En el aspecto de la música, soy un sentimental



Son pasadas las diez de la noche, el público se desespera, los rostros muestran indignación, incluso preocupación por parte de muchos porque era imposible que fuera su primer concierto y llegara tarde a la cita. De repente de la nada empiezan los aplausos, “ahí está Chicho” gritaban sus amigos y familiares más cercanos.

Julio González Menéndez, más conocido por Chicho El Melódico, es un joven talento poco conocido de la música underground cubana que cultiva el hip hop. Por primera vez tenía la oportunidad de presentarse en un lugar de nivel como lo es el hotel Chateau Miramar, en el municipio Playa.

“Asere, no me lo vas a creer, cuando iba a entrar no me querían dejar pasar, pues decían que yo no era cantante ni nada, que me quería colar y como no traje un medio tuve que decirle al portero que me llamaran al gerente”. Cuenta Chicho cuando le recriminamos la tardanza. Pero a pesar de este inconveniente, Chicho pudo presentarse en el escenario y para asombro de muchos, cautivó de una manera alentadora al joven público reunido. Dígase para asombro, pues algunos esperaban que para ser su primer concierto, la aceptación no fuera del todo popular.

Terminada la presentación, Chicho se dirigió a familiares y amigos emocionado con lágrimas en los ojos y de pronto se volteó y me dijo: “Loco, fue la mejor noche de mi vida, pon ahí en esa revista que voy a ser grande y nada ni nadie me lo va a impedir, que mi vida ha estado llena de problemas y tropiezos, pero que a partir de hoy todo va a cambiar”.

Pasado el rato y más tranquilo, con una Cristal en la mano y cierta mirada pícara, comenta: “Esto es lo máximo, la de años que no entraba a un lugar así, hasta cerveza me han comprado. La gente alrededor de la piscina, las luces, el escenario… todos quieren hablarme y saber de dónde salí, creo que les llegué con mi mensaje directo y sin rodeo”.

Y efectivamente, las letras de Chicho crean una pauta impactante en la mente del público, pues van de lo neutral a lo atrevido, sin llegar ni tan siquiera a rozar lo chabacano. Sus temas critican males sociales tanto nacionales como de ámbito extranjero, de una manera precisa y directa, lo cual según la opinión de algunos, puede llegar a traerle ciertos problemas.

“¿Quieres que te diga algo? Me dan igual los problemas, yo soy el que soy y no tengo remedio, si no cantara lo que me gusta o lo que siento, esto no tendría sentido, fuera un títere más del mercado. Sí es verdad, como todos me gustaría tener una cierta mejora económica, pero me interesa más el mensaje que pueda hacer llegar a la sociedad, que lo que me puedan pagar. En fin, soy un poco sentimental por ese aspecto”.

Ya pasada la media noche, Chicho se despide de todos. “Caballero me tengo que ir, ustedes saben que mañana madrugo”. Y en efecto, Julio, a pesar de ser músico, no puede dejar a un lado su trabajo como contador en una oficina del Poder Popular, pues aunque el salario es bajo, con el sostiene los pocos lujos que se da, que más bien pudiéramos afirmar que son nulos.

Al comentarle la razón por la cual no se dedica por completo a la música, nos responde: “Que más quisiera yo dejarlo todo, pero fueron cinco años estudiando Contabilidad en la Universidad de la Habana. Me cuesta mucho adaptarme a la idea de ser sólo músico y vivir de esto, pero creo que si quiero ser grande, algún día tendré que tomar la determinación, aunque bueno, con confianza puedo decir que hoy fue el primer día del resto de mi vida”.

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