Parasomnia: un buen anfitrión
22 de septiembre de 2014
En la tarde noche del domingo 17 de agosto, un joven de pelo largo con llamativos tatuajes atravesó una buena parte de la ciudad de Santiago de Cuba con una carretilla cargada de instrumentos musicales. Comenzó allá en la calle Gallo, bien cerca de la Alameda, y terminó caminando 3 kilómetros.
Para muchas personas ese no fue un asombroso peregrinar ni una promesa por pagar, pues ya habían visto antes al muchacho, sabían que era un rockero y no era la primera vez que cogía todas esas avenidas y lomas santiagueras para llevar los instrumentos de su banda. Pero ahora la ocasión era diferente, pues Luis Daniel Batista Machin no se quedó en la Pista Pacho Alonso del Teatro Heredia, donde habitualmente tienen su peña Santiago Rock City, una vez al mes, sino que siguió por la Avenida de Las Américas con su carga preciada y sólo se detuvo más allá de la Universidad, en el antiguo Anfiteatro Mariana Grajales que ahora insisten en llamarlo Anfiteatro Para Bailar.
En la carretilla de madera llevaba parte de los pedales del bombo, la caja, el bombo de la batería más dos platillos, y las referencias de audio para apoyar el primer episodio santiaguero del Octavo Festival Internacional de Rock, el conocido Brutal Fest, donde la banda Parasomnia iba a ser el único representante de Santiago de Cuba.
No se imaginaba Daniel, coordinador del evento, ni el resto de los integrantes de Parasomnia, que todo iba a terminar en la madrugada del lunes, ni que se iba alargar el concierto pasadas las dos de la mañana. Por consiguiente y naturalmente, a esa hora sería su retorno con los mismos equipos y medios de transporte, además del agotamiento que lo acompañaría por el trajín del día. Aunque él mismo nos comentó que: “por la causa, todo”.
Lo pudimos contactar mientras hacía una agitada prueba de sonido, ya bien tarde, cerca de las nueve de la noche, y los metaleros de la banda ecualizaban sus instrumentos. En medio de este ajetreo, accedió a conversar con nosotros.
“Santiago de Cuba carecía de un evento como este, siendo una ciudad cabecera. Ya se habían hecho algunos pequeños conciertos de rock como el Rock Evolution que se hace en el municipio de Contramaestre, donde hay una excelente tradición metalera. Hace ya unos seis años que se venía haciendo el Brutal Fest por toda la Isla, pero no había llegado a Santiago”.
“De momento están muy contentos con el anfiteatro Mariana Grajales, no es que lo diga yo, sino que lo dicen las mismas agrupaciones extranjeras, creo que es la única plaza con esta tecnología tan moderna, es bastante amplia, para miles de personas, es un lugar apartado para que la música no irrumpa en la tranquilidad de la comunidad, tiene una pantalla LED grandísima… Los pronósticos son hacerlo de nuevo el próximo año, dos veces, en invierno y en verano”.
Ya había llegado parte del público fiel al metal, los seguidores de Parasomnia iban buscando su línea musical oscura con sus textos en español. Y esperaban conocer a las bandas europeas del Festival: los suizos de Insanity, los franceses de Dead Cowboys, junto a los finlandeses de Carnal Demise y los italianos de Neid.
Si algo tiene este lugar, el Anfiteatro, es que no sólo reúne a la gente que va a disfrutar de la propuesta del día, sino que también atrae a todos aquellos curiosos que quieren conocer qué es eso que se está escuchando allí. Su estructura da para eso y más: unas graderías de cemento semicirculares como imitando una sesión de un coliseo que rodea un escenario con una pista elevada para bailar donde se escuchó el gotthen, thrash, heavy y death metal. Eran casi las 3 de la mañana y todavía se bailaba a lo hardcore, con mucho trags y pogo. Pero eso mejor se lo contamos en otro momento aquí en PMU.
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22 de septiembre de 2014
En la tarde noche del domingo 17 de agosto, un joven de pelo largo con llamativos tatuajes atravesó una buena parte de la ciudad de Santiago de Cuba con una carretilla cargada de instrumentos musicales. Comenzó allá en la calle Gallo, bien cerca de la Alameda, y terminó caminando 3 kilómetros.
Para muchas personas ese no fue un asombroso peregrinar ni una promesa por pagar, pues ya habían visto antes al muchacho, sabían que era un rockero y no era la primera vez que cogía todas esas avenidas y lomas santiagueras para llevar los instrumentos de su banda. Pero ahora la ocasión era diferente, pues Luis Daniel Batista Machin no se quedó en la Pista Pacho Alonso del Teatro Heredia, donde habitualmente tienen su peña Santiago Rock City, una vez al mes, sino que siguió por la Avenida de Las Américas con su carga preciada y sólo se detuvo más allá de la Universidad, en el antiguo Anfiteatro Mariana Grajales que ahora insisten en llamarlo Anfiteatro Para Bailar.
En la carretilla de madera llevaba parte de los pedales del bombo, la caja, el bombo de la batería más dos platillos, y las referencias de audio para apoyar el primer episodio santiaguero del Octavo Festival Internacional de Rock, el conocido Brutal Fest, donde la banda Parasomnia iba a ser el único representante de Santiago de Cuba.
No se imaginaba Daniel, coordinador del evento, ni el resto de los integrantes de Parasomnia, que todo iba a terminar en la madrugada del lunes, ni que se iba alargar el concierto pasadas las dos de la mañana. Por consiguiente y naturalmente, a esa hora sería su retorno con los mismos equipos y medios de transporte, además del agotamiento que lo acompañaría por el trajín del día. Aunque él mismo nos comentó que: “por la causa, todo”.
Lo pudimos contactar mientras hacía una agitada prueba de sonido, ya bien tarde, cerca de las nueve de la noche, y los metaleros de la banda ecualizaban sus instrumentos. En medio de este ajetreo, accedió a conversar con nosotros.
“Santiago de Cuba carecía de un evento como este, siendo una ciudad cabecera. Ya se habían hecho algunos pequeños conciertos de rock como el Rock Evolution que se hace en el municipio de Contramaestre, donde hay una excelente tradición metalera. Hace ya unos seis años que se venía haciendo el Brutal Fest por toda la Isla, pero no había llegado a Santiago”.
“De momento están muy contentos con el anfiteatro Mariana Grajales, no es que lo diga yo, sino que lo dicen las mismas agrupaciones extranjeras, creo que es la única plaza con esta tecnología tan moderna, es bastante amplia, para miles de personas, es un lugar apartado para que la música no irrumpa en la tranquilidad de la comunidad, tiene una pantalla LED grandísima… Los pronósticos son hacerlo de nuevo el próximo año, dos veces, en invierno y en verano”.
Ya había llegado parte del público fiel al metal, los seguidores de Parasomnia iban buscando su línea musical oscura con sus textos en español. Y esperaban conocer a las bandas europeas del Festival: los suizos de Insanity, los franceses de Dead Cowboys, junto a los finlandeses de Carnal Demise y los italianos de Neid.
Si algo tiene este lugar, el Anfiteatro, es que no sólo reúne a la gente que va a disfrutar de la propuesta del día, sino que también atrae a todos aquellos curiosos que quieren conocer qué es eso que se está escuchando allí. Su estructura da para eso y más: unas graderías de cemento semicirculares como imitando una sesión de un coliseo que rodea un escenario con una pista elevada para bailar donde se escuchó el gotthen, thrash, heavy y death metal. Eran casi las 3 de la mañana y todavía se bailaba a lo hardcore, con mucho trags y pogo. Pero eso mejor se lo contamos en otro momento aquí en PMU.
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