Una vez dijo: quiero ser músico



El Chino, un joven de 25 años y residente del Cerro en La Habana, desde pequeño tuvo sus expectativas bien definidas porque su vocación, al igual que la de un médico o ingeniero, era ser músico. Pero a pesar de sus aspiraciones musicales desde niño, no es hasta los 14 años que comienza a destacarse en este mundo.

Alejandro Rojas Ramos debe su alias a sus ojos rasgados y su pelo lacio como los asiáticos. Alto y delgado, es sociable en demasía, con buena educación, buen carácter y en el plano amoroso, mantiene relaciones formales con una chica, pero todavía es soltero.

Desde hace algún tiempo, El Chino dirige un proyecto nombrado Memphys, donde además, toca la guitarra eléctrica. Igualmente es el compositor y arreglista, y cuenta que la letra de sus canciones las hace en momentos sublimes de inspiración, componiendo con rapidez sin buscar abstracciones, sino haciendo algo sencillo y cubano. Actualmente anda en la confección de un tema que no sacará al aire hasta tener los cinco temas restantes y bien hechos, pues según él, le dará más volumen y calidad a su disco, el cual se encuentra grabando junto a Memphys.

Han tenido la oportunidad de presentarse en varios lugares, como Calzada y 8 en la Casa de la Cultura de Plaza, el cine teatro Riviera, Cine 23 y 12, entre otros. A pesar de estos avances, como todo joven que desea quedarse entre los grandes de la música, afronta disímiles vicisitudes para poder sentirse realizado en su sueño de la infancia. Lo que más le golpean son los problemas con los equipos de audio, los altos costos de las grabaciones, junto a los problemas interpersonales con otros músicos del grupo y que confiesa que a pesar de tenerlos, no llegan a afectar su carrera y mucho menos su voluntad para seguir adelante. Sin embargo, estas dificultades son opacadas cuando se presenta al público en un escenario, y recibe los aplausos y el reconocimiento de los espectadores. El Chino considera que estos momentos son los felices de su carrera, aunque imagina que su mayor dicha radicará cuando por fin termine de grabar su primer tema.

Los gratos recuerdos de su primera presentación la conserva con goce, realizada en Calzada y 8, en esa ocasión tocaron doce canciones, entre ellas algunos covers que gozaron con el favor del público. Aunque no conoce la capacidad de aquel teatro, recuerda que se llenó a tope, quedando incluso personal afuera sin poder participar del espectáculo. “La audiencia fue muy variada, de todas las edades, pero principalmente jóvenes. La verdad fue una experiencia incalculable, nunca pensamos que el teatro se llenaría tanto y menos aún ese apoyo incondicional que nos dio el público”.

Recuerdos como este, hacen que Alejandro El Chino no desista de sus metas, aquellas que no variaron nunca desde que de niño dijo una vez: quiero ser músico.

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