¡Al César lo que es del César!
3 de marzo de 2014
No existe la fórmula exacta, los caminos y decisiones que se toman en la vida siempre nos llevan a resultados diferentes. Hay quienes persiguen un solo sueño y en aras de alcanzarlo lo ponen todo. Más el empeño no es siempre sinónimo de triunfo. Muchas personas se frustran tratando de llegar a una cima autoimpuesta que deja de ser premio y se convierte en pesada cadena. Otras sabiamente planifican diferentes vías para alcanzar un objetivo, juegan con las probabilidades porque sus sueños son tan elevados que cualquier camino a seguir inevitablemente llevará a Roma.
Para este César, “habanero de pura cepa”, Roma es una legítima necesidad de autosuperación y reconocimiento. “El sueño de toda mi vida es llegar a ser alguien importante y conocido, es decir, un músico reconocido”.
Desde pequeño se sentía compulsado a tocar cualquier clase de instrumento y así descubrió su vocación por la música. Fue con el tiempo que optó exclusivamente por la flauta. Una decisión de gran carga afectiva que se nutre de los ánimos y elogios que su pareja amorosa constantemente le dedica.
Su aproximación a la música es empírica, no ha cursado estudios musicales, pero instintivamente y a puro oído puede seguir y reproducir cualquier melodía. Además, su vocación se amalgama a ciertos rasgos del carácter que lo dotan de una especial sensibilidad hacia la música. “Soy bastante sentimental, considero que eso me hace especial pues puedo sentir dentro de mí y con profundidad la música que interpreto. No tengo el privilegio de haber compuesto un tema, pero le he puesto música a varios inspirándome siempre por el mensaje de la letra”.
Hace tres años César es integrante de un grupo al que nombraron provisional y espontáneamente Los Latinos, inspirados en la homogeneidad de razas de sus integrantes. “Somos seis y los hay blancos, mulatos, achinados y negros”. A este mestizaje se suma una mezcla de culturas y de géneros musicales asentados en nuestra cultura que son recreados por este conjunto musical encargado de multiplicar la alegría en actividades y festejos. “Nos gusta la música cubana y popular, pero nuestro repertorio cuenta con todo tipo de melodías. Nos hemos presentado en varios lugares: en teatros de aquí del municipio Cerro que es donde resido y en casas de la cultura. También en actividades bailables organizadas en el barrio y celebraciones de quince… Me llena de alegría ver como la juventud cuando asiste a nuestras presentaciones se divierte y baila hasta el cansancio”.
Las dificultades que se les presentan no son nuevas ante nuestros ojos y oídos, a fuerza de repetición se nos han hecho familiares y son ya el factor común de los músicos cubanos. Los problemas económicos que generan otros obstáculos como las complicaciones para adquirir instrumentos que no son ofertados en las tiendas del país o que no tienen la calidad requerida, y que a pesar de eso son extremadamente caros; la insuficiencia del transporte necesario para trasladarse de un lugar al otro con toda la utilería; la prohibición de los contratos en lugares estatales o particulares que pudieran reportarle algún dinero, situación que se agrava cuando el artista es aficionado, etcétera.
César aprende de cada experiencia que la vida ha puesto en su pasado y presente, sea esta positiva o negativa. A sus veinticinco años está consciente de que el futuro podrá tener siempre el privilegio de la duda, pero pese a todo o gracias a todo, uno será siempre el dueño de su perseverancia y de las riendas de su vida. “Yo continuaré hasta ver mi sueños realizados, si no es con este grupo lo haré con cualquier otro donde surja la oportunidad. Tengo en proyecto tocar en un grupito que se dedica a la Nueva Trova. Eso me gusta mucho y quizás ahí tenga más suerte… tal vez algún día llegue a formar parte de la industria musical cubana”.
Cesar definitivamente tiene la fuerza, la fe y la confianza para convertirse en el marionetista de su porvenir, a fin de cuentas, está más que dicho: ¡al César lo que es del César!
