Proyecto Habana Reggae por la paz y el amor
3 de marzo de 2014
Como en muchas tierras del Caribe, se asocia en Cuba el reggae con la cultura rastafari, pero los hacedores cubanos de este género cuentan con escasos espacios para congregarse y cultivar su fe. La poca promoción del reggae está relacionada por un lado, con su compleja relación con la legalidad porque esta cultura hace uso del cáñamo índico Cannabis que tiene prohibido su consumo y utilidad por las leyes cubanas. Y por otro, a la posición del yo y al miedo a lo diferente, pues los seguidores de este movimiento se diferencian también por la peculiaridad de toda su vestimenta.
Ínfima es la atención que se le presta al género reggae, pero no todo perdura eternamente y las situaciones para los promotores, realizadores, practicantes y seguidores de esta tendencia comienzan a cambiar. Se ha editado un libro del investigador Samuel Furé sobre la cultura rasta en Cuba. Asimismo se han realizado encuentros entre antropólogos para debatir sobre las espiritualidades afro-ancestrales, entre las que por vez primera se incluye la rastafari. Los medios de comunicación masiva, específicamente la radio y la televisión, dedican por estos días más espacios al reggae, a sus cultores cubanos y a su máximo exponente: Bob Marley.
Constituye un pilar en el rescate de espacios para la cultura reggae y su promoción en nuestro país, el proyecto Habana Reggae surgido en marzo de 2013. Este proyecto es el resultado de la unión de diferentes voces y agrupaciones cubanas no sólo de reggae, sino de todas aquellas que tengan por interés brindar un mensaje de paz y amor. La idea, nacida en la ciudad de Cienfuegos después de haber compartido con el proyecto de rap Que Bolá en la celebración del natalicio del creador del reggae, funciona y se prolifera en la ciudad de La Habana hasta el momento.
Gracias a la Casa de Cultura Julián del Casal se han abierto los espacios para sus pocas presentaciones y cuentan también con 10 minutos en el programa A Propósito, en Radio Metropolitana, en un espacio que lleva el mismo nombre del proyecto. Pareciera poco, pero basándonos en la escasa promoción del género, es un paso agigantado.
A raíz de no contar con institución ni agencia con la que puedan sentirse identificados, Habana Reggae se sintió estimulado para comenzar la lucha porque el género fuese promovido y escuchado no sólo en casa o grupos seguidores del mismo, sino por todos los cubanos. Esto ha provocado, sopesando que el reggae siempre se ha mantenido de manera bien underground en todos los sentidos, el incremento de artistas de este estilo musical.
Las presentaciones de reggae antes de estos logros alcanzados por el proyecto Habana Reggae, se hacían prácticamente de manera clandestina. Todo lo necesario para efectuar un concierto era gestionado únicamente por los involucrados y aquellas almas caritativas que no cuentan con personalidad jurídica alguna y que sencillamente disfrutan hacer esta música más allá de las limitaciones.
Habana Reggae no ha cesado su lucha y el pasado 6 de febrero convocó al evento Rastaman Vibration a agrupaciones como Chequendengue, Hormiga Brava, 7 Sellos, Luz de Cuba, Valdivia, Manolo, Pachoman, grupo de Capoeira y Ras Negus Poca para celebrar un año más del natalicio de Bob Marley en un concierto abarrotado que tributó a los inicios de esta lucha.
Si el género es consumido, disfrutado y deseado por un público específico, si el mayor objetivo de los que cultivan el reggae es enviar un mensaje de paz y amor, si abogan por todo lo que se opone al bien, a la verdad, a cualquier persona que actúe negativamente en contra de otra; ¿por qué el miedo a lo diferente? ¿Por qué la limitación de espacios para su promoción? ¿Por qué no cuentan con una agencia que los ampare? Nada de esto atenta contra la estabilidad en lo político, económico o cultural de un sistema y considero que sin tantas trabas el reggae que actualmente se hace en la Isla puede llegar a ser tan bueno y tan internacional como el de otra parte del mundo. Existe en Cuba el talento necesario para lograrlo.
