El profundo sonido de Daymé Arozena



Daymé Arozena Uribarri es poseedora de una voz extraordinaria. Nacida el 4 de febrero de 1992 en el municipio de 10 de octubre, comenzó su carrera musical en los coros D’ Senitos y Diminuto, siendo una de las más destacadas integrantes de ambas agrupaciones.

Pude disfrutar de su arte maravilloso en un concierto en la sala teatro del Museo de Bellas Artes. La llamé la tarde siguiente y me concedió una entrevista para PMU.

“Los D’ Senitos son realmente un coro bastante underground dirigido por el profesor Juan Ávila, quien es como un Don Quijote que camina todos los días varios kilómetros con el piano a la espalda intentado solucionar el mundo”.

“Sé que es un gran soñador, -abunda Daymé- pero ha ayudado a muchos niños porque no tiene distinción, no le importa si cantan bien o mal, dice que sus problemas se irán solucionando en el camino. Eso le ha abierto las puertas a muchas personas”.

“Juan fue quien me enseñó la música de la Década Prodigiosa, de Los Beatles, escuché ‘We are the World’ en ese coro. Mis influencias provienen de Los Spirituals, Whitney Houston, Nina Simone y de la canción ‘Let it Be’ que fue la primera que canté en televisión”.

“El jazz se acercó a mí y no yo a él cuando integré la big band del conservatorio Amadeo Roldan –continúa contando-. Después matriculé en canto coral en el conservatorio Alejandro García Caturla, pero la profesora me excluyó del coro porque decía que yo era muy corpulenta y no parecía una niña. Recuerdo que un Día de las Madres hacía falta una canción para el matutino y de un turno de clases para otro la compuse y canté. Me fui imponiendo poco a poco”.

Cuando indagamos cuáles son sus proyectos inmediatos comenta: “He colaborado con artistas de la talla de Olga Tañón, Wynton Marsalis, Ogguere, Jane Bunnett, Pepe Mejías Godoy, Argelia Fragoso, Bobby Carcassés, Xiomara Laugart, Michel Herrera, Julito Padrón, Emir Santa Cruz, Luck Vega, Don Thompson, Hilario Duran y Rember Duarte”.

“Además, fundé Alami en octubre del 2011, una banda de mujeres. Hemos tenido muchos tropiezos, pero ahí vamos. Mis muchachas no eran jazzistas, pero son muy talentosas y se convirtieron en cultivadoras del género al ingresar en la banda. Sin llegar a feminismos, esperamos desplegar una labor abnegada que estimule a otras artistas al estudio y la dedicación a este complejo pero hermoso género musical, tan universal como la valía de la mujer cubana”.

“Ser músico en Cuba es bien difícil, cuando le pedí una audición el Centro de la Música que es el que organiza los festivales Jazz Plaza y JoJazz, me preguntaron varias cosas, entre ellas el por qué tenía solamente mujeres en el grupo. Les respondí que nuestro formato es algo novedoso, pero no se tomaron mucho tiempo en la prueba y nos dijeron que nos darían un plazo de 6 meses para que cogiéramos experiencia. La banda se había fundado hacia 2 meses y nos cerraban todas las posibilidades. Bueno, los Van Van no tenían la experiencia al mes de fundados que la que tienen ahora después de 40 años. Las mujeres jazzistas somos muy discriminadas en el mundo artístico”.

“Nos molestamos muchísimo, -profundiza Daymé en su problemática- porque no le puedes pedir a una banda en Cuba que gane experiencia sin una empresa artística que la represente. ¿Dónde toca? Aun así continuamos trabajando y a los 6 meses nos volvimos a presentar y entonces llegaron dos satélites de jurado que nunca han tocado en su vida, que nadie los conoce y nos dijeron lo mismo. Es vergonzoso que 5 muchachitas que estamos graduadas de nivel medio no tengamos trabajo. Desde el primer momento que vieron que éramos mujeres y jovencitas, no les gustamos. Esas mismas personas un tiempo después vinieron hasta donde estábamos y nos dijeron que el grupo sonaba muy bien”.

“Me tuvieron un año esperando por un plan JoJazz para poder tocar. Me presenté a ese evento en la categoría de interpretación y cuando todo el mundo decía que yo era uno de los premios, me dieron una mención. No nos dieron el valor que merecíamos. Del tiro me mandaron para Pinar del Río a cumplir el servicio social, pero no me rendí. Es triste que a uno se le mueran las ganas de hacer cosas en Cuba”.

Pero Daymé Arozena no es de las que se sientan a lamentarse, por eso nos cuenta sus planes futuros. “Interpretamos mayormente música compuesta por nosotras mismas, motivadas por el amor que concebimos y su repercusión en la sociedad. También incluimos versiones del repertorio universal con un toque femenino y contemporáneo. Dirigimos nuestro trabajo hacia un público joven con la perspectiva de motivar en ellos el buen gusto. Dentro de nuestros planes futuros quisiéramos fundar una asociación donde se puedan unificar mujeres que no solamente hagan jazz, sino otras propuestas interesantes”.

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