Programando notas en tiempo de balada



A Ramón lo descubrí por casualidad. Pasaba por el parque que se encuentra en 13 y 74, donde hacía sólo minutos se había realizado una actividad cultural. Él se encontraba con unos amigos y acompañados por 2 de ellos que tocaban guitarra, cantaba casi a la perfección una versión de “Hasta que me olvides”, de Luis Miguel.

Con sólo 23 años, estudiante de ingeniería informática y fanático de las baladas, Ramón Antonio Díaz tiene sus artistas favoritos y los toma de ejemplo para mejorar lo que hace. Cantantes como Buena Fe, Luis Miguel, Camila y Leoni Torres entran en este grupo al que sigue fielmente cada vez que lanzan un nuevo sencillo.

“Comencé a cantar desde muy pequeño, pero no lo hacía mucho en público porque me daba pena. No fue hasta que entré a la secundaria que por azares de la vida visité la casa de cultura de mi municipio. Me asomé en un local donde estaban ensayando unos muchachos con un profesor y de verdad que quedé impresionado. Fue ahí que empecé a tomar mis primeras clases de canto con el profesor Sergio Prieto a quien le debo mayormente lo que soy hoy”.

Ha participado en varios festivales de cultura, llegando incluso a ganar algunos premios de los cuales no habla mucho. Sus amigos lo caracterizan como un chico modesto, porque dicen que Ramón nunca se vanagloria del talento que tiene. Aunque sí admiten que nunca deja de cantar. “Cuando estoy haciendo cualquier cosa me pongo a cantar, es algo que no puedo dejar de hacer. Mayormente lo hago inconsciente, un día estaba en la azotea de la casa ayudando a mi papá y sentí que mi abuela gritaba: Ramoncito canta bajito. Ni siquiera me había dado cuenta que estaba cantando y mucho menos que se escuchaba tan alto”.

Ramón nos contó que tuvo muchas posibilidades de aprender a tocar algún instrumento, pero que no se decide aún. “Sé que eso llevaría mucho tiempo de dedicación y estudio, y no creo que eso me emocione mucho. Con el canto lo hago, pero me parece más fácil. Incluso el profesor del que te hablé trató de enseñarme solfeo, pero qué va, no me entra. Sé que si quiero seguir en esto como una profesión, me serviría de mucho y me haría incluso el trabajo más fácil, pero aún así no me animo”.

Sus padres lo han apoyado a lo largo de su carrera universitaria, saben que aunque se gradúe, la música está ahí halando fuerte. “Me encanta la informática, siempre me gustó, es mi segunda pasión. Pero no te voy a negar que la música me llama, y como te dije, la informática es mi segunda pasión, recalcando la parte de segunda. ¿Quién sabe si termino como muchos artistas, que tienen su título colgado en la pared?”

Lo que Ramón sí tiene claro es que tiene que esforzarse. Le consta y trabaja con respecto a eso. “No me gusta ver que ya cualquiera coge un micrófono, sale en la televisión y dice que canta. Pero es el mundo actual y a veces tenemos que aceptar algunas cosas aunque no nos gusten. Sé que hay muchos artistas que aunque no han estudiado música tienen muchísimo más talento que los que sí lo han hecho, pero todo tiene su límite y creo que hay que trabajar con respecto a eso”.

Ramón no sueña con salir todos los días por televisión o radio como otros jóvenes, pero sí tiene claro lo que le gustaría. “No creo que un buen cantante se mida por los discos que venda, sino mira a Leo Vera, es un artista impresionante y no ves discos de él regados en las tiendas. Cuando me dedique a cantar profesionalmente quiero disfrutarlo, como lo hago ahora. Y el día que deje de disfrutarlo, entonces ese día dejaré de cantar. Sólo que espero que ese día nunca llegue”.

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