Nosotros también queremos trascender



Hace pocos meses que Abel Geroné tiene su propio grupo. Él es un músico que viene de otras agrupaciones, pero el deseo de tener un proyecto fuera del resultado de sus inspiraciones, lo llevó a separarse y comenzar su anhelo.

El Museo de Bellas Artes le ha servido de testigo en su carrera como solitario. Dos fechas en ese lugar de La Habana, hacen que Abel sonría con la picardía de quien logra un objetivo deseado. “Retomo y renuevo la canción porque es un género que no pasa de moda”, comenta.

“El 10 de enero del 2013 fue cuando comencé mi carrera en solitario. Ese día hice un concierto en el Museo de Bellas Artes. Surgió así Abel Geroné y su Grupo. Aquel concierto fue con unos amigos, fue algo muy a lo loco. Yo no podía hacer promoción porque no pertenecía a ninguna empresa, lo hice con tres ensayos, pero quedó y me probé a mí mismo que sí podía ser”.

Abel comenzó a estudiar en el nivel elemental y luego continuó sus estudios en la escuela de música Guillermo Tomás, de Guanabacoa. “Lo que yo quería era cantar, el cambio de la voz en la adolescencia me golpeó mucho y asumí la guitarra bajo. Me gradué de ese instrumento en el nivel medio y en el 2008 comencé a hacer mi servicio social en la Benny Moré con el grupo Cuba Salsa. Después trabajé un tiempo con Waldo Mendoza y gracias a él encontré mi camino. Es decir, lo que quería hacer yo como músico”.

Según nos cuenta, quiere trascender en el mundo de la música, desea ser escuchado por la mayor cantidad de personas posibles. “Yo todo lo que he hecho lo he soñado, siempre soñé ser cantante. Empecé a escribir canciones y me di cuenta que podía lograr mucho más. Mi música pudiera trascender porque me nutro de músicos como Sabina y si él triunfó, creo que yo también puedo hacerlo”.

Su grupo está integrado por cuatro músicos donde él toca el bajo y canta, y además tiene un guitarrista, un piano y una batería. Seguimos conversando y le pregunto cómo asume su actitud en el escenario. “El escenario es complejo por la interrelación con el público, pues mientras cantas, la gente te escucha, pero tú no eres un disco. En el primer concierto sucedió que cinco minutos antes me dijeron que debía hablar, pero ni siquiera supe qué iba a decir porque nunca había incorporado un dialogo introductorio”.

Reconoce que su mayor virtud es la paciencia y comenta que su música es medular, pues trasmite sensaciones. “Siempre intento que el público se sienta identificado con mis letras. La música trasmite emociones y cuando el músico siente que su espectador lo entiende, entonces más que músico, es un artista”.

Pero, ¿qué sentido tiene la palabra éxito para este joven? “El éxito me puede durar seis semanas, pero después puede que ya nadie se acuerde de mí. Trato de hacer canciones que tengan un sentido y una poética que llegue a todos, porque uno puede usar muchas metáforas y que sólo las entienda una élite, lo cual no es para nada mi intención”.

Abel ya hizo un disco llamado Una parte de mí, que tiene influencias del pop, algo de reggae y discoteca, demostrando que su música también abarca todos los géneros. Este disco lo integran diez canciones compuestas por el mismo.

En estos tiempos, los artistas apuestan mucho por el vídeo clip y para él esta regla no resulta una excepción. “Sería fantástico tener uno, pero no podemos autofinanciarnos, el vídeo ahora mismo es una utopía porque es muy difícil insertarte en el mercado sin alguien empujando detrás”.

A estas alturas tiene algunas propuestas para el próximo disco. Canciones con nombre de mujer será el título de su próxima producción musical, dedicada a musas que han influido en su vida. “Tenemos muchos deseos de trabajar, sabemos que el camino es difícil, pero estamos dispuesto a enfrentarlo. Nosotros también queremos trascender”.

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