Señales…



El universo musical cubano es el resultado de un proceso multiétnico donde influyeron de forma decisiva las migraciones de diversas regiones, como las de África Occidental Subsahariana, a las cuales se le agregaron luego distintas migraciones provenientes de algunas regiones del área del Caribe y de Haití. De esos legados culturales se heredó una rica tradición, nutriéndose diariamente el verdadero cubano, ícono primordial de la cultura y la identidad nacional. Con estas máximas decidieron reunirse un grupo de jóvenes y talentosos músicos: Geisel Acosta Iglesias como percusionista y corista, Joel Enrique Carralero Cárdenas guitarra bajo y corista, Ridel Meriño Rivero guitarra prima y corista, Alberto Arias Urquiola guitarra y voz líder, para formar “Señales”, un grupo que fusiona todos los géneros de la música cubana y las regiones antes mencionadas.

“Señales” posee la máxima de mostrar vivencias prestas para evadir lo efímero con poesía musicalizada, mostrando desde diversos ritmos y sonoridades de Latinoamérica y el Caribe, las inquietudes de cuatro jóvenes que portan determinados elementos destinados a la realización de medidas concretas para la aculturación de las nuevas generaciones, defendiendo así la ontología de nuestras raíces culturales. Por lo tanto, rreciben el nombre de la línea en la que han determinado su inserción

La alineación nos coloca al margen de una sociedad consumista donde el desarrollo a la par de las nuevas tecnologías, absorbe al joven de sus orígenes mostrándole una aparente integridad en un producto banal sobreprotegido por el marketing industrial, pero desposeído de una carga emotiva y sincera en convergencia con un creador en específico.

El proyecto puede verse en forma de una onda que toma valores en cualquier lugar dentro de un intervalo de tiempo. Las diversas culturas fomentan efectos objetivos en la fragmentación parcial de nuestra estructura musical, su forma y como regla general, nuestro el mensaje es claro, entendible y propicio a mejorar la conciencia sociocultural.

El procesamiento e interpretación del texto de las canciones será siempre un acto subjetivo que emerge de diversas fuentes, dependiendo de la naturaleza del individuo decodificador. Al sumarse nuestras experiencias y expectativas integran efectos simultáneos formando un umbral de conceptos para la vida. Promoviendo así la participación de sus semejantes en sus ámbitos de decisión.

Reflejan una proyección escénica como una lámpara cargada que entrega indicación visual-sonora a través de un pulso de luz, útil para enviar contraseñas en condiciones de sol brillante. Originalmente se pensó que sería imposible comunicarnos partiendo de la línea de la imagen, en la práctica se demostró que si se podía iluminar las nubes, durante la noche y el día si es preciso.

Las vicisitudes que aquejan al individuo advierten en estos muchachos un peligro inherente según su líder Alberto Arias. “Debemos ayudar a las personas a tomar precauciones, por ende, una recomendación nunca se puede limitar a unas pocas instrucciones básicas, estamos obligados a mostrar un comportamiento y lenguaje determinado, inevitablemente conmovernos da riendas a un mensaje verbal sonoro, sintético, codificado, difundido y predeterminando directamente al subconsciente. En el caso de que se encuentren varias señales contradictorias por sí mismas, prevalecerá la más prioritaria, y en el caso de que sean del mismo grupo, la más restrictiva, pues esta tiene formas especiales dadas su importancia sobre el resto”.

“La naturaleza nos habla en forma analógica, procesando para obtener mejor presencia de determinados matices. Las confluencias del proceso dan paso al lenguaje, para que este sea entendible requiere ser decodificado por su emisor antes de su reproducción”.

Cualquiera puede discernir entre la melodía y el ruido por su habilidad de discriminar entre las sensibilidades verdaderas de un sujeto y sus tendencias estéticas de respuesta. Estos muchachos asumen que el estímulo debe ser detectado por el criterio propio interesado en saber la respuesta de la sensibilidad local, determinando sus motivaciones, expectativas y cambios.

Un ritmo imparable, un texto sugerente y una sonoridad cubano-latinoamericana y caribeña, combina brillantemente el resultado de la investigación. Hacen de la obra una propuesta autentica.

“Dios nos concibió diferentes, gustos, idiomas, colores, razas, tamaños, formas. Entre nosotros no pueden ver, oír, hablar, caminar, amar, llorar, sentir, perdonar, golpear, acariciar, jugar, cantar, estos elementos permiten que la población reciban y den señales que no son más que símbolos en lugar de palabras”.

Enhorabuena, ya la ciudad tiene Señales a seguir.

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