líneas pueden servir de desagravio a los rockeros cubanos para de alguna forma resarcir el ostracismo al que quieren condenarlos los organizadores del Brutal Fest, vaya entonces el reconocimiento a las bandas Side de Villa Clara, Mephisto de Holguín, Metastasys de Contramaestre, Konfliktde Camagüey, Arrabio de Sancti Spíritus, Tendencia de Pinar del Río, y a las capitalinas Swith, Estima DC, Deadpoint, y Combat Noise.
Se repite hasta la saciedad que festivales como ese permiten el desarrollo del rock cubano y el intercambio con experiencias extranjeras, aseveraciones que eluden el verdadero contexto en el que los metaleros cubanos han tenido que perseverar por salir adelante en todos estos años.
El lenguaje oficialista de la Agencia Cubana de Rock que sólo promueve débilmente a sus miembros e ignora al resto, se mueve ahora en las promesas de “motivar” el interés de las empresas musicales del país, para que incluyan a los rockeros en la programación de sus espectáculos, retórica que no convence sobre todo por la falta de resultados prácticos, y por la poca ayuda y atención que reciben de las instituciones oficiales, quienes cultivan ese género en Cuba.
Otro que se las trae y que se lleva una de las mejores partes del manjar es sin dudas la disquera francesa Brutal Beatdown Records, quien en tiempos plurales, abiertos a nuevas tendencias artísticas y de pensamiento, para mantener su status y el monopolio del mercado rockero cubano, a pedido de las autoridades sólo invita a grupos con repertorios demasiado izquierdistas, sin tener en cuenta que la calidad de lo que hacen no deba ser un referente para los músicos cubanos.
Desde el año 2008 cuando esa casa disquera publicó el álbum compilatorio Not salsa, just brutal music, en el que aparecían diez bandas cubanas, sólo cuatro agrupaciones del patio han podido grabar discos bajo ese sello. Como es evidente que la zanahoria de las grabaciones se les agotó, ahora se mofan de los rockeros asegurando que trabajan duro para llevar el Brutal Fest a escenarios europeos, para que las bandas cubanas puedan tocar allí. Si al menos tuvieran el pudor de patrocinar aunque fuera la compra de algunos instrumentos musicales para las bandas del patio, otro gallo cantaría, como se dice en buen cubano.
Lo que sí demostró el Brutal Fest es que el rock cuenta en Cuba con un público heterogéneo, amplio, sediento de ver a sus bandas en acción y que se pasa la mayor parte del año literalmente cazando las esporádicas presentaciones, o esperando los festivales que organizan las provincias. Gente de todas las edades y tendencias, que merecen respeto y consideración, pues la vitalidad de esa manifestación se debe a ellos en gran medida.
Los conciertos de la Casa del Joven Creador en Holguín, en la bayamesa Plaza de la Patria, y en el camagüeyano Centro Cultural Recreativo Casino confirmaron esas realidades, y permitieron beber del elíxir del éxtasis y el delirio que genera el buen rock.
Mención aparte merecen en estas consideraciones la gira nacional de la banda Tendencia y la realización de los Festivales Rockasol de Cienfuegos, y Rock Metal Hg de Holguín, donde tuvo lugar un hecho inédito en la historia del metal cubano, pero esos serán los temas de nuestro próximo comentario.
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28 de octubre de 2013
Sin ánimo de polemizar, pero con la necesidad de aprovechar la imparcialidad y el sentido común de esta página, me permito poner a consideración de los lectores varias ideas acerca del estado y el tratamiento que recibe el rock cubano actual por parte de instituciones, músicos, especialistas, periodistas, y seguidores.
Varios fueron los acontecimientos de los últimos meses que me llevaron a alejarme de las simples reseñas de conciertos y festivales, por considerar que ello no bastaría para exaltar, en unos casos, y poner en tela de juicio, en otros, el pulso metalero de la Isla.
Es práctica común en las instituciones cubanas, en determinados períodos del año, potenciar la realización de algunas acciones culturales que se presentan como opciones sanas y formas diferentes, para que la gente invierta el tiempo libre, pero que en la práctica cumplen el objetivo de redireccionar los intereses populares hacia los de la política estatal.
Como parte de ese andamiaje propagandístico se autorizó que por primera vez el Brutal Fest tuviera su versión veraniega, para lo que aunaron esfuerzos la Agencia Cubana de Rock, el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de la Música, con la abierta complicidad del sello discográfico francés Brutal Beatdown Records.
