La música también entra por la cocina



Reza un viejo refrán que el amor entra por la cocina, pero en el caso que nos ocupa también la música encontró esa vía para llegar al corazón de Héctor Echevarría Sigaray, conocido en el mundo del arte como Kiko Mac Donald.

Este singular maestro no cesa de pregonar que el mejor aderezo para sus platos es la música, y sin ella nada de lo que hace tendría sentido, porque son imposibles de separar. “Mis dos grandes amores -afirma casi sin pensarlo- son la cocina y la música, ambas son el complemento esencial para mi espíritu, las dos me excitan, me llevan al éxtasis, y me hacen constantemente explorar nuevas experiencias, pero sin dejar de respetar la tradición”.

“Creo firmemente que la música puede transformar la vida de cualquier persona, no importa la edad, ni las vivencias que haya tenido, aunque confieso que la juventud es una fuente constante de inspiración (...) En mi caso –sonríe- cuando quiero inventar un nuevo plato, o una nueva presentación de recetas ya establecidas, casi siempre sale una nueva canción y viceversa”.

Fruto de esa única y sui géneris interacción han visto la luz dos discos realizados en estudios independientes de La Habana y que tienen por título Kiko sabe lo que hace y La Música me la comí, con canciones tradicionales, cuyos arreglos fusionan varios géneros de moda entre los jóvenes como el rap, el reguetón y la bachata.

En su haber profesional, Kiko tiene el aval de haber formado varios grupos musicales, cuyos integrantes luego decidieron continuar su carrera en solitario, y ahora junto a los hermanos Juan Miguel Rosseaux Marzo y Aimet Figueredo Marzo continuó la tradición con el trío que bautizaron como Kiko Mac Donald y sus Chamacos.

“Quiso la suerte –dice Aimet- que mi hermano y yo fuésemos contratados por el dueño del restaurante donde trabaja Kiko como chef, para que amenizáramos a la clientela los fines de semana. Él nos oyó y primero nos invitó a degustar uno de sus platos especiales, y luego nos dijo que él solía ser tan buen músico como cocinero, e inmediatamente nos propuso formar el grupo”.

“Yo dudé un poco al principio, –agrega Juan Miguel- pero cuando conocimos su música, sus canciones y montamos el primero de los temas, la confianza me vino al cuerpo y hasta el momento no nos podemos quejar. Nos hemos presentado en varias casas de la cultura y en otras paladares, y la gente se interesa por saber dónde y cuándo actuamos para tener la posibilidad de escucharnos otra vez”.

La conversación no podía terminar sin averiguar por qué el raro seudónimo artístico de Héctor, y ajustándose el delantal contestó: “desde chiquito me dicen Kiko porque todo lo que probaba decía que estaba ‘kiko’ (por rico, sabroso) y lo de Mac Donald porque la gente dice que hago las mejores hamburguesas de La Habana. Ah, y si te decides a publicar la receta, recuerda que en los ingredientes no debe faltar mucha música, ese es el principal secreto de la cocina”.

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