Sabor y sazón de los Mariachis



Las noches en el Restaurante Santiago se benefician con los acordes de un hombre que ha dedicado su vida casi por completo al mundo musical. No se trata sólo de pasar un momento agradable en una cena, sino de sentir como él, cada dedo en las cuerdas, cada roce, aun cuando estés de espaldas a la guitarra.

Gabriel ya no es el joven de 20 años que comenzaba sus días a guitarrazos limpios, ahora con el peso de 32 años de su vida en la música, con las huellas del tiempo y el cansancio, pero con el mismo ímpetu de antaño, coge la guitarra, llega hasta las mesas con parsimonia y todos hacen silencio. Existe cierta complicidad entre los comensales y Gabriel, entonces él hace lo que considera una pregunta de rigor: ¿quién cumple hoy? Y ese día la suerte estaba de nuestro lado porque esta vez el cumpleañero estaba en nuestra mesa y cantándole el “happy birthday” comenzó esta entrevista.

Este joven de 58 años de edad, santiaguero de pura cepa y de los que no abandona su ciudad, comenzó su vida profesional después de graduado de guitarra en el Conservatorio de Santiago Esteban Salas, haciendo trabajos de acompañamiento, pero fue la música mexicana la que da el giro inesperado en su vida.

Entre canción y canción, Gabriel Tamayo León nos cuenta su historia. Su repertorio demuestra lo arraigada que se encuentra la música tradicional en su vida, sobre todo la trova santiaguera que describe como música muy exquisita, nutrida de muchos ritmos, con letras asequibles y reales. A pesar de llamar poderosamente la atención este tipo de música, fue la música al estilo “mariachi” la que le mostró el rumbo a seguir.

Todo comenzó al incorporarse al primer Mariachi Cubano fundado por el General Francisco González. “La experiencia con los mariachis fue algo indescriptible. Esa música es muy bonita. Al principio no me gustaba nada, pero a medida que fui adentrándome en ella, logró enamorarme. Para estar una vida tan larga en una agrupación haciendo un genero foráneo, tiene que gustarte más que un poquito, porque le sentí, le encontré el sabor y sazón a esa música”.

Y sí que estuvo tiempo con los Mariachi, 32 años que se dicen fáciles, pero significa más de la mitad de su vida para Gabriel. Ahora se contenta con su trabajo en el restaurante Santiago, uno de los principales de la ciudad, después de haberse presentado en todo el país como en ferias agropecuarias, en festivales latinoamericanos y otras actividades en distintas provincias cubanas.

Considera no tener la habilidad en cuanto a la composición. “No tengo temas propios, no soy compositor, soy arreglista. He hecho la música de varios temas de algunos amigos, pero generalmente no compongo”.

Es un hombre agradecido con lo que le ha tocado, manifestando que ha tenido pocas dificultades. La principal es con las instituciones musicales que no ayudan con una buena difusión de su trabajo, pero esto también lo achaca al hecho de estar tranquilo con un trabajo asegurado y no tiene que salir a buscar nada más.

En cuanto a sus aspiraciones, tiene la idea de hacer en Santiago un trabajo grande con los jóvenes. Algo así como un festival de los que se hacen en La Habana o en el extranjero, para que así se conozca del buen talento que se encuentra en el Oriente cubano. “Este es un restaurante que lo visitan muchas personas, inclusive turistas, pero no es el lugar idóneo para que un artista muestre toda la gama de su trabajo y este sería el objetivo primordial del festival”.

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