Química y música, más o menos



Los senderos de la ciencia pueden resultar agobiantes para quienes cotidianamente no se ocupan de descifrarlos. Pero ¿qué sería de la Humanidad sin sus científicos?

Muchos se conforman con imaginar a estas personas como individuos serios, casi enajenados. Pero siempre existen excepciones. Einstein, por ejemplo, es una de las figuras más transgresoras en este sentido. En 1915 presentó su “Teoría general de la relatividad” y desde entonces quedaría reformulado el concepto de gravedad, pero al mismo tiempo utilizaba su inteligencia para sonreír o hacer sonreír a otros, un poco de picardía aliviaba tantas horas de cálculo. Quizás por eso llegó a decir que “la imaginación es más importante que el conocimiento”, en una de sus geniales conclusiones.

Más allá de algoritmos, ecuaciones y espacios microscópicos, la ciencia puede sorprendernos: en la Alemania de Einstein o en Cuba, en la ciudad de Pinar del Río, en el Laboratorio de Bioinorgánica de la Universidad de La Habana, o en los pasillos de la Facultad de Química.

Desde hace unos meses, 4 jóvenes formaron el grupo “+- 1/2”. El Festival de Cultura de su facultad fue el principal pretexto para este acontecimiento. Entonces, Rayko y Alejandro pensaron en un número cuántico como nombre para el grupo: el espín, pero como el espín no tiene un análogo clásico, es imposible compararlo con algún referente del espacio que se conoce habitualmente por el ojo humano. Baste entonces, para los que no entienden mucho sobre el tema, conformarse con saber cuál fue una de las motivaciones para el nombre del grupo. Ya lo dijo Einstein, “la imaginación es más importante que el conocimiento”, y por eso “+- 1/2” es otra invitación para desde el conocimiento, entender los senderos de la ciencia o de la música.

Rayko Amaro y Alejandro Rodríguez comenzarán este septiembre, su 4to año como estudiantes de la carrera de Química Pura, pero para ellos el rock and roll (o el metal, como ellos lo llaman), es su delirio. A pesar de esto, durante el debut del grupo tocaron “Jardín con enanitos”, de Melendi; “Sweet child of mine”, de Guns and Roses; y una versión en power metal de “Grenade”, de Bruno Mars, porque entienden que cuando se presentan en público, deben complacer, más que sus propios gustos, las preferencias de quienes los escuchan.

Actualmente no saben qué rumbo tomará la agrupación. Sus estudios les ocupan demasiado tiempo y “+- 1/2” no constituye una obligación, sino una diversión, por esto cualquier día se reúnen y tocan alguna melodía conocida o alguna canción compuesta por Rayko, mientras esperan el próximo Festival de Cultura.

Según cuenta, son dos amantes de la música, dos jóvenes que se conocieron en el Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas (IPVCE), de Pinar del Río, su ciudad natal. Allí, gracias a las enseñanzas de Idia (una consagrada profesora de música que se enorgullece de haber iniciado en el mundo artístico a figuras como Raúl Paz), subieron al escenario una y otra vez para sorprender a sus compañeros y profesores. Desde entonces, Rayko sueña con tener su propio disco, pero hoy debe conformarse con sus guitarras (eléctrica y acústica), sus backgrounds, las versiones que hace de algunas canciones conocidas, las canciones que ha escrito y algunas grabaciones que realiza gracias a su laptop.

Y así va “+- 1/2”, porque son los empeños propios de quienes superan los conocimientos con la imaginación, cuando la música y la química, más o menos, se alternan como ejes de vida y de creación.

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