El Beritán cantador



Alberto Manuel Beritán, es un típico oriental cubano nacido en la ciudad Las Tunas, el 14 de febrero de 1954. Su padre era de Manzanillo, una ciudad donde se baila el son.

El Beri es mestizo de sangre indígena, africana y quizás un toque de español, que con su gorrita de Chivas Regal, se pasea por las calles habaneras donde desgrana sus interpretaciones típicas cubanas. También gusta de cantar temas mexicanos porque lo azteca tiene mucha aceptación en las zonas campesinas de Cuba, como si un cordón umbilical uniera a ambas culturas, después que muchos mexicanos vinieran a Cuba durante la colonia atravesando el Golfo de México.

Beritán cuenta que en 1958 perdió a su papá en la guerra de la Sierra maestra: “eso me afectó mucho en mi niñez, cuando contaba con sólo cuatro años. Son cosas que en esa edad no se pueden entender. Siempre he sido una persona nostálgica por lo perdido, por lo que no pudo ser, son las cosas de la vida”.

Después con el cambio social, Beritán se marchó a La Habana en 1962, buscando un giro en su vida, pero en la capital tuvieron que pedir ayuda porque la situación era incierta. Acontecían los días de la “Crisis de Octubre” y era una etapa de amenazas de invasiones, tiempos muy difíciles para los que vivieron aquellos días de dificultades. “Te imaginas, yo solamente contaba con ocho años. Era una etapa dudosa, intrascendente y complicada, pa’ que contarte”.

Más tarde, el Beri comenzó a tocar con una guitarra que le consiguió un pariente en La Habana. “Comencé a canturriar, a descifrar acordes simples. Con sólo dos acordes interpretaba una canción. Traía de mi zona oriental las tradiciones de la trova que todavía estaba palpitante en el espacio. En algunos recintos se escuchaban en La Habana trovadores, en barberías, en la periferia de la ciudad, donde se asientan los emigrantes de otras provincias”.

Con el paso del tiempo el cantor fue creciendo, escuchando aquí y allá, aprendiendo canciones. “Me nutría de todo lo que escuchaba, eran tiempos de cambios, se escuchaban canciones de los cuartetos vocales: Los Zafiros y Los Meme. También comenzaba a venir del extranjero (clandestino), a través de discos de marineros, canciones de la nueva ola pop de España y algo en inglés, que era mal mirado en Cuba”.

A pesar de las influencias nuevas, Beri seguía con sus tradiciones a cuesta e iba por diversos espacios a cantar lo que fuera y como fuera. Después llega, en la década de 1990, el llamado “Período Especial” donde para muchos fue ¡terror en el bosque!, como decía el título de una película muy conocida. La gente tuvo que “arañar” muy duro para comer y alimentar a los suyos. “Yo tuve que echarme una guitarra al hombro. La policía a veces me paraba. De esa manera la gente me daba algo, a veces un bocadito para ir tirando. La ‘brisa’ estaba fuerte, el ‘picheo estaba duro y pegado’, como dicen los deportistas. Pero la vida es lucha y a veces tomábamos el asunto deportivamente, musicalmente, y fuimos saliendo a flote. Dicen que Cuba es de corcho, así fui pasando mi vida y aquí usted me ve, soplando la latica, como decía una canción de los años 60”.

Así ha transcurrido la vida del Beritán desde su niñez, en una eterna lucha por la sobrevivencia diaria, pero cantando con su guitarra hasta que la cuerda dé, como él mismo asegura.

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