¿Aló? ¡Es R&B al teléfono!
17 de febrero de 2014
Los une el arranque de la juventud y el interés por la música. Semejantes como gotas de agua y a la vez diferentes como copos de nieve, Leonel Mederos y Víctor Benítez, de veinte y veintiún años respectivamente, se conocieron hace tres años naciendo Regimiento Lírico, un dúo ocasional.
Víctor, compositor lírico y voz nos cuenta: “Cuando nuestra primera presentación, yo estaba en el Servicio Militar y Leo en doce grado. Fue en una celebración por 14 de Febrero que había en el preuniversitario de Leo. Ese día yo miraba constantemente el reloj y vigilaba al jefe que me supervisaba el trabajo, ya se me hacía tarde y Leo me esperaba. Dar el jefe la espalda, soltar lo que estaba haciendo, engancharme un short y un pulóver, y salir en bicicleta para allá fue una misma cosa. Fue una locura y para colmo cuando llegué no me dejaban entrar. Cantamos ‘Detrás de ti’ un tema en el que hacía un solo de rap y Leo se incorporaba en el coro, pero se me olvidó parte de la letra, no la del inicio ni la del final, ¡la del medio! y Leo entró. Cuando me percaté, le dije: ¡espera, espera!, y canté lo que se me había olvidado. La gente se quedó como pensando ¿y aquí qué pasó?, pero seguimos cantando”.
Una agenda apretada dinamiza sus vidas, pero distribuyen su tiempo entre deberes de estudiantes, asuntos musicales y familia, hallando soluciones creativas para poder coincidir, componer y ensayar. “Nosotros somos empíricos, no tenemos formación musical aunque estamos muy interesados en aprender a pesar de que no nos alcance el tiempo. Yo estudio Telecomunicaciones en el ISPJAE y Víctor Turismo en la Universidad de La Habana, además vivimos lejos uno del otro, yo en Lawton y él en La Lisa… Muchas veces ensayamos en la guagua o por teléfono. Si se nos ocurre algo nos llamamos y nos tarareamos las melodías. Nos pasan cosas graciosísimas, el teléfono de mi casa es inalámbrico y a veces se queda mudo, entonces parece que a las melodías les faltan pedazos”, dice Leo quien es también productor musical.
Gracias a su propio esfuerzo y a la ayuda desinteresada de algunos amigos, han logrado grabar varios temas musicales de su autoría hasta conformar el disco titulado Penas de Cristal. Sus experiencias en los estudios de grabación tienen matices agridulces, aunque allí han tenido significativos aprendizajes en producción musical, creciendo en expectativas y sueños, muchos de ellos frustrados desafortunadamente a consecuencia de comentarios desalentadores e incomprensiones. “En muchas ocasiones tenemos desacuerdos porque musicalmente los resultados finales no son lo que esperábamos. A veces las personas en los estudios nos ilusionan y luego nos dan de largo diciéndonos que nuestra música no es comercial y que en Cuba no hay mercado para ella. Sabemos que el reggaetón lo tiene acaparado todo, pero hace unos años tampoco había mercado para el pop y ahora han surgido varios grupos y a la gente les gusta”.
Ambos hablan de sus pequeños logros con modestia y asumen encontrarse musicalmente en una etapa de búsqueda, “en un proceso de experimentación artística tratando de encontrar la línea”. Continúan diciendo: “Nos gusta el R&B contemporáneo porque como género nos permite hacer varias combinaciones, a veces hasta con rap… Nos alienta cuando personas extranjeras escuchan nuestros temas y comentan que la producción parece hecha por profesionales, y al público cubano también les gusta… se quedan boquiabiertos y piensan que es algo de los Boyz II Men, luego caen en que somos cubanos y se sorprenden de que esta música se esté haciendo aquí”.
En paralelo a sus vidas de estudiantes tienen como proyecto cercano asociarse a la Asociación Hermanos Saíz, además de continuar componiendo para un segundo disco. “Hemos comenzado por lo puro dentro del rhythm and blues pero en algún momento quisiéramos fusionar con funk y música cubana”. Y como ya es rutina seguir compartiendo ideas de melodías que asaltan a mitad de calle y poesía que nace de la cotidianeidad, a través del teléfono, su mejor cómplice.
