Más que músico soy un trovador



“Antes de que me hagas pregunta alguna, debo decirte que más que un músico soy un trovador, toco todos los instrumentos, pero mi pasión es la guitarra, a ella me debo”.

Así comenzó la conversación que sostuvo PMU con el joven de 28 años Yulier Pérez Pérez, quien reside en el villaclareño municipio de Ranchuelo y a quienes la mayoría conocen como el Friki.

Graduado de música en la Escuela Vocacional de Arte Olga Alonso de Villa Clara y también de la Escuela de Instructores de Artes Manuel Ascunce de esta misma provincia, el Friki se dedica a componer e interpretar más que a enseñar los conocimientos que domina. “Toco guitarra desde los 7 años, recuerdo que cursaba el tercer grado en la enseñanza primaria y mi interés por la música era mayor que por las asignaturas básicas que debía aprender por aquellos días, no existe para mí desde entonces, mayor placer que acariciar las cuerdas de mi guitarra”.

¿Por cierto cómo te hiciste de ella?

“Ah, es una historia muy sencilla. Siempre quise tener una y fue hace algunos añitos que lo conseguí con el pago de una serenata que ofrecí a unas amistades, ellos sabían de mis anhelos por poseer una guitarra propia y a cambio de mi música me dieron el dinero que necesitaba para la compra del instrumento”.

A decir del Friki, cantantes como Ricardo Arjona, Sabina y Melendi le inspiran a componer. Interpreta canciones propias de estos artistas y se nutre de su filosofía para buscar la manera de decir y hacer reflexionar a los que escuchan. “Me gusta oír todo tipo de música, pero la trova hace que me doblegue ante su letra y su melodía. Para componer mis temas escucho también hip hop y rock, géneros que en este país hacen un llamado a la conciencia de los hombres y las diferentes capas de la sociedad cubana”.

Hasta hace muy poco este músico ranchuelero cantaba a dúo con un coterráneo, pero el tiempo, los diferentes medios en los que se desenvuelven cada uno de ellos y el modo de ganarse la vida de cada cual, dio al traste con la desintegración del proyecto.

Actualmente el Friki se presenta en peñas de amigos que le invitan, en descargas acompañando a otros artistas del patio, en serenatas, actividades culturales y en cualquier escenario donde se requiera la presencia de un trovador y su guitarra.

A propósito, en los últimos tiempos ha asistido a conciertos en Sancti-Spiritus, la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, por supuesto en Santa Clara, y en diferentes municipios de la provincia más central de Cuba.

Con la llegada del verano, el Friki se unió a un proyecto local que lleva por nombre Tradi Son, conjunto que se dedica a interpretar sones, guarachas y música cubana en general, con el único objetivo de hacer bailar a los cubanos de a pie que no disponen de recursos suficientes para frecuentar sitios extremadamente caros. Los integrantes de Tradi Son llegan hasta los barrios, repartos y comunidades rurales del municipio de Ranchuelo para regalar al público, verdadero y auténtico talento musical.

“Yo creo que hoy existe mucha gente con talento de verdad que no tiene la moneda suficiente o las relaciones necesarias para hacerse músico porque aquí ser hijo de gente con dinero e influencias, te abre las puertas aunque más que un músico, tú seas un figurín”, se lamenta el Friki mientras conversa con PMU. “No sólo lo digo por mí, pues por ejemplo aquí en Villa Clara hay muchos jóvenes inutilizados. Raperos, rockeros y trovadores por mencionar algunos que están desperdiciados porque como no tienen las vías apropiadas para irse a hacer carrera para la capital se quedan aquí donde las instituciones no te consideran ni te tienen en cuenta”.

El Friki además de haber estudiado música, posee el talento de la calle y la creación empírica que le da el palpar la realidad de todos los días. Toca su guitarra, compone e interpreta sus canciones con total libertad, aunque sabe que luego le espera el trabajo que le da el sustento a él y su familia. “Vender y reparar celulares no tiene nada que ver con la música pero sí con la economía y me he visto obligado a buscarme la vida de esta manera. Sin embargo, la música no la tomo como un hobby como hacen algunos, sino como mi pasión y mi profesión, es a la que me debo y a la que le pongo todo mi empeño y parte de lo que obtengo de este trabajo”.

“Mi guitarra es mi compañera, a ella le debo momentos muy agradables de mi vida profesional y personal. Va conmigo a todas partes, es mi cómplice. La verdad me siento orgulloso de ser un trovador y amo lo que hago, pero aún no he podido encontrar la satisfacción plena a la hora de crecer como artista, lamentaciones que oigo a diario de parte de mis colegas, quienes al igual que yo tienen que seguir apostando por el arte underground cubano”.

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