Metaleando en serio (Segunda parte)



Como lo prometido es deuda, no podría escribir acerca del estado del rock cubano actual, sin dejar de mencionar tres hechos que marcaron pautas positivas en el decursar metalero de estos tórridos meses y que a mi juicio fueron radiografía perfecta de la buena salud del género en la Isla.

El primero de ellos fue la gira nacional de Tendencia, la banda pinareña cultora de lo que ha dado en llamarse metal mestizo o etno metal, y que se encuentra entre los mejores representantes del rock en Cuba.

Denominada Ruta Metalera, las presentaciones incluyeron nueve provincias del país en las que Tendencia mostró la evolución de su trabajo, sobre todo la interesante mezcla de sonoridades propias del género con la música afrocubana. Además, Tendencia ofreció una selección de temas de las producciones discográficas Re-evolución, Rebeldes y Confidencial, así como otras canciones de nueva factura que pretenden incluir en el disco a presentar el próximo año.

José Ernesto Mederos Valdés “Kiko”, director de Tendencia, aseguró que a pesar de las limitaciones pusieron todo su empeño para llevar a buen término la gira, que entre sus objetivos principales tenía compartir experiencias y maneras de hacer con las bandas de los territorios, que no siempre son favorecidas con la posibilidad de actuar o de grabar. De esa manera, Ruta Metalera demostró por qué Tendencia es uno de los mejores y más premiados grupos de rock cubanos, con una obra que busca constantemente perfeccionarse con sonoridades que mezclan el rock fuerte y agresivo, con lo más autóctono de los ritmos de la Isla, sin temor a encasillamientos, malas voluntades y mortales augurios.

Lamentablemente, y podría escribirse con mayúsculas y signos de admiración, la gira nacional de Tendencia fue silenciada por la prensa cubana, a pesar de que por motivos harto conocidos, se dedicaba al aniversario de la Asociación Hermanos Saíz.

¿Demasiado rock? ¿Demasiadas verdades? ¿Demasiada “tendencia” a la no tendencia? Nadie sabe a ciencia cierta, por qué Ruta Metalera pasó inadvertida. Sin embargo, los que amamos el rock, lo agradecemos y lo valoramos.

Durante su gira nacional Tendencia tuvo la oportunidad de abrir el Festival Rockasol, de Cienfuegos, que junto al camagüeyano Sonidos de la Ciudad, y el pinareño Pinar Rock, se consolida como espacio de confrontación anual de bandas nacionales.

Los lectores de PMU pudieron seguir de cerca los reportes que informaron del desarrollo de la cita cienfueguera, por eso no me extenderé en consideraciones, sólo es imprescindible decir que Cienfuegos es la plaza cubana que más ha evolucionado en la organización de eventos de rock en los últimos años, y cuenta con un público cada vez mayor y más entusiasta, en la misma medida en que conoce y comparte con bandas de todas las regiones del país.

Sin embargo, como alguien interesado en el tema, me hubiera gustado conocer los detalles de los debates teóricos acerca de la relación entre el rock y los medios de comunicación en Cuba, y de la realización de la Feria Freaky, por la singularidad que suelen tener tales opciones.

A mi modesto parecer, lo mejor de lo mejor durante el verano cubano fue el Festival Rock Metal Hg, que tuvo por sede la oriental ciudad de Holguín y donde por primera vez en Cuba una banda de rock interpretó varios temas junto a una orquesta sinfónica. Los protagonistas del relevante e ignorado hecho fueron la agrupación Mephisto y la Orquesta Sinfónica de Holguín, bajo la batuta de la directora Idangel Marquetti, con arreglos musicales de Rafael de Jesús Armas.

El acontecimiento tuvo por escenario el teatro Eddy Suñol, pero el desconocimiento, la subvaloración cultural, la escasa promoción y la desidia oficial cuando la oferta no encaja en su limitado concepto de música popular, dejaron a medio llenar el lunetario, con lo que decenas de personas se privaron de disfrutar un acontecimiento único en los anales de la cultura cubana.

Quizás embriagado por los sonidos o asombrado por lo que estaba presenciando, un cronista local que logró burlar la cortina de silencio mediático sobre el tema, aseguró que para Cuba el concierto de Mephisto con la Orquesta Sinfónica de Holguín, era como el de Deep Purple junto a la Orquesta Filarmónica Real, en el Royal Albert Hall, de Londres.

Apartando las valoraciones de todo tipo de emociones y de chovinismos, un testigo presencial estudioso y seguidor del rock cubano, con quien compartí de primera mano la noticia, se mostró satisfecho y orgulloso de las potencialidades que todos los músicos mostraron esa noche al interpretar temas emblemáticos de la banda holguinera como “The Mighty Ring”, “Lord Dracula” y “Symphony of Wolves”.

La participación en el Festival Rock Metal Hg de agrupaciones de la provincias de Villa Clara, La Habana, Las Tunas, y Santiago de Cuba, como Adictos, Odysea, Switch, DeadPoint, Other Brain, Mortuory, Haboryn Mastema, Claim, Metastasys y Dark Mill, demostró con creces la vitalidad del rock cubano, y la importancia de mantener y potenciar la realización de festivales como ese en las principales plazas del país, sin la necesidad de gastar tantos recursos o contar con demasiadas bandas foráneas invitadas, como ocurre con el Brutal Fest.

Mantener el gusto por el rock de los actuales seguidores del género en Cuba, no es para nada un desafío del que tengan que preocuparse las autoridades culturales de la Isla, el mayor reto es hacer frente con mente abierta a las necesidades de desarrollo de los músicos de cada territorio, ayudarlos material y financieramente, crearles espacios, y establecer una adecuada y lógica política de promoción y divulgación que levante los tabúes y mejore la imagen de los rockeros del patio.

A ello es necesario agregar una eficiente labor de representación artística y comercial que permita no sólo la interacción de las bandas con las empresas y otras instituciones culturales, sino que dote a los músicos del necesario aliciente y de la capacidad monetaria para sostenerse a sí mismos y mantener los proyectos.

El rock cubano demostró que se consolida y trasciende por su calidad, que no es sólo una manifestación artística, sino también social, que merece por derecho propio espacios en el universo cultural cubano y que arrastra a un significativo número de personas de todas las edades, géneros, y profesiones.

Desconocer esas realidades o intentar acallarlas, es una ofensa y una violación de los más elementales derechos de expresión, en contra de los que hay que luchar, o mejor, metalear en serio.

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Comentarios   Dejar un comentario
Ray Ch
30 de octubre, 2013 4:21 pm (GMT-5:00)
Gracias a PMUpor la informacion sobre la musica metal en la isla