La resistencia parte del reconocimiento



Cada viernes a las 5:00 p.m. en el Pabellón Cuba hay un momento de resistencia porque “al que no quiere caldo se le dan Tres Tazas”… PMU habló con Silvio Alejandro, el protagonista y organizador de este espacio, y hoy no juzgamos, coqueteamos con todo.

Silvio Alejandro: “Es un espacio de resistencia si se quiere, por eso Tres Tazas. Nos gusta decir que somos un espacio que trata de invadir los sentidos de la gente por varios lugares. Normalmente invitamos trovadores, pero aquí en Tres Tazas hemos presentado libros, hemos inaugurado exposiciones de artistas de la plástica, hemos tenido danza, en fin, que hemos pretendido ser diversos y que esto sea una vitrina de lo que se hace en la trova, en la nueva trova, en la ciudad y no sólo de la ciudad porque por aquí pasa mucha gente de todas las provincias de Cuba. Incluso muchas veces tenemos artistas internacionales que nos visitan, que por “h o por b” están en La Habana y se enteran de la peña, o alguien me llama para que los invite y vienen y se presentan, y así hemos tenido aquí a varios artistas argentinos, uruguayos, daneses, norteamericanos”.

“Es una peña que yo hago con la ayuda de los amigos y de mucha gente. Es una peña que la hacemos hace ya casi 6 años, es decir que no es una peña nueva. Hoy convocamos a un artista de la plástica para hacer un regalo especial a Ireno García, un trovador con una trayectoria tremenda, y le hicimos una guitarra en esa onda que él tiene de reciclaje arte-noticia (confeccionado con papel periódico). Lo que quiero contar es que nos interesa, lo intentamos y logramos mezclarnos con los artistas de la plástica”.

“Nos reunimos, cantamos, pero pasa algo muy interesante, además de la interacción que hay entre los músicos que vienen y los que se suman, que no sólo son trovadores, también hay bajistas, percusionistas, guitarristas, gente que conocemos de alguna manera de la ruta de la trova, pero que son músicos que vienen y se integran aquí, y sin ensayos previos ni nada de eso, se suben y generalmente les queda bien. La cosa fluye, esa interacción, pero además, se acerca mucha gente joven que quiere presentarse, que quiere actuar y no son pocos los que han tenido su primera presentación en esta cosa de los viernes”.

“Este se ha convertido en un lugar para los jóvenes diferentes de la ciudad, a falta de otros lugares. Es un lugar que reúne ciertos requisitos que ni sé decir cuáles son, pero básicamente son que es barato, que es al aire libre, que no cobran la entrada o que la cobran muy barato. Pero yo creo que este lugar, o sin quererlo, se ha convertido en imán de la gente joven, de la gente que tiene una actitud más contracultural, alternativa, diferente. Yo creo que este lugar se ha ido convirtiendo en eso”.

“Está invitada todas las veces, la sorpresa de lo que pueda pasar. A veces es un muchacho joven que nunca se ha presentado, a veces es un consagrado de la cultura, aunque no es un espacio exclusivamente de trovadores”.

“Silvio Alejandro es un cubano normal que tiene una pila de problemas y tiene que resolverlos también, pero mi plan fundamental del día es mi hijo que me consume mis energías y mis deseos de hacer, de prepararle el mundo para que él esté mejor. Tengo mis padres viejitos, salgo en mi carrito y a veces “taxeo” un poco, aunque me paso el día con la guitarra en la mano y leyendo algo, mirando la televisión y viendo una película, y viendo los videos de no sé quién. En fin, trato de estar informado y también me vinculo mucho con la ciudad, con los espacios que hay. Cuando los espacios se abren, voy y husmeo un poquito ahí, algunos me sorprenden por lo novedoso, por lo bueno, pero otros digo: ¡qué tiro al vacío!”

“Vivo una vida normal, la que puedo vivir, pero lo que no trato es de no perder la espiritualidad, ver dónde está lo que verdaderamente me conmueve, lo que me gusta, lo que me libera y todo eso tiene mucho que ver con mi hijo, porque un hijo es por lo que uno vino al planeta, a tener sus hijos, a verlos crecer. Un hijo te da la posibilidad de verte a ti mismo en un momento que tú ya ni recuerdas. Trato de no perder la espiritualidad que me llevó a cantar y a saber lo que pasa en el planeta, y enterarme de cómo está el mundo, quién tiene el poder, quién abusa, quién lo hace bien porque al final, hay que estar con los pies en la tierra”.

“Yo he tenido pensamientos muy agrios con el reggaetón, pero hoy creo que hay geografía suficiente para que todo coexista y que así además, el mundo es mejor, y al que le guste el reggaetón que vaya con sus cadenas de oro y su ropa cara a su fiesta de reggaetón, que se tome 50 Cristal, que se busquen una novia, que hagan el amor toda la noche y que la pasen muy bien. Yo estoy con el mismo plan, pero aquí desde mi mundo de los trovadores, con las banderas de la poesía, o hacer que la gente se divierta y pensemos un poquito en cómo ser mejores personas, en cómo ayudarnos. La trova tiene otro contenido, es también para divertirnos pero nos quiere dejar una enseñanza al mundo”.

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