PMU en la casa de DJ Raphox



PMU estuvo en la casa de DJ Raphox, para nuestra suerte consiguiendo la primera entrevista de este joven DJ y productor musical que ha dedicado sus primeros años al hip hop. La historia de los que comienzan a cosechar frutos de su trabajo y que se las muestro a continuación.

“Raphox es por mi nombre, Rafael, terminado en X porque mi apellido es Diez, Rafael Diez Cué”.

“Nunca estudié música, pero me gustaba tanto la música que intenté varias veces separarme de ella y no pude. Estar en San Alejandro me ayudó mucho porque es otro tipo de público que se mete en otros canales europeos, otras músicas raras y esas cosas, pero siempre hubo gente que le interesaba el hip hop y me empecé a interesar por las cosas que estaban pasando en Cuba con el hip hop, como los festivales de Alamar, a los que no pude ir porque cuando se acabaron, era que yo empezaba con la furia”.

“A hacer música empecé hace 11 o 12 años, música experimental con mucha influencia de hip hop porque siempre me gustó el “cun-cun-pá” sin saber que lo que estaba haciendo era hip hop, pero muy loco porque ahí no había quien cantara. Empecé sampleando y después con otro software comencé a hacer mis cosas más personalizadas. Me enteré del Laboratorio de Música Electroacústica y no paré de hacer música, tanto fue así que durante unos meses decidí parar para ver si me gustaba de verdad, pues no era lo que había estudiado y no quería traicionar mis estudios”.

“Mi socio decía ‘si quieres ser bueno en algo debes dedicarte a una sola cosa’. Cuando me puse a hacer música en serio me dije: ‘en la pintura existe el contraste, existe el equilibrio, existen las diferentes gamas del negro hasta el blanco que es inmensa, existe la composición y todo eso está en la música, son principios generales del arte’. Entonces me creé esa mentalidad de que se puede hacer música a partir de una visión gráfica. A veces me levanto por la mañana y me imagino un cocodrilo vestido con traje de nubes, y digo este debe ser verde con blanco con pinceladas de negro, y ahí viene el ‘bombo’ y así es como yo entro al universo musical”.

“Tengo una flautista cerquita y con ella me puse a estudiar música, acordes, aunque la gente diga que para hacer hip hop no hace falta saber mucho de música, pero sí hace falta”.

“Hay un paso-herramienta que me cautivó que fue el scratch. Yo no mezclaba todavía, entonces sólo enriquecía las mezclas de Neuris con scratch. En Cuba la gente no se interesaba mucho por eso, un poco por la incultura y otro poco por la tecnología, pero yo entré al hip hop por ese sonido un poco identificativo del hip hop. Ya sea por un detallito o un solo, yo quería scratchear, yo lo veía como un instrumento más, como una flauta, como una guitarra que me permitía hacer frases e improvisar, y buscando el género que me permitiera explotarlo al máximo llegué al hip hop norteamericano. Ese fue el elemento que me atrapó y me alejó de la electrónica”.

“Cuando empecé a conocer el hip hop y el underground como cultura fue que me di cuenta dónde yo estaba metido. Era una historia de hermandad, de unión, de confraternidad, un estilo de vida que me gustó más allá de la música. DJ Lápiz, Alexei, Blacksoul y Alejandro Benítez son mis influencias en Cuba”.

“Estoy trabajando con Golpe Seko, Yissi, Maykel Xtremo, Bárbaro el Urbano Vargas. Tengo pensado hacer dos discos este año, uno que es featuring completo y el otro con Alami”.

“En estos años he encontrado gente con muchísimo talento, con los mismos intereses, gentes muy especiales que no explota su talento como debieran, pero cuando tienen que hacerlo, la echan al máximo. Me disgusta que no hay unidad, tal vez una mala interpretación de independencia. La cosa exótica del hip hop cubano es que el underground es lo más puro del mundo entero, tiene la esencia”.

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