Noche de trova con Mónica



La sede provincial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Las Tunas, ampliamente conocida como Casa del Joven Creador, se convierte en escenario para los jóvenes intérpretes de la localidad. El pasado sábado Mónica Miranda ofreció un memorable espectáculo donde hizo gala de su inefable encanto y estupenda voz.

Esta hermosa tunera es heredera de la rica tradición musical de esta tierra y su repertorio incluye la trova, el bolero y canciones infantiles. Es ferviente admiradora de Carlos Varela, Frank Delgado, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Gerardo Alfonso, entre otros.

Como de costumbre, ese día me enteré del espectáculo que tendría lugar en la noche por pura casualidad y la pobre asistencia puso de manifiesto la escasa promoción, si es que acaso existió alguna. Alrededor de las 9:00 p.m., el operador de audio comenzó a poner música grabada y varios adolecentes que conversaban animadamente en la Plaza Martiana se arrimaron para escuchar buena trova cubana y rock internacional.

El reloj marcaba las 10:00 p.m. cuando apareció Mónica escoltada de familiares y amigos. Saludó a los presentes con una amplia sonrisa e inmediatamente hizo algunas pruebas de audio. Un amigo suyo tomó una guitarra para acompañarla y sentado en un viejo taburete esperó la señal para comenzar.

Quebró el silencio “Son los sueños todavía”, una canción antológica de Gerardo Alfonso que conmueve muchísimo por homenajear a uno de los mayores ídolos mundiales de la rebeldía: el Che. Necesitó emplearse a fondo, porque es una de esas canciones muy conocidas y exigentes, pero estuvo a la altura del reto. El público la aplaudió y hasta un admirador aprovechó la temprana efervescencia para regalarle una rosa.

La joven artista no se dejó impresionar y acudió a otra canción del mismo cantautor, esta vez interpretó "Eres nada". Volvió a sorprendernos, porque tuvo en cuenta cada detalle, se puede afirmar que vocalizó con una precisión pocas veces vista en una cantante no profesional. Su acompañante también estuvo bien y se emocionó tanto que soltó la guitarra para aplaudir.

La noche estaba prometiendo y cada nueva entrega era un episodio fantástico en el que tanto el público como los artistas disfrutaban sobremanera. Destacar que algunos manifestaron no ser devotos de la trova, pero continuaron sentados en sus vetustos taburetes y en ocasiones se les pudo ver tarareando las canciones. Sucede que el lenguaje musical es universal e independientemente de sus géneros o vertientes favoritas fueron arrastrados por el poder de la melodía y la belleza de la poesía.

Mónica prosiguió con “Ojalá”, una canción emblemática de Silvio Rodríguez que hizo estremecer a más de uno. Un osado comenzó a corear y poco a poco se les fueron sumando los demás hasta convertirse en un suceso multitudinario que llamó la atención de los vecinos y cuanta persona transitó cerca de la instalación.

Para finalizar interpretó un popurrí con canciones de Pablo Milanés, Carlos Varela, Frank Delgado y su coterráneo Freddy Laffita. La respuesta del público fue también muy buena y el propio Freddy la felicitó. Ciertamente vivimos una genuina noche de trova sin apelar a gran orquestación o escenario glamoroso, un espectáculo que no olvidaremos porque nos tocó el alma.

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