Henry Núñez, por el sendero de los sueños



Cuando Luis Henry Núñez, joven bolerista de 22 años, sufrió un trágico accidente, pensó con amargura que nunca volvería a cantar. Había recibido innumerables fracturas en la garganta, lo que le causó una fuerte inflamación. Algunos médicos insistían en operarlo, otros en cambio le aconsejaron no lo hiciera, pues sus cuerdas vocales podían quedar afectadas para siempre.

En esos momentos difíciles se sintió atado de brazos y piernas, sin embargo decidió luchar por su recuperación y no rendirse ni perder la fe. Gracias a su fuerza de voluntad pudo recobrar la voz un año después, pero fue un tiempo muy difícil pues su temor más fuerte era no poder seguir cantando.

Oriundo de Cienfuegos, Henry Núñez se crio en Ciego de Ávila con sus tíos porque era huérfano de padre desde los nueve años. Su mamá trabajaba para mantenerlo a él y a su hermana, y por ende se convirtió en el más sólido apoyo con el cual ha contado el joven en su vida.

Henry estudió Licenciatura en Contabilidad y Finanzas, carrera que se tronchó por las circunstancias económicas, viéndose apremiado a trabajar como barman.

Desde muy pequeño sintió inclinación por la música. Como muchos niños y jóvenes con iguales aptitudes cantó en actividades de las escuelas primaria, secundaria, preuniversitaria y en la propia universidad. Siempre obtenía el más alto galardón en todos los concursos en los cuales participaba. “Cantar para mí es tan vital como respirar”, asegura.

Henry posee un buen oído musical y su voz alcanza un registro de tenor. Antes de ingresar en una academia de canto de La Habana, su formación fue prácticamente empírica, sólo estudió un poco de guitarra hasta que tuvo que incorporarse al Servicio Militar Obligatorio. Se casó y fue a vivir a Guantánamo, donde comenzó a cantar como aficionado en un lugar llamado La Terraza, en Baracoa. Posteriormente se presentó en un festival provincial donde gana el Título de Oro. También actuó en el Centro Cultural El Yunque, en Baracoa, en la Casa de la Música de Guantánamo y en el Teatro Guiñol de esa provincia oriental.

En Baracoa estuvo en los escenarios de varios proyectos artísticos siempre como aficionado. En esa etapa nunca pudo conseguir un trabajo estable como cantante.

Un amigo le aconsejó que si quería lograr su sueño viajara a La Habana, pues en ella seguramente tendría más oportunidades de triunfar. Ligero de equipaje y confiado en su talento, llegó a la capital. Sin conocer a nadie, se dirigió a la casa de la Música de Galiano y se presentó él mismo ante el músico José Luis Cortez y le pidió que lo escuchara cantar. Al parecer José Luis detectó posibilidades y talento en el joven Henry, pues en ese mismo encuentro lo invita a participar en una audición programada para los días siguientes.

Al salir de la Casa de la Música le llama la atención un letrero que anunciaba clases de canto. El profesor y director del centro le hace las pruebas vocales preliminares y acepta su ingreso en la academia en la cual ha logrado perfeccionar su técnica. Tiempo después le proporcionan la ocasión de cantar en una reconocida Peña habanera, así como de incorporarse al proyecto social-comunitario Amigos para Siempre. Igualmente comienza a exhibir su arte en casas de cultura, discotecas y bares de karaoke.

Henry tiene preferencia por el bolero ya que su voz de tenor se adecúa más a ese género, pero también ha incursionado en el pop, la balada, y el son. También cultiva la música electrónica y la fusión de géneros, así como la música romántica, fundamentalmente la cubana. Además, le encanta componer canciones, aunque todavía no ha comercializado ninguna.

En nuestra conversación nos refiere lo difícil que le está resultando entrar en el mundo artístico por no tener apoyo ni promoción, pero que está empeñado en consolidar su carrera artística y no cejará en ello. Fundamentalmente desearía grabar un demo con música de Armando Manzanero y para lograrlo está ahorrando todo el dinero posible.

Por último, reafirma lo que le aconsejó su amigo baracoense de que, aunque no todas, La Habana ofrece muchas más oportunidades que las provincias, “el problema es tropezarse con la que más se ajuste a nuestras perspectivas”. Cienfuegos, Ciego de Ávila, Guantánamo y La Habana han sido escalas de preparación en el largo sendero de sueños que este joven ha recorrido y que sólo tiene una meta: demostrar y demostrarse que el talento triunfará por encima de todo.

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