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17 de febrero de 2014
Los une el arranque de la juventud y el interés por la música. Semejantes como gotas de agua y a la vez diferentes como copos de nieve, Leonel Mederos y Víctor Benítez, de veinte y veintiún años respectivamente, se conocieron hace tres años naciendo Regimiento Lírico, un dúo ocasional.
Víctor, compositor lírico y voz nos cuenta: “Cuando nuestra primera presentación, yo estaba en el Servicio Militar y Leo en doce grado. Fue en una celebración por 14 de Febrero que había en el preuniversitario de Leo. Ese día yo miraba constantemente el reloj y vigilaba al jefe que me supervisaba el trabajo, ya se me hacía tarde y Leo me esperaba. Dar el jefe la espalda, soltar lo que estaba haciendo, engancharme un short y un pulóver, y salir en bicicleta para allá fue una misma cosa. Fue una locura y para colmo cuando llegué no me dejaban entrar. Cantamos ‘Detrás de ti’ un tema en el que hacía un solo de rap y Leo se incorporaba en el coro, pero se me olvidó parte de la letra, no la del inicio ni la del final, ¡la del medio! y Leo entró. Cuando me percaté, le dije: ¡espera, espera!, y canté lo que se me había olvidado. La gente se quedó como pensando ¿y aquí qué pasó?, pero seguimos cantando”.
Una agenda apretada dinamiza sus vidas, pero distribuyen su tiempo entre deberes de estudiantes, asuntos musicales y familia, hallando soluciones creativas para poder coincidir, componer y ensayar. “Nosotros somos empíricos, no tenemos formación musical aunque estamos muy interesados en aprender a pesar de que no nos alcance el tiempo. Yo estudio Telecomunicaciones en el ISPJAE y Víctor Turismo en la Universidad de La Habana, además vivimos lejos uno del otro, yo en Lawton y él en La Lisa… Muchas veces ensayamos en la guagua o por teléfono. Si se nos ocurre algo nos llamamos y nos tarareamos las melodías. Nos pasan cosas graciosísimas, el teléfono de mi casa es inalámbrico y a veces se queda mudo, entonces parece que a las melodías les faltan pedazos”, dice Leo quien es también productor musical.
Gracias a su propio esfuerzo y a la ayuda desinteresada de algunos amigos, han logrado grabar varios temas musicales de su autoría hasta conformar el disco titulado Penas de Cristal. Sus experiencias en los estudios de grabación tienen matices agridulces, aunque allí han tenido significativos aprendizajes en producción musical, creciendo en expectativas y sueños, muchos de ellos frustrados desafortunadamente a consecuencia de comentarios desalentadores e incomprensiones. “En muchas ocasiones tenemos desacuerdos porque musicalmente los resultados finales no son lo que esperábamos. A veces las personas en los estudios nos ilusionan y luego nos dan de largo diciéndonos que nuestra música no es comercial y que en Cuba no hay mercado para ella. Sabemos que el reggaetón lo tiene acaparado todo, pero hace unos años tampoco había mercado para el pop y ahora han surgido varios grupos y a la gente les gusta”.
Ambos hablan de sus pequeños logros con modestia y asumen encontrarse musicalmente en una etapa de búsqueda, “en un proceso de experimentación artística tratando de encontrar la línea”. Continúan diciendo: “Nos gusta el R&B contemporáneo porque como género nos permite hacer varias combinaciones, a veces hasta con rap… Nos alienta cuando personas extranjeras escuchan nuestros temas y comentan que la producción parece hecha por profesionales, y al público cubano también les gusta… se quedan boquiabiertos y piensan que es algo de los Boyz II Men, luego caen en que somos cubanos y se sorprenden de que esta música se esté haciendo aquí”.
En paralelo a sus vidas de estudiantes tienen como proyecto cercano asociarse a la Asociación Hermanos Saíz, además de continuar componiendo para un segundo disco. “Hemos comenzado por lo puro dentro del rhythm and blues pero en algún momento quisiéramos fusionar con funk y música cubana”. Y como ya es rutina seguir compartiendo ideas de melodías que asaltan a mitad de calle y poesía que nace de la cotidianeidad, a través del teléfono, su mejor cómplice.
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