Para cuando estoy lejos…



Andando la Habana Vieja encontramos por la calle Empedrado a la acogedora Bodeguita del Medio. Este señaladísimo punto del itinerario habanero tiene la cualidad histórica y gastronómica de brindar los más exquisitos frijoles dormidos. Además, goza de otros atributos característicos: por ejemplo, el decorado de sus paredes, que lo revela como lugar muy visitado y un trío que interpreta en vivo música tradicional cubana. Así conocimos a “Sol Cuba”, este trío de veinte años de fundado y diecisiete de ellos dedicados a este lugar.

El grupo se ha renovado varias veces desde su creación en el ´93 hasta la fecha, nos comenta con pesadumbre Pedro Luis Leyva, percusionista y único miembro invicto que ha tenido desde siempre el rol de director. “Es algo bastante delicado porque los tríos llevan un gran trabajo de voces armónicas y cuando se pone un integrante nuevo es muy pesado. Entonces hay que conocer a esa nueva persona con sus características personales y musicales, tratar que se adapte a nosotros y que su voz sea acorde a lo que queremos, es bastante difícil”. Por el momento el resto de la pandilla está conformada por René Pérez en el requinto y el tres, y Raúl Rojas en la voz y la guitarra acompañante.

Su repertorio, como un ajiaco, tiene de todo un poco: salsa, son, guaracha, bolero, bachata, merengue... en fin, una amplísima compilación de música internacional y tradicional cubana. Poseen un disco grabado extraoficialmente titulado Más y más, con quince temas de música tradicional fusionados con armonías actuales.

Son incontables las experiencias que han tenido gracias a La Bodeguita del Medio. “Hemos compartido con personas de todo tipo de culturas, y tenido la suerte y la dicha de tocar para varios presidentes y personalidades de Hollywood. También hemos representado a La Bodeguita del Medio en otros países. Han sido varios los contratos, recientemente regresamos de estar cinco años trabajando en las ciudades más importantes de Japón. Hemos trabajado en Guatemala, Palma de Mallorca en España, Francia, Italia, Polonia y Ucrania. Hace poco fuimos a Rusia en un contrato de nuestra empresa Adolfo Guzmán para tocar en diez restaurantes de allí. Es fuera del país donde compramos los instrumentos con los que trabajamos”.

Sin embargo, ellos viven con la insatisfacción de ser candil de la calle y oscuridad de la casa, pues en su propia tierra son poco conocidos. “Es algo contradictorio, le hemos dado la vuelta al mundo, pero aquí tenemos muy poca promoción. Cuba no le da mucha divulgación a los tríos a pesar de ser un tipo de agrupación con mucha tradición. Es una lástima como eso se ha ido perdiendo, sólo se promociona el reggaetón que está robándose el mercado y los grupos de salsa, etc. Ya el mercado está saturado de reggaetón y hay muchas personas que quieren escuchar otro tipo de música. En las vacaciones televisaron un programa de tríos que duró dos meses nada más, sería bueno que le dieran una difusión más seguida y más grande”.

El secreto de la dificultad para mantener un estado de felicidad perenne radica en que esta emerge cuando hay muchos eventos positivos y significativos sucediendo a la vez. Pedro, René y Raúl tienen la oportunidad de conocer el mundo representando la música tradicional cubana, un género con el cual se sienten profundamente comprometidos, pero a la vez esto los priva del contacto familiar tan enriquecedor. Es entonces cuando la música sentida desde lo más profundo del alma se transforma en mecanismo para canalizar la añoranza “En el disco hay una canción compuesta por Raúl y que nos gusta mucho. Es un tema de salsa que se titula ‘Para cuando estoy lejos’, y está dedicado a su esposa y a su hijo. Nosotros pasamos bastante tiempo separados de la familia por los contratos que tenemos, económicamente nos va bien, pero es un sacrificio, sabemos que todo en la vida hay que trabajarlo pero sufrimos un poquito”.

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