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3 de marzo de 2014
Como en muchas tierras del Caribe, se asocia en Cuba el reggae con la cultura rastafari, pero los hacedores cubanos de este género cuentan con escasos espacios para congregarse y cultivar su fe. La poca promoción del reggae está relacionada por un lado, con su compleja relación con la legalidad porque esta cultura hace uso del cáñamo índico Cannabis que tiene prohibido su consumo y utilidad por las leyes cubanas. Y por otro, a la posición del yo y al miedo a lo diferente, pues los seguidores de este movimiento se diferencian también por la peculiaridad de toda su vestimenta. Ínfima es la atención que se le presta al género reggae, pero no todo perdura eternamente y las situaciones para los promotores, realizadores, practicantes y seguidores de esta tendencia comienzan a cambiar. Se ha editado un libro del investigador Samuel Furé sobre la cultura rasta en Cuba. Asimismo se han realizado encuentros entre antropólogos para debatir sobre las espiritualidades afro-ancestrales, entre las que por vez primera se incluye la rastafari. Los medios de comunicación masiva, específicamente la radio y la televisión, dedican por estos días más espacios al reggae, a sus cultores cubanos y a su máximo exponente: Bob Marley.
Constituye un pilar en el rescate de espacios para la cultura reggae y su promoción en nuestro país, el proyecto Habana Reggae surgido en marzo de 2013. Este proyecto es el resultado de la unión de diferentes voces y agrupaciones cubanas no sólo de reggae, sino de todas aquellas que tengan por interés brindar un mensaje de paz y amor. La idea, nacida en la ciudad de Cienfuegos después de haber compartido con el proyecto de rap Que Bolá en la celebración del natalicio del creador del reggae, funciona y se prolifera en la ciudad de La Habana hasta el momento.
Gracias a la Casa de Cultura Julián del Casal se han abierto los espacios para sus pocas presentaciones y cuentan también con 10 minutos en el programa A Propósito, en Radio Metropolitana, en un espacio que lleva el mismo nombre del proyecto. Pareciera poco, pero basándonos en la escasa promoción del género, es un paso agigantado.
A raíz de no contar con institución ni agencia con la que puedan sentirse identificados, Habana Reggae se sintió estimulado para comenzar la lucha porque el género fuese promovido y escuchado no sólo en casa o grupos seguidores del mismo, sino por todos los cubanos. Esto ha provocado, sopesando que el reggae siempre se ha mantenido de manera bien underground en todos los sentidos, el incremento de artistas de este estilo musical.
Las presentaciones de reggae antes de estos logros alcanzados por el proyecto Habana Reggae, se hacían prácticamente de manera clandestina. Todo lo necesario para efectuar un concierto era gestionado únicamente por los involucrados y aquellas almas caritativas que no cuentan con personalidad jurídica alguna y que sencillamente disfrutan hacer esta música más allá de las limitaciones.
Habana Reggae no ha cesado su lucha y el pasado 6 de febrero convocó al evento Rastaman Vibration a agrupaciones como Chequendengue, Hormiga Brava, 7 Sellos, Luz de Cuba, Valdivia, Manolo, Pachoman, grupo de Capoeira y Ras Negus Poca para celebrar un año más del natalicio de Bob Marley en un concierto abarrotado que tributó a los inicios de esta lucha.
Si el género es consumido, disfrutado y deseado por un público específico, si el mayor objetivo de los que cultivan el reggae es enviar un mensaje de paz y amor, si abogan por todo lo que se opone al bien, a la verdad, a cualquier persona que actúe negativamente en contra de otra; ¿por qué el miedo a lo diferente? ¿Por qué la limitación de espacios para su promoción? ¿Por qué no cuentan con una agencia que los ampare? Nada de esto atenta contra la estabilidad en lo político, económico o cultural de un sistema y considero que sin tantas trabas el reggae que actualmente se hace en la Isla puede llegar a ser tan bueno y tan internacional como el de otra parte del mundo. Existe en Cuba el talento necesario para lograrlo.
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