¿Dónde están Los 7?
14 de abril de 2014
Si observan bien la foto que acompaña a este articulo y leen otra vez el título, tendrán algunas preguntas que hacer. Pues les acompaño en las intenciones, porque esos dos músicos que ven ahí se hacían llamar Los Siete. La cuestión es que ahora han desaparecido de la escena callejera santiaguera, como sucede en los trasfondos de lo underground, donde hoy cantan algunos y mañana no.
Aparecieron si mal no recuerdo, unos 5 años atrás, porque Raúl Torres, ¿o habrá sido Gerardo Alfonso?, los vio tocar en una de las esquinas programadas para un Festival, no sé si de la Trova o del Son, y los invitó a su concierto estelar, nada más y nada menos que en la exquisita Sala Dolores, una de las mejores de toda América Latina. Y no es tanta mi desmemoria como acaban de leer, sino que así son los avatares de la música cuando se hace acompañar por solitaria voluntad de los cantantes y algún que otro público ocasional. Mucho se olvida.
De todas maneras sí recuerdo que a Los Siete se les dedicaron varios minutos en las emisoras santiagueras y unas pocas líneas en el periódico local. Pero hoy sólo yo me pregunto: ¿dónde están esos dos hombres que tocaban como siete artistas por la cantidad de instrumentos portaban? ¡Ni sus nombres quedaron! sin embargo, por lo menos ahí está la foto donde se les ve sonrientes y animados con sus cubos plásticos. El primero con un palo para que funcionara como bajo, el segundo en función de percusión, otro invento en la mano, la guitarra y la vieja armónica. Sí, creo que la cuenta era esa, cinco instrumentos y ellos dos, siete.
¿Qué si tocaban bien? Bueno, por lo menos la gente se paraba a verlos sonear, guarachear, bolerear, trovar y cuanto estilo uno se puede imaginar, en esta tierra de donde son los cantantes, como dice la mítica letra.
Lo cierto es que tuvieron sus minutos de fama y después desaparecieron, salieron del asfalto musical citadino, se pararon en una de las más prestigiosas escenas y después volvieron al anonimato o al silencio.
Lo mejor, o más lamentable, es que como Los Siete hay muchos aquí en esta otrora villa, que sin conocerse su nombre, género o afiliación, cantan y cantan, componen o hacen versiones, sin pensar en que algún día tendrán un disco, un premio o un concierto para ellos solos y donde sus seguidores les vayan a animar.
Comentarios Dejar un comentario
14 de abril de 2014
Si observan bien la foto que acompaña a este articulo y leen otra vez el título, tendrán algunas preguntas que hacer. Pues les acompaño en las intenciones, porque esos dos músicos que ven ahí se hacían llamar Los Siete. La cuestión es que ahora han desaparecido de la escena callejera santiaguera, como sucede en los trasfondos de lo underground, donde hoy cantan algunos y mañana no.
Aparecieron si mal no recuerdo, unos 5 años atrás, porque Raúl Torres, ¿o habrá sido Gerardo Alfonso?, los vio tocar en una de las esquinas programadas para un Festival, no sé si de la Trova o del Son, y los invitó a su concierto estelar, nada más y nada menos que en la exquisita Sala Dolores, una de las mejores de toda América Latina. Y no es tanta mi desmemoria como acaban de leer, sino que así son los avatares de la música cuando se hace acompañar por solitaria voluntad de los cantantes y algún que otro público ocasional. Mucho se olvida.
De todas maneras sí recuerdo que a Los Siete se les dedicaron varios minutos en las emisoras santiagueras y unas pocas líneas en el periódico local. Pero hoy sólo yo me pregunto: ¿dónde están esos dos hombres que tocaban como siete artistas por la cantidad de instrumentos portaban? ¡Ni sus nombres quedaron! sin embargo, por lo menos ahí está la foto donde se les ve sonrientes y animados con sus cubos plásticos. El primero con un palo para que funcionara como bajo, el segundo en función de percusión, otro invento en la mano, la guitarra y la vieja armónica. Sí, creo que la cuenta era esa, cinco instrumentos y ellos dos, siete.
¿Qué si tocaban bien? Bueno, por lo menos la gente se paraba a verlos sonear, guarachear, bolerear, trovar y cuanto estilo uno se puede imaginar, en esta tierra de donde son los cantantes, como dice la mítica letra.
Lo cierto es que tuvieron sus minutos de fama y después desaparecieron, salieron del asfalto musical citadino, se pararon en una de las más prestigiosas escenas y después volvieron al anonimato o al silencio.
Lo mejor, o más lamentable, es que como Los Siete hay muchos aquí en esta otrora villa, que sin conocerse su nombre, género o afiliación, cantan y cantan, componen o hacen versiones, sin pensar en que algún día tendrán un disco, un premio o un concierto para ellos solos y donde sus seguidores les vayan a animar.
Comentarios Dejar un comentario
- No hay comentarios en este momento.