Oscar Sánchez: de Holguín a La Habana haciendo rock
11 de noviembre de 2013
Oscar Eduardo Sánchez a veces canta en el centro cultural habanero El Diablo Tun Tun. Cuando sube al escenario a compartir la velada con el experimentado Ray Fernández, ambos improvisan y el público tararea: “eso es lo que te tiene tan mal de la gastritis”, una popular canción que se ha extendido a otros espacios de consumo de la trova cubana.
Después de pasar por un grupo local de rock en Holguín, Oscar se trasladó a La Habana, donde reside desde hace más de tres años. Participó en algunos eventos del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y luego comenzó a trabajar con otros géneros de la música popular cubana. “Empecé a mezclar el son, el changüí y a fusionarlo con el rock latino, aunque no puedo desconocer la influencia del rock anglosajón e inglés”, confiesa.
“En ese momento fundamos la banda Cañengue y tuvimos un trabajo de dos años haciendo ese tipo de música en Holguín”, añade Sánchez.
En La Habana comenzó a hurgar en una nueva estética: el punk y el new way, sin descuidar los ritmos de la música popular cubana. Según Oscar, “un buen día me presentan a Sergio Valdés, quien comienza a interesarse en mi trabajo y decide producirme un disco, que es en lo que estamos enfrascados en este mismo momento”.
Sin financiamiento de ninguna disquera oficial cubana, esta producción independiente es denominada jocosamente por sus autores de “Al Pecho Productions”, una manera de nombrar las producciones caseras con recursos individuales. Así lo describen Sánchez y Valdés: “con nuestros medios, con nuestros recursos económicos, con nuestra gasolina y nuestro carro en las horas libres de cada uno”.
Aunque no se considera un trovador, sino un rockero, Oscar Sánchez diagnostica los principales problemas que enfrentan los jóvenes músicos con especial lucidez. “Es difícil, si no estudias música, pertenecer a un circuito de música profesional. Además, es muy problemático conseguir una propuesta de una disquera, a menos que lleves una maqueta que mueva masas. Tampoco se puede obviar la creciente corrupción que existe en estos espacios”.
Por otra parte, Oscar es muy crítico con las propuestas musicales de los medios de comunicación. “Si te fijas, lo que están televisando son propuestas de muy baja calidad y llegan muy pocos músicos alternativos, jóvenes, que ofrezcan letras que no impulsen al consumo”.
En pequeños espacios como el Diablo Tun Tun, este joven cantautor ha encontrado un público que combina la diversión, el baile y la conversación amena con la escucha activa de propuestas musicales que impulsan a pensar la realidad social del país.
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11 de noviembre de 2013
Oscar Eduardo Sánchez a veces canta en el centro cultural habanero El Diablo Tun Tun. Cuando sube al escenario a compartir la velada con el experimentado Ray Fernández, ambos improvisan y el público tararea: “eso es lo que te tiene tan mal de la gastritis”, una popular canción que se ha extendido a otros espacios de consumo de la trova cubana.
Después de pasar por un grupo local de rock en Holguín, Oscar se trasladó a La Habana, donde reside desde hace más de tres años. Participó en algunos eventos del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y luego comenzó a trabajar con otros géneros de la música popular cubana. “Empecé a mezclar el son, el changüí y a fusionarlo con el rock latino, aunque no puedo desconocer la influencia del rock anglosajón e inglés”, confiesa.
“En ese momento fundamos la banda Cañengue y tuvimos un trabajo de dos años haciendo ese tipo de música en Holguín”, añade Sánchez.
En La Habana comenzó a hurgar en una nueva estética: el punk y el new way, sin descuidar los ritmos de la música popular cubana. Según Oscar, “un buen día me presentan a Sergio Valdés, quien comienza a interesarse en mi trabajo y decide producirme un disco, que es en lo que estamos enfrascados en este mismo momento”.
Sin financiamiento de ninguna disquera oficial cubana, esta producción independiente es denominada jocosamente por sus autores de “Al Pecho Productions”, una manera de nombrar las producciones caseras con recursos individuales. Así lo describen Sánchez y Valdés: “con nuestros medios, con nuestros recursos económicos, con nuestra gasolina y nuestro carro en las horas libres de cada uno”.
Aunque no se considera un trovador, sino un rockero, Oscar Sánchez diagnostica los principales problemas que enfrentan los jóvenes músicos con especial lucidez. “Es difícil, si no estudias música, pertenecer a un circuito de música profesional. Además, es muy problemático conseguir una propuesta de una disquera, a menos que lleves una maqueta que mueva masas. Tampoco se puede obviar la creciente corrupción que existe en estos espacios”.
Por otra parte, Oscar es muy crítico con las propuestas musicales de los medios de comunicación. “Si te fijas, lo que están televisando son propuestas de muy baja calidad y llegan muy pocos músicos alternativos, jóvenes, que ofrezcan letras que no impulsen al consumo”.
En pequeños espacios como el Diablo Tun Tun, este joven cantautor ha encontrado un público que combina la diversión, el baile y la conversación amena con la escucha activa de propuestas musicales que impulsan a pensar la realidad social del país.
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