Con la guitarra a cuestas



Por estos días tuve la suerte de conocer a Yoinier Vázquez, un chico de 24 años, profesor de informática en una escuela secundaria, que se hace acompañar siempre de su fiel amiga: la guitarra.

Sus alumnos lo respetan mucho a pesar de ser joven y cada vez que hace falta, participa en las actividades de su trabajo, siempre guitarra en mano. “Es difícil soltarla, ya me acostumbré a andar con ella. Es mi amiga fiel, aunque si lo ves bien es una amiga que siempre te da la espalda. Es un poco irónico, pero a la vez no deja de ser poético”.

El Yoni, como le dicen, nos comentó que comenzó con ella como un hobby. “Cuando estaba en la secundaria veía a algunos de los muchachos de mi escuela con guitarra y casi siempre estaban acompañados de muchachas. Se ve un poco interesado, pero no puedo ocultar que comencé a tocar guitarra para impresionar a las chicas de mi edad”.

En ese momento Yoinier, aconsejado por unos amigos, se acercó a la casa de cultura de su barrio y fue allí donde recibió sus primeras clases de guitarra. “Me da gracia porque los profesores que tuve trataban de hacer que yo aprendiera a tocar como los profesionales y yo sólo quería tocar par de acordes y ya. Recuerdo que cuando me aprendí mis tres primeros acordes creí que con eso me comería al mundo y me llevé tremendo fiasco. Me pedían canciones y yo solamente me sabía alrededor de tres temas. Fue entonces que mis amigos me empezaron a regalar libros de música, uno de ellos era de canciones de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, y ahí me veías en cualquier rincón de la casa con el libro y la guitarra”.

Yoni nos contó que al comenzar con la guitarra le dieron ganas de cantar, sólo que no lo hacía muy bien a pesar que él pensara lo contrario. “Cada vez que tocaba una canción terminaba cantando, pero no lo hacía nada bien. Entonces hice unas pruebas con la profesora Karla Díaz de la misma casa de cultura donde tomaba las clases de guitarra. Cuando la profesora me escuchó, le vi la cara de que no le había gustado, pero me dijo que si realmente quería cantar llevaría un poco de trabajo y disposición, y pusimos manos a la obra. No te diré que ahora canto como los ángeles, pero por lo menos ya no soy aquel chico que desafinaba a cada rato”.

Yoinier ha participado en muchas actividades en su barrio y también de vez en cuando, junto con algunos amigos forma un “piquete” y entonces tocan en fiestas o actividades más grandes. “Tengo otros dos amigos que tocan el bajo y la batería, y entonces ya la cosa se pone más intensa porque la percusión tapa toda la música y tienes que esforzarte cuando no tenemos la suerte de usar un equipo de audio. El grupo no es nada serio, aunque lo disfruto. Al final mi sueño es en un futuro ser músico, ya sea solista o no, ahora mismo no me veo de otra forma. Quizás se demore un poco porque los recursos están un poco escasos, pero al final sé con esfuerzo puedo hacer algo”.

Actualmente Yoinier tiene un profesor de guitarra particular, dice que ya no es lo mismo si no toca la guitarra como se debe. “Antes era un chiquillo y se podía perdonar que no tocara la guitarra como se debía. Ya hoy me lo tomo más en serio y entonces no es lo mismo. Trabajo mucho más que antes, le dedico diariamente dos horas a la guitarra y casi siempre estoy cantando. No tengo profesor de canto, pero todavía hago los ejercicios que la profesora me enseñó y me ayudan muchísimo”.

Las clases de canto están en espera pues todo lo que gana lo ahorra para un demo que quiere grabar. “Quiero grabar un demo con temas que están compuestos por mí y un amigo mío. Por el momento serán sólo 4, pero espero que en un futuro cercano pueda hacer más cosas”.

Yoinier se dice romántico empedernido y es ese amor por la música el que lo impulsa cada día a trabajar más para ser mejor.

Atrás


Comentarios   Dejar un comentario
No hay comentarios en este momento.