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3 de marzo de 2014
No existe la fórmula exacta, los caminos y decisiones que se toman en la vida siempre nos llevan a resultados diferentes. Hay quienes persiguen un solo sueño y en aras de alcanzarlo lo ponen todo. Más el empeño no es siempre sinónimo de triunfo. Muchas personas se frustran tratando de llegar a una cima autoimpuesta que deja de ser premio y se convierte en pesada cadena. Otras sabiamente planifican diferentes vías para alcanzar un objetivo, juegan con las probabilidades porque sus sueños son tan elevados que cualquier camino a seguir inevitablemente llevará a Roma.
Para este César, “habanero de pura cepa”, Roma es una legítima necesidad de autosuperación y reconocimiento. “El sueño de toda mi vida es llegar a ser alguien importante y conocido, es decir, un músico reconocido”.
Desde pequeño se sentía compulsado a tocar cualquier clase de instrumento y así descubrió su vocación por la música. Fue con el tiempo que optó exclusivamente por la flauta. Una decisión de gran carga afectiva que se nutre de los ánimos y elogios que su pareja amorosa constantemente le dedica.
Su aproximación a la música es empírica, no ha cursado estudios musicales, pero instintivamente y a puro oído puede seguir y reproducir cualquier melodía. Además, su vocación se amalgama a ciertos rasgos del carácter que lo dotan de una especial sensibilidad hacia la música. “Soy bastante sentimental, considero que eso me hace especial pues puedo sentir dentro de mí y con profundidad la música que interpreto. No tengo el privilegio de haber compuesto un tema, pero le he puesto música a varios inspirándome siempre por el mensaje de la letra”.
Hace tres años César es integrante de un grupo al que nombraron provisional y espontáneamente Los Latinos, inspirados en la homogeneidad de razas de sus integrantes. “Somos seis y los hay blancos, mulatos, achinados y negros”. A este mestizaje se suma una mezcla de culturas y de géneros musicales asentados en nuestra cultura que son recreados por este conjunto musical encargado de multiplicar la alegría en actividades y festejos. “Nos gusta la música cubana y popular, pero nuestro repertorio cuenta con todo tipo de melodías. Nos hemos presentado en varios lugares: en teatros de aquí del municipio Cerro que es donde resido y en casas de la cultura. También en actividades bailables organizadas en el barrio y celebraciones de quince… Me llena de alegría ver como la juventud cuando asiste a nuestras presentaciones se divierte y baila hasta el cansancio”.
Las dificultades que se les presentan no son nuevas ante nuestros ojos y oídos, a fuerza de repetición se nos han hecho familiares y son ya el factor común de los músicos cubanos. Los problemas económicos que generan otros obstáculos como las complicaciones para adquirir instrumentos que no son ofertados en las tiendas del país o que no tienen la calidad requerida, y que a pesar de eso son extremadamente caros; la insuficiencia del transporte necesario para trasladarse de un lugar al otro con toda la utilería; la prohibición de los contratos en lugares estatales o particulares que pudieran reportarle algún dinero, situación que se agrava cuando el artista es aficionado, etcétera.
César aprende de cada experiencia que la vida ha puesto en su pasado y presente, sea esta positiva o negativa. A sus veinticinco años está consciente de que el futuro podrá tener siempre el privilegio de la duda, pero pese a todo o gracias a todo, uno será siempre el dueño de su perseverancia y de las riendas de su vida. “Yo continuaré hasta ver mi sueños realizados, si no es con este grupo lo haré con cualquier otro donde surja la oportunidad. Tengo en proyecto tocar en un grupito que se dedica a la Nueva Trova. Eso me gusta mucho y quizás ahí tenga más suerte… tal vez algún día llegue a formar parte de la industria musical cubana”.
Cesar definitivamente tiene la fuerza, la fe y la confianza para convertirse en el marionetista de su porvenir, a fin de cuentas, está más que dicho: ¡al César lo que es del César!
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