Siete ciudades de bien ganada tradición metalera fueron escogidas para montar el show. Escenarios de Santa Clara, Holguín, Bayamo, Camagüey, Sancti Spíritus, Pinar del Río y La Habana recibieron a la caravana rockera integrada por los chilenos de Dezaztre Natural, los belgas de Splattered Mermaids, y Severe, y los franceses de Mortuary, Cowards, y S-core. Sin embargo, ninguna de las mejores bandas cubanas pudo sumarse a la comitiva y realizar la gira. En los conciertos provinciales sólo una banda local compartiría el escenario con los visitantes. Justificaciones hubo miles, por supuesto ninguna convincente, pero no importaba que se relegara a quienes mantienen viva la imagen y latiendo el corazón del metal nacional. La justificación mediática era casi infantil: “los organizadores prevén la participación de más bandas nacionales en próximas ediciones”. Sobran las palabras.
Calidad y espectáculo apartes, siempre es bueno ver y oír qué hacen otros para comparar y conocer tendencias actuales del death, trash, sludge hardcore, y blackened punk, pero cuando los músicos deben asistir como espectadores a los conciertos y no como protagonistas, las limitaciones son extraordinarias.
No puedo pasar por alto que la prensa cubana en sus limitadas y esporádicas referencias al tema, se excedió en elogios y valoraciones positivas de las bandas foráneas, y aunque es buena y necesaria la hospitalidad, ellas no son lo mejor de lo mejor, lo que estoy seguro conocen muchos de esos cronistas.
Si estas líneas pueden servir de desagravio a los rockeros cubanos para de alguna forma resarcir el ostracismo al que quieren condenarlos los organizadores del Brutal Fest, vaya entonces el reconocimiento a las bandas Side de Villa Clara, Mephisto de Holguín, Metastasys de Contramaestre, Konfliktde Camagüey, Arrabio de Sancti Spíritus, Tendencia de Pinar del Río, y a las capitalinas Swith, Estima DC, Deadpoint, y Combat Noise.
Se repite hasta la saciedad que festivales como ese permiten el desarrollo del rock cubano y el intercambio con experiencias extranjeras, aseveraciones que eluden el verdadero contexto en el que los metaleros cubanos han tenido que perseverar por salir adelante en todos estos años.
El lenguaje oficialista de la Agencia Cubana de Rock que sólo promueve débilmente a sus miembros e ignora al resto, se mueve ahora en las promesas de “motivar” el interés de las empresas musicales del país, para que incluyan a los rockeros en la programación de sus espectáculos, retórica que no convence sobre todo por la falta de resultados prácticos, y por la poca ayuda y atención que reciben de las instituciones oficiales, quienes cultivan ese género en Cuba.
Otro que se las trae y que se lleva una de las mejores partes del manjar es sin dudas la disquera francesa Brutal Beatdown Records, quien en tiempos plurales, abiertos a nuevas tendencias artísticas y de pensamiento, para mantener su status y el monopolio del mercado rockero cubano, a pedido de las autoridades sólo invita a grupos con repertorios demasiado izquierdistas, sin tener en cuenta que la calidad de lo que hacen no deba ser un referente para los músicos cubanos.
Desde el año 2008 cuando esa casa disquera publicó el álbum compilatorio Not salsa, just brutal music, en el que aparecían diez bandas cubanas, sólo cuatro agrupaciones del patio han podido grabar discos bajo ese sello. Como es evidente que la zanahoria de las grabaciones se les agotó, ahora se mofan de los rockeros asegurando que trabajan duro para llevar el Brutal Fest a escenarios europeos, para que las bandas cubanas puedan tocar allí. Si al menos tuvieran el pudor de patrocinar aunque fuera la compra de algunos instrumentos musicales para las bandas del patio, otro gallo cantaría, como se dice en buen cubano.
Lo que sí demostró el Brutal Fest es que el rock cuenta en Cuba con un público heterogéneo, amplio, sediento de ver a sus bandas en acción y que se pasa la mayor parte del año literalmente cazando las esporádicas presentaciones, o esperando los festivales que organizan las provincias. Gente de todas las edades y tendencias, que merecen respeto y consideración, pues la vitalidad de esa manifestación se debe a ellos en gran medida.
Los conciertos de la Casa del Joven Creador en Holguín, en la bayamesa Plaza de la Patria, y en el camagüeyano Centro Cultural Recreativo Casino confirmaron esas realidades, y permitieron beber del elíxir del éxtasis y el delirio que genera el buen rock.
Mención aparte merecen en estas consideraciones la gira nacional de la banda Tendencia y la realización de los Festivales Rockasol de Cienfuegos, y Rock Metal Hg de Holguín, donde tuvo lugar un hecho inédito en la historia del metal cubano, pero esos serán los temas de nuestro próximo comentario.
Comentarios Dejar un comentario
- JuanC
- 28 de octubre, 2013 1:01 pm (GMT-5:00)
- Gracias por mantener informados sobre la musica metal .
- 28 de octubre, 2013 1:01 pm (GMT-5:00)