El beat box de Omar Crazy Man: ritmos, carisma y memorias



Casi toda Cuba conoce a Omar Crazy Man, el Santiaguero, uno de los amantes del hip hop cubano más activos en estos tiempos y uno de los pocos defensores del beat box que quedan aún en esta isla.

Omar Planas Ulloa, su verdadero nombre, comenzó intuitivamente a hacer ritmo con la boca desde que tenía 17 años y era el director del grupo Crazy Man, siendo el único que hizo beat box en la historia del hip hop cubano. La estampa y fortaleza de Omar dicen mucho de quien en cuanto abre la boca, atrapa y seduce. Él no practica, no se entrena, "eso fue algo que nació intuitivamente", pero lo que comenzó siendo un hobby en sus inicios, un don de Dios, se convirtió en un talento que todavía posee.

Cuando puso su talento al servicio del público, como él mismo dice, o sea cuando estaba activo, creaba nuevos sonidos, pero ahora sólo los mantiene latentes. Para él los mejores tiempos de su vida como artista están en Crazy Man, surgido en el 98 y uno de los grupos más buscados que tuvo el rap en Santiago de Cuba. Se presentaban en el Ateneo Cultural, sede fundacional del movimiento, que a cada rato cerraba sus puertas por la cantidad de gente que llenaba esa antigua casona de la calle Santo Tomás. “Era la única etapa en la que estuvo activo en todo el país, cuando existía Crazy Man, era impresionante. Quizás lo haces ahora y no impresiona tanto, pero en aquel momento de auge del fenómeno, sí lo era. La gente bailaba con nosotros, ¡bailaba!, se contaminaban. Yo pasaba por las calles y los jóvenes hacían beat box para que yo los mirara y les dijera algo”.

Crazy Man, (que estaba integrado por Aristey Gibert Tejeda, Rubén Cuesta Palomo, hoy Candyman, Donato uno de los mejores MC de todos los tiempos, y por Alain, otro buen cantante melódico), sólo tuvo un disco grabado en el estudio de José Aquiles, el reconocido trovador santiaguero. Entre los 8 temas del CD, "que estaba muy verde", Omar recuerda “Problemas en la calle”, “Dime que vuelta”, “Yuliet”, y “Todo el que no trabaja”.

“Verdaderamente éramos unos locos en aquella época, no ensayábamos, la mayoría de las cosas eran improvisadas, éramos serios pero a la misma vez no estábamos tan fundamentados, los ensayos eran las descargas que hacíamos en la calle. No decíamos vamos a escribir esto, pero era un hobby, una fiesta lo que nosotros teníamos”.

Posteriormente los intereses individuales se unieron al ego de cada una de las estrellas, algunos cogieron su camino, pero quedaron Aristey y Omar junto a Sergio Valiente, que ahora lo conocen como El Ink. Después entraron dos MC más: Pellón (Pedro Luis Peillón Ramírez), y Coco (Norberto Ayarde), que más tarde decidieron formar Sentimiento Rapero. En el 2001 ya no había hombres locos que hicieran beat box. “Después comencé a presentar las peñas en el Ateneo y más tarde en el Cabildo de la calle Enramadas. Entonces hacia beat box como parte de la animación. Ahora lo hago cada vez menos. Yo pienso que no va a desaparecer, forma parte de mi vida, mis amigos saben que cuando me emociono hago ritmo con mi voz, los instrumentos están en mí, forma parte de mí, si no lo hago, dejo de hablar”.

Omar siente mucha nostalgia de esos tiempos pasados, cuando ellos señoreaban en la escena underground de esta ciudad y eran totalmente aclamados. Todavía sueña. "A mí como persona me hubiera gustado hacer un trabajo local con todos los talentos que te he mencionado y si no con ellos, con los mejores. Un trabajo como el que hicimos, serio, que prometía. Es una lástima que nadie lo llegó a escuchar, tenía futuro, no tuvimos fe. Ahora sería mejor, hay más recursos, más conocimientos, el sentimiento hacia la música no ha muerto, al contrario, es más fuerte”.

“Si me invitan seguro que hago beat box, si lo hacen siempre daré mi mano, mi voz, pero me gustaría que coja fuerza. Si el hip hop muere como cultura, muere todo lo demás, el espíritu, el alma de hiphoper. Y eso es lo que está sucediendo aquí en el país, lentamente están matando el hip hop. Si ahora mismo me invitan, me tengo que meter bien adentro para que ese ritmo fluya, pero sale…. Me quedan tantas cosas, tantos sentimientos, tantas cosas guardadas…”.

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