Sin Miedo a Soñar



A principios del año 2012, un grupo de adolescentes estudiantes de secundaria básica del reparto capitalino de San Agustín, en el municipio de La Lisa, agobiados por tener que recorrer largas distancias para acceder a centros recreativos donde disfrutar de la música y los espectáculos de su agrado, y además asequibles a sus posibilidades financieras, decidieron formar un grupo musical.

Sin pensarlo dos veces, se dirigieron a la casa de la cultura de su región en busca de asesoría profesional y para explorar la posibilidad de acceder a los instrumentos que les permitieran poner en práctica el proyecto. En cada una de las ocasiones en que allí se personaron les llovieron baldes de agua fría en sus apasionadas cabezas, las trabas de todo tipo estuvieron a punto de hacerlos desistir y lo peor fue que nunca entendieron del todo las inimaginables razones por las cuales les negaron la tan ansiada creación de la banda.

Algunos desistieron y se dedicaron a seguir la rutina diaria de estudios, algún que otro partido de fútbol o béisbol, vagar por las calles del reparto en el tiempo libre, o intentar entretenerse con la programación de la televisión. Los restantes no se dieron por vencidos y acudieron a buscar ayuda en sus padres.

Al final, venció la pasión por la música, la voluntad infinita de alcanzar una difícil meta y el amor de cada uno de sus progenitores, quienes asumieron como suyo el proyecto y se encargaron de la producción y el financiamiento de los instrumentos musicales.

Lamentablemente, el espacio disponible en PMU no alcanza para contar el sacrificio que todos realizan para mantener el soporte técnico y material de la agrupación, y a pesar de la inexperiencia y la falta de estudios académicos desafiaron la lógica y debutaron con un grupo de formato complejo, con el que fusionan géneros como el son, balada, merengue, bachata y pop.

Otra historia fue ponerle nombre a la banda, ninguno se ponía de acuerdo y como la mayoría de las ideas se las comunicaban mediante mensajes de texto alguien sugirió nombrarse SMS, aunque en realidad el verdadero significado de las siglas sería “Sin Miedo a Soñar”, en alusión directa a todas las peripecias por las que tuvieron que pasar. De esa manera, el mismo día que terminaron de montar su primera canción, Isaías Sardinas Sánchez, Brenda González Izquierdo, Esthefani González Barroso, Liliana Medina Marchante, Yulissa Navarro Cerdeira, Lorena Esquijarosa Sánchez, Yangel Pérez García, Julio Cesar Machado Martínez y Jesús Manuel Blanco Cruz decidieron adoptar para la agrupación el apelativo de SMS.

Desde entonces hasta la fecha han transcurrido dos años de intensas emociones, de risas y alegrías, pero también de lágrimas y sinsabores, que han dejado más de una huella en sus almas. “Nunca se nos va a olvidar nuestra primera presentación, -dicen casi a coro Esthefani y Liliana, aunque es finalmente Lorena quien termina la idea-, fue en la Casa de la Cultura de Arroyo Arenas y teníamos un miedo enorme, cuando empezamos a todos nos temblaban las piernas, pero al final del primer tema nos relajamos y los aplausos de la gente nos emocionaron tanto que todos lloramos, aunque los varones digan que no”.

“Cuando terminemos la secundaria básica, -agrega Julio César-, iremos hacia diferentes centros educacionales, muchos piensan que nos va a ser más difícil continuar con la música, pero ya lo hemos pensado todo. Si superamos todos los obstáculos del principio, ahora será mucho más fácil y podremos compartir nuevas experiencias que nos serán útiles para la creación artística”.

Los integrantes de SMS no piensan por ahora en producir discos y mucho menos en la fama, para ellos es mucho más importante adquirir conocimientos musicales que completen su formación autodidacta, porque de otra manera no podrían triunfar en el mundo del arte.

Sin embargo, todos tienen claro que no se equivocaron cuando decidieron dedicarse en serio a la música, algo que los marcará para el resto de sus vidas, aún cuando no saben que le deparará el futuro a cada uno de ellos.

Por lo pronto el escenario alternativo cubano tiene que contar con los muchachos de SMS que ya acumulan presentaciones en lugares emblemáticos como el Teatro Nacional de Cuba, el Teatro Lázaro Peña y el cine de 23 y 12, como parte de espectáculos de graduaciones estudiantiles.

Desde hace varios días dejaron a un lado los instrumentos para enfrentarse a las pruebas finales del curso escolar. A las calificaciones que obtendrán, sumarán luego las notas musicales para pasar un verano divertido entre amigos, familiares y gente del barrio, pero nunca como dice su nombre: “Sin Miedo a Soñar”.

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